La escena que dejó el congreso del PP de Madrid este sábado habría sido imposible con Pablo Casado al frente del partido. La relación entre la anterior cúpula e Isabel Díaz Ayuso era irreconciliable y, en ningún caso, le habrían cedido la autonomía total a la presidenta madrileña como decidió hacer Alberto Núñez Feijóo. “No le ha dado un solo nombre para el nuevo comité ejecutivo. Solo le ha pedido que elija a ganadores. Ni un nombre”, aseguran en el entorno más próximo a Ayuso sin esconder su sorpresa. 

Las sonrisas al terminar el cónclave y la nula tensión en los gestos y en los discursos, a pesar de las diferencias notables que existen entre los dos dirigentes, acreditan el reparto de papeles que se ha ido produciendo con los días, casi de manera espontánea, y que también asumen los barones de la formación.

“Claro que son distintos. Y habrá cosas en las que no coincidan e incluso que estén en desacuerdo. Pero a los dos les viene bien lo que hace el otro y Feijóo ha entendido que Ayuso es su principal activo electoral y que juntos pueden conseguir lo que no harán separados”, explica un presidente autonómico. No es el único. Otros dos líderes regionales aseguran que Ayuso será capaz de atraer a un electorado que el dirigente gallego no convence por sí solo. “Cada uno se dirige a una parte del electorado. Y para llegar a Moncloa se necesitan los dos. Feijóo traerá al suyo e Isabel a la otra parte. Sin ella no ganaremos nunca España”, coincide otro cargo de peso de la nueva dirección.

Todo el partido está convencido de que el “tándem ganador” es el que se vio este domingo en el escenario del congreso de Madrid. Como publicó este diario, la libertad de acción que ha garantizado Feijóo a Ayuso es lo que ha desactivado su perfil nacional y la competición interna constante que la madrileña tenía con Casado, al que no mencionó una sola vez en el cónclave. Tampoco lo hizo el expresidente de la Xunta. 

“Claro que habla de política nacional y de España. Ella es así, siempre lo ha hecho y presidir la Comunidad de Madrid implica necesariamente hablar de competencias nacionales”, reconocen en Sol. A renglón seguido reconocen que la situación es absolutamente distinta a la vivida con la anterior dirección y que la madrileña trabaja y trabajará para llevar a Feijóo a la presidencia del Gobierno. “En ningún caso busca taparle ni ocupar su espacio. Eso ya no ocurre”, zanjan.

“No te vamos a fallar y que me diga Dios qué hay que hacer en esta vida para darlo todo para que pronto llegues al Gobierno de España, que lo haremos”, dijo la propia Ayuso al final de su discurso. Justo antes le aseguraba que Madrid sería “su retaguardia”. “Cuando sea tu momento tendrás a este equipo de tabernarios, a estos españoles con ganas a tu entera disposición. Somos tu equipo electoral”, zanjó la dirigente madrileña. 

Feijóo, en su discurso previo (le cedió la clausura a Ayuso a diferencia de Casado, que en más de una ocasión revolvió a los territorios por el orden de intervención en campañas electorales) no escatimó en halagos a la presidenta regional y le volvió a asegurar que a partir de este día “Isabel y su equipo son más libres. Libres para conseguir que el PP de Madrid sea más libre y que Madrid sea más libre”.

A pesar de que “puso deberes” al PP de Madrid pidiendo “candidaturas sólidas” para los 179 municipios de la Comunidad mirando a 2023 y asegurando que “se ha puesto la primera piedra” para alcanzar la mayoría absoluta (Ayuso se quedó a 4 diputados el 4-M), Feijóo quiso centrar una petición expresa para todo el partido (pero, evidentemente, mirando a Madrid muy especialmente) para dejar a un lado “los debates estériles”, las “cortinas de humo” y “la letra pequeña” de las polémicas en las que cada semana se ve envuelto el Gobierno. 

Como ya publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece a este mismo grupo, Prensa Ibérica, Feijóo nombró un núcleo duro propio para Génova sin presencia ‘ayusista’ (con la excepción del expresidente de la Comunidad de Madrid, Pedro Rollán, que no se consideró una cuota de Ayuso en ningún caso) con la idea de compensar a la madrileña entregándole el poder absoluto del PP en la región. Así ha sido.

Ese pacto encubierto, igual que el reparto de papeles, se produce de forma natural y sin hablarlo explícitamente. Pero conduce un mismo objetivo: cerrar todas las heridas de los meses pasados, enterrar definitivamente la época de Casado y unir fuerzas de las dos almas del PP que pueden terminar llevando a Feijóo a la Moncloa.