Nada ha pasado desde el jueves, solo el paso del tiempo. Y el jueves, en Madrid, el 'president' Pere Aragonès lanzó una advertencia al Gobierno en forma de ultimátum al señalar que era "inviable cualquier forma de colaboración entre gobiernos y entre partidos" si Pedro Sánchez no actuaba con contundencia con respecto al 'catalangate'. Nada ha pasado, ni tan solo se ha escuchado la voz de Pedro Sánchez sobre el tema, excepto el paso del tiempo a pesar de que el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se entrevistara en Barcelona con su homóloga de la Generalitat, Laura Vilagrà. ERC sigue en las misas, 96 horas después. Y 96 horas menos hasta la votación del decreto de ayudas económicas por las secuelas de la guerra de Ucrania.

Y si algo ha cambiado es que, el jueves, los republicanos aun hacían mayor hincapié en las "explicaciones" que en la "asunción de responsabilidades". Y este lunes, la portavoz y secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta ha mencionado ya las dimisiones.

Se revuelven los republicanos cuando se les pregunta sobre el sentido del voto de esta semana en el Congreso, no por la improcedencia o no de la pregunta, si no porque consideran que vuelve a triunfar el marco mental del Gobierno. "No preguntéis qué haremos, si no que qué hará Pedro Sánchez. En su respuesta hallaréis la nuestra". No es una frase textual de nadie, pero es el aire que se respira en la sede de ERC, en la calle de Calàbria.

En tanto, y como aun faltan largos días por discurrir, los republicanos aceptan abiertamente que el 'no' al decreto es una opción, una posibilidad. Y también que, dado que este decreto tiene como origen las propias peticiones de Pere Aragonès (puso como condición para asistir a la Conferencia de Presidentes de marzo que se abordará la cuestión) se sienten un poco padres de estas medidas que pretenden diluir los efectos de la sobre inflación sobre los ciudadanos. El azar no ha dado a ERC un decreto fácil de tumbar, por las enormes consecuencias que tendría.

Pero, con todo, el asunto del espionaje es considerado una enorme línea roja que no se arregla con "medidas cosméticas", dijo Vilalta. Es más, ya la simple cirugía de guerra, en forma de cabeza cortada tampoco pondría fin al serial. Esquerra se formula demasiadas preguntas, la mayoría, incluso, más propias del bienestar emocional individual que políticas. "¿Quién espía?, ¿Dónde está la información que se ha recabado?, ¿Siguen espiando?, ¿Qué uso se hará de la información personal personal que ya obra en manos de quien espiaba?. Las explicaciones y responsabilidades, por tanto, han mutado a "dimisiones y explicaciones". Eso, y el pasar del tiempo.