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El tablero catalán

La 'realpolitik' altera los bloques en Cataluña

ERC expande en el Govern la conversión al principio de realidad que adoptó con la fallida investidura de Puigdemont | Junts cuenta con facciones tanto en el pragmatismo como en el idealismo y la CUP se atrinchera en la pureza independentista

Pere Aragonès, en el Parlamento de Cataluña. EFE

Pragmatismo o idealismo. Ambas formas de gestionar viven en un eterno relevo temporal, una de otra. En Estados Unidos, los presidentes se adscriben a uno u otro bando, sin que por ello quepa deducir que una es mejor que la otra. Ronald Reagan era un idealista, en su lucha contra “el demonio rojo” del comunismo; Richard Nixon era un pragmático que no dudó en tender puentes con la China comunista para hacer la ‘pinza’ a la URSS. Ambos eran del partido republicano.

En Euskadi, se bautizó como péndulo patriótico el cambiante posicionamiento del PNVque oscila del soberanismo más irredento (el de Juan José Ibarretxe y Xabier Arzalluz) al más 'realista' (el actual de Iñigo Urkullu). Este pragmatismo en política se conoce con el sonoro y expresivo término en alemán, 'realpolitik', por ser su gran difusor el canciller alemán Otto von Bismarck. 

Cataluña vivió un lustro asentada en el más puro idealismo, el 'tenim pressa', tras el pragmatismo del 'peix al cove' de Jordi Pujol y su más maquivélico 'fer la puta i la Ramoneta', los tripartitos y Artur MasY tras el 1-O, el péndulo volvió a oscilar.

La ‘realpolitik’ se ancla en el principio de realidad al que se abonó ERC en enero de 2018 cuando bandeó una inútil investidura de Carles Puigdemont que no hubiera sido ejecutable. El Govern respira ‘realpolitik’ desde la llegada de los republicanos a la presidencia de la Generalitat, también merced a la ayuda de los ‘consellers’ de Junts, mucho más en la línea histórica de gestión de CDC que el resto del partido. No es que no existiera antes -la mesa de diálogo con el Estado es pura ‘realpolitik’-, pero fue promovida por Esquerra, no por el Govern.

El catalán

Ahora la gestión pública emana ese pragmatismo. Verbigracia, esta semana, el 'president' Pere Aragonès dijo que “el catalán no puede ser lengua parte, no puede ser la lengua de los independentistas, porque la lengua es de todos y no todos lo son [de independentistas]”. Es algo que defendía no solo el PSC, sino, yendo más atrás, el catalanismo (‘el català es cosa de tots’).

Y es que la CUP ha pasado de pactar la investidura de Aragonès a dar su mandato por “agotado”. "Estamos en pie de guerra”, clamó un diputado de la CUP que enmienda prácticamente la totalidad de la hoja de servicios de ERC. Tras el portazo a las cuentas, la relación solo ha avanzado hasta la ruptura de las alianzas. La entrada de los ‘comuns’ en la ecuación dejó a los anticapitalistas de vuelta al córner y han terminado en el banquillo porque ERC y Junts ya no cuentan con ellos, como evidenció el pacto para modificar la ley de política lingüística para acomodar la sentencia del TSJC sin fijar porcentajes. Horas antes del acuerdo a cuatro, la CUP anunció su proposición de ley en solitario, estableciendo el catalán como “única” lengua vehicular. Al recabar apoyos entre el independentismo, les avisaron de que su plan era “ilegal e inviable”, algo que enervó a la CUP. 

La 'idealista' propuesta de la CUP topó con el 'pragmático' muro de Esquerra y (parte de) Junts

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Los Juegos de Invierno

La presidencia republicana abrió la carpeta de los Juegos Olímpicos desde la desgana y con el objetivo de evitar toda ‘españolización’. El hilo verde de ERC que le lleva a vetar una ampliación del aeropuerto (toda 'realpolitik' topa con algún muro ideológico) debería conducir a una oposición a los JJOO. Al final del día, sin embargo, el alumno aventajado ha sido Aragonès, que ha suscrito y respeta (a diferencia de la presidencia de Aragón) un acuerdo con el COE y el Gobierno. Todo estaba preparado para que la 'consabida insolidaridad catalana' diera al traste con las aspiraciones del territorio y no tanto para que fuera Javier Lambán y su idealismo, en este caso, en defensa de la igualdad entre comunidades.

Aragonès ha mostrado su lado más pragmático en el debate sobre los JJOO; Lambán, la más idealista

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La batalla de la CUP contra el Govern se centra ahora en derribar al 'conseller’'d'Educació, Josep Gonzàlez Cambray, ya que la CUP se ha hecho con buena parte de los sindicatos educativos, llenando el hueco que ha dejado ERC al dirigir la Conselleria. Llegaron a someter a votación del hemiciclo el cese de Cambray, una acción que no prosperó gracias a la abstención del PSC, mientras que los 'comuns' salvaron a Cambray de su reprobación sumándose a la abstención socialista.

En este campo, ERC incluso ha dejado a Bismarck de lado para acogerse a Nicolás Maquiavelo. Uno de los puntos de fricción con los sindicatos fue que el Govern no comunicó previamente el adelanto del calendario escolar. Y es que los republicanos tan claro tienen que es una medida que aplaude casi todo el mundo que aplicaron la máxima maquiaveliana de ‘hacer el mal para hacer el bien’, que tanto aproxima el pragmatismo al cinismo, en algunos casos. Y se podría retornar a Nixon.

La 'idealista' propuesta de la CUP topó con el 'pragmático' muro de Esquerra y (parte de) Junts

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Los tres partidos independentistas dibujan a la perfección la evolución sufrida. De estar los tres alineados en el idealismo purista del ‘tenim pressa’ a tener un partido, ERC, traspasado en bloque a la ‘realpolitik’, otro que cuenta con facciones en ambos lados del péndulo (Junts) y un tercero que se mantiene en el idealismo y, por ende, choca como nunca con ERC, y como tal, con la presidencia de la Generalitat.

La CUP ve al Govern proclive a pactar con el PSC o los ‘comuns’, más que con el independentismo ‘duro’. Catalunya está cambiando de bloques. El pragmático contra el idealista. Una cuestión de formas de afrontar la realidad y su influencia sobre los deseos políticos.

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