eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Partido Popular

Tres plazas, ¿una persona?

¿Cuál es la mejor opción para elegir al sucesor? Todas tienen sus ventajas e inconvenientes

Manuel Baltar, Elena Candia y Alfonso Rueda, en una imagen de archivo.

El 15 de enero de 2006, Alberto Núñez Feijóo tomaba el poder en el PPdeG con el apoyo del 96% de los 2.400 compromisarios que asistían al Congreso de la sucesión de Manuel Fraga. Entonces, el político de Vilalba ensalzaba la elección del joven de Os Peares, que en tres años llevaría de vuelta a los populares a la nave de San Caetano: “La gente votando libremente sabe escoger al mejor”. Este fin de semana, Feijóo asume el reto mayúsculo de reconstruir el PP nacional, tras la dramática salida de Pablo Casado de Génova, a raíz de su enfrentamiento fratricida con Isabel Ayuso. Y lo hace tras haber dado el paso que no dio en 2018, primero impulsado por todos los barones autonómicos, y luego con el respaldo de la militancia. Y además en dos rondas: 55.580 afiliados avalaron su candidatura y 36. 781 militantes le votaron después en urna, siendo ya el único aspirante a la presidencia nacional del PP, y en consecuencia el único ganador posible.

Visto esto, cabría pensar que el nuevo presidente del PPdeG, una vez que Feijóo dimite por ser su puesto incompatible con la presidencia nacional, será elegido por la militancia, pero ayer, a preguntas de los periodistas, el todavía presidente de la Xunta no lo aclaró. Explicó que los estatutos de la formación conservadora fijan varias opciones y la dirección del partido elegirá la mejor. ¿Y cuál es la mejor? Todas tienen sus ventajas e inconvenientes. La decisión es endiablada, pues no hay solución redonda.

Feijóo también renuncia a la presidencia de la Xunta y la presidencia del PPdeG lleva incorporado el puesto de cabeza de cartel para las elecciones autonómicas de 2024. En el aire, ahora mismo están tres plazas, tres plazas que hasta ahora ocupaba la misma persona. Ocurrió con Fraga y sucedió con Feijóo. El ya expresidente del PPdeG ha fijado que a partir de la semana que viene arranca su relevo en la Xunta, y fuentes populares no descartan que el proceso se cierre en mayo. Las mismas fuentes sostienen que no habrá tiempo para celebrar antes un congreso que elija presidente del PP gallego, de ahí que primero habrá presidente del Ejecutivo autonómico. La elección es de ámbito limitado: uno de los 42 diputados del PPdeG en la Cámara gallega, y de ellos los candidatos con más opciones son Alfonso Rueda, Pedro Puy y Diego Calvo. Todas las fuentes consultadas apuntan que de los tres, el mejor posicionado es el vicepresidente primero, precisamente por haber sido señalado por Feijóo como su número dos en la Xunta.

Esta decisión determinará la que vendrá después: la elección del nuevo líder del PPdeG. Aunque Feijóo asegura que no le gustan los dedazos y que “la política no es señalar por decreto”, todos en el partido sostienen que “se hará lo que decida el jefe”.

Como en el PPdeG, el presidente de la Xunta también ha sido el jefe de filas de la organización, cabría pensar que entonces el nuevo titular del Gobierno gallego tomará las riendas del PP en la comunidad, pero tiene que haber una votación, bien en un congreso extraordinario o en un comité ejecutivo. Manuel Baltar, presidente del PP de Ourense, ya ha pedido que sea un congreso, y no es el único que lanza esta demanda. Y añaden: Un congreso “limpio” como el de 2006 donde la dirección se muestre neutral. Pero, si antes se elige presidente de la Xunta, ¿en cierto modo no hay ya un dedazo? la primera decisión marca la segunda, ¿no?

El PPdeG debe elegir si opta por celebrar un congreso extraordinario o que sea el Comité Ejecutivo quien elija de entre sus miembros

decoration

El partido puede demorar sine die la elección del nuevo presidente. Miguel Tellado asume desde hoy las funciones del cargo, tras la dimisión de Feijóo. Y los estatutos no marcan un límite de tiempo. En todo caso, no es cuestión de retrasar mucha la elección del nuevo presidente del partido, pues suscitaría suspicacias y proporcionaría munición a la oposición. ¿Acaso el que vale para ser presidente de la Xunta no vale para el PPdeG y sobre todo para ser cabeza de cartel en 2024? También debilitaría al seleccionado. ¿Por qué no lo nombran también presidente del PP gallego: no termina de convencer, no suscita los apoyos necesarios?

Además habrá elecciones municipales en 2024, y no es cuestión de llegar a los comicios sin un presidente. ¿Quién tomaría las decisiones? ¿Quién asumiría la responsabilidad del resultado de unos comicios, donde las urbes siempre suelen dar la espalda al PPdeG?

Y ahora vamos con el método de elección. El PPdeG debe elegir si opta por celebrar un congreso extraordinario o que sea el Comité Ejecutivo del PPdeG quien elija de entre sus miembros al nuevo presidente y eleve dicha propuesta a la Junta Directiva.

¿Bicefalia?

Si se celebra un Congreso, el elegido también adquiere la condición de cabeza de cartel del PP en las elecciones autonómicas próximas. En consecuencia, convocar un congreso después de que haya nuevo presidente de la Xunta implica asumir el riesgo de que el elegido sea otro, si se presenta más de una candidatura, escenario que ahora mismo nadie se atreve a descartar en el PPdeG. ¿Debería dimitir entonces el primero? ¿No quedaría debilitado como titular del Ejecutivo autonómico cuando su propio partido unos meses después apuesta por otro para liderar la organización y ser su candidato electoral? ¿Esta bicefalia sería buena para el PP gallego, sin el hiperliderazgo de Feijóo y una oposición dispuesta a darlo todo, pues entiende que por primera vez en muchos años tiene opciones de regresar a San Caetano?

Hay más riesgos. Los congresos abiertos con más de una lista siempre destapan las tensiones, y ahora mismo hay tensiones en el primer partido de Galicia. ¿Por qué? Porque Feijóo se va, y el que venga después tendrá que ganarse el puesto, y mientras los demás intentan consolidar o ampliar sus posiciones de fuerza. Hay movimientos para resituarse porque inevitablemente el postfeijoísmo implicará cambios y todos intentarán que beneficien a sus intereses.

Si el PPdeG descarta el congreso, y va a una votación limitada, en el marco de la dirección, la sucesión podría ser menos traumática, pero también se podría cerrar en falso la sucesión. Y de nuevo, habría especulaciones: ¿acaso el elegido no ganaría en un congreso abierto, quizás no tendría el aval mayoritario de la militancia?

Por todos los interrogantes lanzados en esta crónica, las decisiones a tomar en los próximos días son endiabladas. Quizás por ello, Feijóo se haya tomado su tiempo para madurar la decisión. Sabe además que no se puede marchar a Madrid, dejando un problema sin resolver. Tampoco puede estar en Madrid y que sea el PPdeG el que le cree problemas. La unidad del PP gallego no puede saltar por los aires, con su salida de escena. Feijóo ha sido su argamasa, el líder en torno al que se apiñaba la organización. Buscarle relevo es complicado y se agota el tiempo.

Compartir el artículo

stats