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El catalán en las aulas

El pacto sobre la inmersión lingüística provoca una explosión interna en Junts

Sectores de la dirección del partido niegan haberse desmarcado del acuerdo y esperan convencer a la comunidad educativa

Protesta en defensa del uso del catalán en la escuela pública.

El pacto político sellado este jueves para actualizar la apuesta por la inmersión lingüística ha provocado notables turbulencias internas en uno de sus firmantes: Junts per Catalunya. Hoy por hoy, la posición del partido es muy confusa. El apoyo del grupo parlamentario al texto que flexibiliza de facto las horas de enseñanza en catalán y castellano suscitó una fuerte y sonora contestación interna y en las redes sociales por parte de sectores del partido. Un malestar que desembocó en un comunicado que dejaba en el aire el apoyo de JxCat y reclamaba más consenso para sacar adelante el pacto. Pero ese comunicado, a su vez, ha generado lecturas opuestas en el seno de la formación.

La secuencia duró pocas horas y es fruto, una vez más, de la influencia de las redes sociales y de determinados actores mediáticos. Al mediodía, el PSC, ERC, Junts y En Comú Podem registraron en el Parlament una propuesta de modificación de la ley de política lingüística de 1998 que preveía garantizar el uso del castellano en las aulas. El catalán seguirá siendo "lengua vehicular", pero se da margen a los centros para concretar sus proyectos lingüísticos. El texto tiene, pues, notable trascendencia porque implica cambiar una ley fundamental, la que regula los usos lingüísticos. Y tiene un alto significado político porque incorpora al PSC.

Choque entre los defensores, con matices, del texto acordado con PSC y 'comuns' y quienes lo rechazan frontalmente

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Pero la reacción interna y externa fue furibunda. Un ejemplo fue el tuit que lanzó el 'expresident' Quim Torra, en el que solemnizó un "no en mi nombre" respecto al acuerdo. Respuesta curiosa porque Torra no forma parte de Junts per Catalunya y, por tanto, de entrada, el pacto no estaba ya hecho en su nombre. En las redes, parte del independentismo entró en ebullición. Pero lo más significativo relevante aún estaba por llegar.

Una tensa reunión

Junts reunió a su grupo parlamentario para discutir el acuerdo. Fue una reunión tensa. Algunos diputados apuntaron que se podrían añadir enmiendas al texto en su tramitación en las próximas semanas. Pero otros exigieron rectificar de inmediato. Y a última hora de la tarde, el partido emitió un comunicado muy medido, pero que todos los sectores de la formación entendieron como una rectificación. El texto defendía la necesidad "indispensable" de que la reforma legal contase con un mayor consenso, y con la participación de sectores de la comunidad educativa y de las plataformas de apoyo al catalán.

Pero a partir de ahí, las versiones difieren. Unos sostienen que Junts no se apartará de lo pactado y que convencerá a actores educativos y lingüísticos para que se impliquen porque, por ejemplo, Òmnium Cultural está de acuerdo en la actualización de la inmersión y su aplicación flexible. Otros, en cambio, están convencidos de que lo que ha escrito Junts en su comunicado es que sin estos movimientos en favor del catalán, el partido se retirará del acuerdo.

Puigdemont no avala el pacto

No es menor que, en este contexto, y en una tarde y noche muy tensas en Junts, tanto el Consell per la República, que preside el 'expresident' y líder de JxCat, Carles Puigdemont, como él mismo personalmente, emitieran un comunicado y un tuit, respectivamente, en los que se alejaban muchísimo del acuerdo con ERC, PSC y los 'comuns'.

"La lengua catalana es y debe seguir siendo la lengua vehicular de la escuela. Y no se pueden abrir más grietas que la debiliten", proclamó con firmeza Puigdemont. Una manera de presionar al sector dirigente del partido, que seguía defendiendo que lo firmado inicialmente era positivo por el bien del catalán y de la búsqueda de grandes acuerdos transversales de país.

Con estos precedentes, la posición definitiva de Junts ahora es una incógnita y sigue navegando internamente entre posiciones mucho más cercanas a las de la CUP -que ha dado un portazo al pacto porque considera que va contar la inmersión- y las que defienden la bondad de los grandes acuerdos y confían en que, aunque sea con retoques, se mantendrá la esencia de lo firmado.

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