"Popularmente conocido como Cannavaro, Carromato, Caramelo, Cronómetro, Estraperlo y Gollum, aunque también responde a Tommy. Frecuentador de la sede del PP que, gracias a su impecable historial político, probablemente llegue a gobernar nuestro país como un auténtico Nixon. Le veremos por los pasillos de ICADE incitando a la muchedumbre a que se una a su causa. A nuestro experto lanzador de bolos le apoyaremos en su futuro mandato al pueblo español".

En el colegio madrileño de Nuestra Señora del Pilar (Marianistas) se edita una revista llamada Soy Pilarista. En el último año de los estudiantes, se publicaba una foto de cada alumno con un texto paródico. El que encabeza este reportaje es el que acompañaba, allá por 2003, al nombre de Ángel Carromero; un joven alumno que ya apuntaba maneras y metas dentro del Partido Popular. No imaginaba entonces que su nombre iba a estar directamente implicado en la mayor crisis interna de la historia del partido.

Publicación satírica en la revista Soy Pilarista durante el último año de instituto de Carromero. Revista Soy Pilarista

Ahora, las redes sociales han resucitado el documento por medio de otro exalumno del colegio llamado Javier Rubio. Lo que se desconoce es quién fue el autor de aquel texto que, sin imaginarlo, iba a ser tan premonitorio. Carromero, aquel joven marianista al que apodaban 'Carromato', perdió todos los puntos del carnet por multas, muchas de ellas por exceso de velocidad. Entró en prisión por un accidente de coche en Cuba en el que murieron dos personas y ha acabado provocando que el PP se estrelle.

Personas que formaron parte de su entorno en aquella época, especialmente antiguos miembros de las Nuevas Generaciones del PP (NNGG), cuentan a El Periódico de España, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, los entresijos de este controvertido personaje, así como el origen de sus apodos. Alguno especialmente certero como el de Nixon, el presidente norteamericano que tuvo que dimitir por el escándalo político del Watergate. Carromero, acusado por Ayuso de espionaje, ha sido el detonante de que el 'Mascarillasgate' haya hecho implosionar al PP desde dentro.

Chiquilicuatre

“Cuando me quejaba de los niñatos y los chiquilicuatres me estaba refiriendo a él”. Así de rotunda se mostraba Esperanza Aguirre cuando fue cuestionada en el programa "Más Vale Tarde" (La Sexta) sobre Ángel Carromero. La expresidenta de la Comunidad de Madrid reconocía que ella fue su principal apoyo y que, a la postre, el personaje se ha acabado convirtiendo en una decepción.

“Es una persona a la que nadie ha apoyado más que yo. Sin conocerle de nada fui a visitarle a la cárcel cuando volvió de Cuba después de pasarlo, me imagino que muy mal, en las cárceles cubanas. Le apoyé muchísimo. Le presenté su libro y, sin embargo, Carromero para mí ha sido una enorme decepción”, sentenciaba Aguirre, poniendo de manifiesto el divorcio entre ella y uno de sus antiguos protegidos, que actualmente es la pieza clave de la trastienda del PP.

Ángel Carromero. José Luis Roca

"Ese tío era un fontanero vocacional. Le gustaba lo de moverse en la sombra y conspirar. ¿Sabes esa figura del político entre bambalinas que controla sin exponerse? Pues a eso aspiraba él desde el principio". Lo cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA una antigua militante del PP que compartió espacio con Carromero en NNGG, organismo del que él fue presidente en el distrito de Salamanca, la plaza fuerte del partido, entre 2006 y 2013.

Ángel Francisco Carromero Barrios (Madrid, 1985) es uno de los nombres tendencia de la mayor crisis interna del PP. A él se le atribuye liderar la trama que presuntamente habría espiado a Isabel Díaz Ayuso para obtener información sobre su hermano Tomás y sus exparejas. "Me están buscando unas cremas", aseguraba Ayuso a su entorno en 'petit comité', en referencia al asunto del robo de cremas en un hipermercado que acabó con la carrera política de Cristina Cifuentes.

El encargado de buscar esas 'cremas' fue Ángel Carromero, el fontanero en la sombra. Un tipo que pasó de ser hombre de confianza de Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón y José Luis Martínez Almeida respectivamente, a convertirse en la manzana podrida del cesto y ser señalado como el brazo ejecutor de esta turbia presunta trama de espionaje.

EL GESTORAS

Coetáneos de Carromero en las NNGG del PP definen a este diario su carácter en corto y van más allá del concepto 'fontanero': "No es que sea solo un fontanero, es que es un bicho, muy inteligente. Tiene información de todo el mundo, y sabe lo que tiene que hacer", cuenta alguien que trabajó cerca de él durante años. Prosigue asegurando que "en el PP es temido por todos, sobre todo en las localidades de Madrid, ya que por sus manos iban a pasar las listas electorales. Él era el vicesecretario electoral del PP de Madrid. Se hacía llamar 'El Gestoras', ya que controlaba decenas de ellas a nivel municipal".

Carromero, como cuenta la revista de su colegio, es pepero vocacional. Siempre estuvo vinculado ideológicamente al PP y se afilió antes de la mayoría de edad. Una afinidad que culmina en 2006, cuando es nombrado presidente de NNGG del distrito de Salamanca, cargo que ocupó hasta 2013. Fue en esa época cuando llegaron al partido Pablo Casado y Teodoro García-Egea, los dos principales protagonistas del bando contrario a Ayuso.

"A Carromero es mejor tenerlo como amigo que como enemigo. No tiene escrúpulos", coinciden en describirlo varias fuentes consultadas dentro del partido. Destacan de él que sabe manejarse en situaciones de crisis. A principios de 2017, cuando Aguirre dimitió como portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, ayudó a un entonces casi desconocido José Luis Martínez Almeida a ganarle las primarias a Iñigo Henríquez de Luna, el que era el heredero natural de Aguirre. 

Cristina Cifuentes, entonces todopoderosa presidenta regional y del PP de Madrid, no quería ningún atisbo del aguirrismo en el Ayuntamiento. Por eso tiró de Carromero. "Hizo una campaña interna muy buena por Almeida, y luego él le recompensó con el puesto de coordinador de Alcaldía, el mejor que hay".  

No todo el 'feedback' es negativo. Carromero es un fontanero profesional, muy apreciado por los cargos que han contado en algún momento con sus servicios. "Tiene ideas, es un tipo brillante, con mucho conocimiento de la administración y el partido", sostienen otras fuentes que trabajaron con él en la administración madrileña. Lealtad, profesionalidad y carencia de escrúpulos son los elementos que hicieron que se ganase primero a Aguirre, luego a Gallardón y finalmente a Almeida.

Deprisa, deprisa

Antes de entrar en el 'Universo Génova', Carromero se había licenciado en Derecho por la Universidad Católica de Ávila. Su experiencia laboral al margen del partido es mínima. Con 21 años trabajó como comercial en El Corte Inglés, cuenta La Sexta. En 2009 abrió un gimnasio en el barrio de Salamanca, que se llamaba Vanitas Fitness. Cesó como administrador en marzo de 2010 en favor de su madre.

Y hasta ahí. El resto de vida laboral la ha desarrollado desempeñando varios cargos en el partido, especialmente en el Ayuntamiento de Madrid, donde entró como asesor de distrito en 2009. En esa posición se mantuvo hasta 2013, cuando fue nombrado asesor del grupo municipal del Partido Popular en el consistorio madrileño.

Un año antes protagonizó unos hechos luctuosos que pusieron su nombre en todos los medios y provocaron su entrada en una prisión cubana: en una visita al país caribeño, sufrió un accidente de tráfico mientras él conducía el coche. El madrileño resultó herido. Sus dos acompañantes, los disidentes Osvaldo Payá y Harold Cepero, fallecieron el el acto. Carromero fue condenado por un tribunal cubano a 4 años de cárcel por homicidio imprudente, aunque sólo cumplió 6 meses de la condena. Después fue extraditado y en España le concedieron el tercer grado a los pocos días de llegar.

Y es que Carromero siempre fue 'Deprisa, deprisa', como el título de la película emblema del cine quinqui español. Su querencia por la velocidad había hecho que, dos meses antes del incidente en Cuba, le retirasen el carnet de conducir en España. El motivo fue la acumulación de sanciones por exceso de velocidad en nuestro país.

Auge y caída

Tras el accidente en Cuba, fue Esperanza Aguirre su principal protectora. Ella ya dirigía el PP regional y le mantuvo en las estructuras. Para entonces, Carromero trabajaba en el Ayuntamiento de Madrid como asesor, puesto al que fue incorporado por Alberto Ruiz-Gallardón y del que no ha salido hasta el jueves de esta semana, con la dimisión en la mano.

Carromero, durante todo este tiempo, ha tenido la habilidad de hacerse con la confianza de todos los inquilinos populares que fueron pasando por el consistorio. Apoyos que ha ido perdiendo con el tiempo. Aguirre ha acabado renegando de él. Y ha sido el propio Gallardón el que advirtió a Almeida del presunto espionaje que estaba llevando a cabo en el 'affaire' Ayuso.

Aquí acaba, al menos de momento, la carrera de Carromero en el Partido Popular. Una carrera llena de altibajos, pero con una constante: siempre se movió en el límite, siempre en la polémica. Adelantó la SER que el PP ya le había abierto un expediente disciplinario en 2019 por haber formalizado 50 cambios de afiliación del distrito de Salamanca al de Moncloa-Aravaca, con el presunto objetivo de manipular el censo para influir en las elecciones locales del partido

Llevaba tiempo sin aparecer su nombre en los medios. Lo último que sabían sus conocidos era que se había sometido a un implante de pelo para acabar con su calvicie. Ahora, tras las sucesivas bombas que han ido explotando en el entorno de Génova, Carromero ha caído. Con toda seguridad no será el único. Pero su querencia por la velocidad le ha llevado ahora a ser el primer cadáver de la crisis interna del PP.