A escasas 24 horas del debate de convalidación de la reforma laboral, nada es cien por cien seguro. Los apoyos no están del todo decantados y el Gobierno, sin el sí de ERC y PNV, corre el riesgo de que su decreto estrella salga con apenas uno o dos (o tres, en el mejor de los casos) votos de margen. Socialistas y morados multiplican los contactos y apelan a los grupos para que den su respaldo a un texto acordado por patronal y sindicatos, pero ya asumen que, en caso de que no decaiga, será aprobado por muy poco y echándose a la espalda el portazo de los socios de investidura. Pero eso no será un golpe para el Ejecutivo, según aseguró Pedro Sánchez este miércoles desde Dubái. No lo será porque la estabilidad está "garantizada" y su propósito firme sigue siendo culminar la legislatura y que las elecciones generales se celebren tras la presidencia española de la Unión Europea, que concluye en diciembre de 2023.

El jefe del Ejecutivo voló ayer martes hacia Emiratos Árabes Unidos acompañado por el jefe de la CEOE, Antonio Garamendi, para presidir el Día de España en la Expo Universal Dubái 2020, y desde allí quiso lanzar ese mensaje también de aviso tanto a la mayoría de investidura como a la derecha, que sueña con la ruptura de la coalición y la pronta convocatoria de los comicios. Lo que Sánchez pretende evidenciar es que aunque la votación de este jueves en el Congreso salga adelante por los pelos, no afectará al devenir de la legislatura ni agujereará su determinación.

"La estabilidad política está garantizada", respondió a los periodistas cuando se le preguntó si el Ejecutivo está amenazado y la estabilidad en riesgo por el hecho de que la reforma laboral pueda prosperar por apenas un voto. "El Gobierno tiene como propósito, como objetivo, como determinación, culminar su legislatura una vez termine la presidencia española de la UE en 2023", proclamó.

El "mayor apoyo posible"

Hasta ese momento, dijo, "todos los partidos políticos" han de "garantizar" que "importantes reformas que cuentan con un respaldo social y por tanto con una legitimación incuestionable, como pueda ser la reforma laboral, cuenten con un amplio respaldo por parte de las Cortes Generales". Es decir, el Ejecutivo no considera que se pueda quebrar la mayoría de investidura por una votación decisiva, sí, pero no definitiva, y que por tanto la legislatura podrá seguir en marcha. Pero al hablar de "todos los partidos" también lanzaba un aviso: no son preferentes ni interlocutores casi únicos los aliados de izquierdas. El PSOE, por tanto, abre el abanico. Esa precisión daba una indicación de por dónde puede caminar ahora la legislatura. Unos minutos después, ahondó en esa idea: que el Ejecutivo tiene diseñado un plan anual normativo ya aprobado y quiere sacar todas las leyes previstas "con el mayor apoyo posible".

Sánchez no se desvió, como era lógico, de la senda que habían seguido desde primera hora de la mañana las vicepresidentas primera y segunda de su Gabinete, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, al igual que el titular de la Presidencia, Félix Bolaños. El jefe del Ejecutivo, pues, apeló a todas las fuerzas políticas a sumarse a un "acuerdo de país" que debe ser convalidado sin cambios, porque el texto es producto del acuerdo entre el Gobierno, los sindicatos y la patronal. Insistió en que el bipartito ha hecho "los deberes", al "recomponer los consensos que se habían roto" en pensiones y en mercado de trabajo, ruptura que provocó "polarización", "manifestaciones" y huelgas generales.

"Aquí hablamos de convalidar un acuerdo de país entre los agentes sociales y el Gobierno. Este acuerdo de país trasciende siglas e ideologías, nos representa a todos" y actúa contra los "principales males" del mercado laboral en España, la temporalidad y el paro estructural, esgrimió. Con esas palabras el presidente intentaba restar importancia al hecho de que el texto salga refrendado gracias a Cs, apoyos que Unidas Podemos desdeñaba. Sánchez se afanó en destacar que el acuerdo no es propiedad ni del Gobierno, ni de los sindicatos, ni de los empresarios, sino que es de "todos", por lo que también interpela al PP. Remarcó que los efectos de la reforma ya se están desplegando: enero, pese a ser tradicionalmente un mal mes para el empleo, ha visto crecer el paro al menor ritmo desde 1998, mientras se ha disparado la contratación indefinida.

A estas alturas, el Gobierno no cierra la puerta públicamente a ninguna fuerza. La pretensión es mantener el relato y la negociación viva hasta el último minuto. "No descarto ningún voto. ¿Cómo voy a descartarlo? Pido todos los votos posibles", señaló el presidente. Sin embargo, ERC sigue durísima. El portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, verbalizaba este miércoles en los pasillos de la Cámara que su partido no se apea del no: "Después de jurar que iban a derogar la reforma laboral, no se puede llegar aquí y decir que son lentejas e ignorar al legislativo y a los grupos que le han dado apoyo durante mucho tiempo", se quejó el diputado, insistiendo que el texto es "es un trágala" y acusando indirectamente a Díaz de "haberse pasado de frenada" por creer que los republicanos iban a firmar la reforma "como si fueran las tablas de Moisés".

Sánchez enlazó su reflexión con lo ocurrido en Portugal, con la inesperada victoria por mayoría absoluta del actual primer ministro, el socialista António Costa, en las legislativas del pasado domingo a las que se abocó el país tras serle devueltos los Presupuestos para 2022 por la oposición del Bloco y del Partido Comunista. Ambos partidos han sido duramente castigados por los electores, al igual que la derecha del PSD, que incluso perdió escaños respecto a 2019.

A juicio del presidente, la lección que se extrae de los comicios lusos es que aquellos partidos a la izquierda y a la derecha del PS de Costa que "no han contribuido a la estabilidad y han bloqueado la aprobación de los Presupuestos han salido perjudicados del proceso electoral". Así, "todos los partidos" han de ser "conscientes" de que los ciudadanos "no quieren elecciones, sino gobiernos y partidos que arrimen el hombro para sacar adelante a nuestra sociedad, que ha vivido un auténtico 'shock' con la pandemia y que ahora está viendo cómo la recuperación económica se materializa" y se plasma en un "crecimiento fuerte" y en unas tasas de empleo que no se tenían, recordó, desde antes de la crisis financiera. En Unidas Podemos también coinciden con que ERC puede salir escaldada de este envite con Díaz, porque su base social está apegada a CCOO y UGT, sindicatos mayoritarios en Catalunya y que han avalado el decreto ley.