La reforma laboral sigue pendiendo de un hilo. Finísimo. A 48 horas de que el pleno del Congreso discuta y vote el real decreto ley, nada está claro. Ni tan siquiera es seguro que sea refrendada, aunque el Gobierno mantiene su optimismo. Pero la gran duda a despejar sigue siendo una: con quién. Qué apoyos salvarán al Ejecutivo de la quema, qué partidos lo rescatarán de un naufragio que, de consumarse, asestaría un durísimo golpe al bipartito pasado ya el ecuador de la legislatura. Todo apunta, por ahora, a que tiene más opciones el plan b que no desdeñan los socialistas y que rechaza Unidas Podemos. Esto es, una victoria por la mínima con la ayuda de Ciudadanos, PDeCat y una constelación de partidos pequeños y con el rechazo de ERC y PNV. Pero la presión del Ejecutivo sobre ambos no cesa. Las negociaciones siguen y nadie, ni siquiera las formaciones minoritarias de las que puede depender la votación del jueves, muestra por completo sus cartas.

Todo se ventilará, seguramente, en el último minuto, como corresponde con una votación que todos los actores asumen como crucial y que, si se resuelve por la derecha, de forma adversa a como quieren los morados, podría desencadenar una mayor tensión en la coalición. En el Ejecutivo aseguran que los contactos se están intensificando para amarrar cada uno de los votos. En todas las direcciones. Por parte de Trabajo, pero también del PSOE.

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se ha centrado en intentar convencer a los socios de investidura; los socialistas, también, pero han ampliado el abanico hacia otros partidos, y no rechazan que la reforma salga adelante con los nueve diputados de Cs, aunque está pendiente la llamada para ratificar su voto por parte del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. La formación naranja no quiere negociar con el Gobierno, solo pone como condición para su apoyo que no haya ningún cambio en el texto acordado con patronal y sindicatos, que es justo lo que desea Pedro Sánchez: que el decreto sea simplemente convalidado por el Congreso, sin que se tramite después como proyecto de ley.

Los socialistas también se prodigan en gestos hacia la patronal: Bolaños se vio con Garamendi y el jefe de la CEOE acompaña a Sánchez en el viaje a Emiratos Árabes Unidos

El presidente no quiere enmiendas ni cambios, porque teme que los empresarios, que se han dejado muchos pelos en la gatera en estos meses de duras negociaciones, se aparten. El PSOE, de hecho, se prodiga en gestos hacia ellos. Este lunes, Bolaños entregó el plan anual normativo al jefe de la CEOE, Antonio Garamendi, en su sede, y este martes el jefe de la patronal volará en el avión de Sánchez rumbo a Dubai, país que acoge la Expo Universal y que celebra el Día de España el 2 de febrero. "Cada coma está trabajada. Esto es lo que hay", remachaba Garamendi este lunes. Bolaños cumplimentará por su parte también este martes a los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, en sus respectivos cuarteles generales.

Reforma "floja"

Bildu sí que está fuera de la ecuación, pero el Gobierno se resiste a perder a ERC y PNV. No obstante, sigue sin haber avances. En el Ejecutivo se insiste en que los republicanos tienen "difícil" explicar su voto contrario, puesto que su base social se nutre de simpatizantes y afiliados a CCOO y UGT, que les han rogado que apoyen el texto tal como está.

Los republicanos defienden que se introduzcan cambios en el texto y, como "garantías", enmiendas firmadas por los tres partidos y que se hagan públicas antes del jueves

ERC se mantiene en su voluntad de negociar el texto. Y, sobre todo, haciendo bandera del veto del Gobierno a negociarlo. Porque una cosa es que la reforma de Díaz sea “floja”, que según los republicanos lo es, y, la otra, es que “lo que se pacta en un despacho con la CEOE no se pueda tocar en la sede de la soberanía popular, precisamente, para no molestar a la patronal”. "Lo primero que falta son contenidos. No hay referencias a los salarios de tramitación ni a las subcontrataciones. Les pasamos también un redactado concreto que afectaba a la negociación colectiva en Catalunya y para los eres, planteamos la recuperación de la autorización administrativa, no un informe de la Inspección de Trabajo de la Seguridad Social", insisten fuentes de la cúpula republicana, que añaden que siguen defendiendo la tramitación como proyecto de ley y, como "garantías", enmiendas "redactadas y firmadas por los tres partidos y que se hagan públicas antes de la votación".

Además, ERC ve contradictorio que la mayoría de izquierdas que apoya a Sánchez se tuviera que enterar “por la prensa” del pacto alcanzado entre centrales sindicales, empresarios y Gobierno.

Si no se produjera negociación alguna, sobre los aspectos que ERC quiere “mejorar”, los republicanos votarían no. Los contactos con Trabajo continúan, pero el PSOE ya ha advertido a Díaz de que no aceptará cualquier cambio en el marco laboral, aunque quede fuera del decreto ley sometido a convalidación, que no tenga la bendición de patronal y sindicatos.

Dos presiones distintas

También hay contactos con el PSOE. El pasado 24 de enero, los ministros Félix Bolaños y María Jesús Montero, más la número dos socialista, Adriana Lastra, y el portavoz en el Congreso, Héctor Gómez, se reunieron telemáticamente con la delegación de ERC, formada por Marta Vilalta, Gabriel Rufián y Josep Maria Jové. Sin avances sobre la reforma.

CC, NC y PRC están en el sí, al igual que Teruel Existe. Pero PDECat, Más País, Compromís y UPN mantienen el suspense todavía

La negociación con ERC, aseguran en Trabajo, se mantendrá "hasta el final". "Se agotarán todas las vías", insisten. Igual ocurrirá con el PNV, que exige la prelación de los convenios autonómicos. Este lunes, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, se vieron con los representantes sindicales de ELA, LAB y ESK, centrales críticas con la reforma, y ante ellos ratificó la condición que imponen al Gobierno.

Si ERC y PNV no se mueven del no, PSOE y Unidas Podemos tendrán que saltar un muro en el Congreso de 173 noes con, al menos, 174 síes y dos abstenciones. Coalición Canaria (1), Nueva Canarias (1), Partido Regionalista de Cantabria (1) están ya en el sí, al igual que Teruel Existe (1), que confirmó este lunes por la noche su respaldo. Sin embargo, formaciones como el PDECat (cuatro diputados), Más País (2), Compromís (1) o UPN (2) mantienen el suspense y se debaten entre el sí y la abstención. Varios aguantarán hasta el miércoles para tomar una decisión, en función de cómo fluyan las conversaciones o, en el caso de los foralistas navarros, de cómo incline la balanza el Ejecutivo, según indicaron fuentes de la formación.

El PSOE continúa apelando a todos los grupos —lo hizo este lunes de nuevo el portavoz de la ejecutiva, Felipe Sicilia, desde Ferraz, y también Bolaños—, aunque en privado insiste en que la única puerta es esta, la de Cs, porque sobre ERC pesa "su presión de competir con Yolanda por el mismo electorado en Cataluña" y sobre el PNV "la presión de ELA y LAB".

La partida continúa, sin que los apoyos estén garantizados por ahora. Hasta el último aliento.