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El laberinto catalán

El Govern catalán ve inhábil 2023 para la mesa de diálogo y se centrará en lograr avances este año

El ciclo electoral del año que viene obliga a los republicanos a concentrar esfuerzos en este 2022 | La definición de los límites del conflicto hace aflorar las grandes diferencias de fondo entre las partes

El Govern ve inhábil 2023 para la mesa de diálogo y se centrará en lograr avances este año.

Cuatro son los principios que sustentan a ERC. Tres están en sus siglas: socialdemocracia, republicanismo e independentismo. El cuarto es de nuevo cuño, de hace apenas tres años, y es el principio de realidad, adoptado cuando Oriol Junqueras y Marta Rovira orillaron todo debate sobre la legalidad y moralidad, o no, del 1-O para sancionar que lo que era obvio es que no había producido el efecto deseado en la comunidad internacional. Ese mismo principio es el que ha hecho que los republicanos y, por extensión, el Govern, hayan concluido que 2023, por lo que a la mesa de diálogo se refiere, será inhábil y, por tanto, a la espera de que Pedro Sánchez pueda renovar su estadía en la Moncloa, hay que poner toda la carne en el asador, "iremos a fondo", explica una voz republicana, y avanzar lo más posible, en este 2022.

Tampoco hay que ser Sherlock Holmes para percatarse de que si en este 2022 los socialistas han aplazado la tercera reunión de la mesa porque había convocadas unas elecciones en Castilla y León, y para más inri, aún no hay fecha no solo para este foro, sino, incluso, para uno plenamente 'autonómico' como la Comisión Bilateral, peor será en 2023. Y es que en mayo habrá, sí o sí, las elecciones municipales y autonómicas. Unos comicios que, además de dilucidar el poder local, del que se nutren los barones del PSOE, se leerán como unas primarias para las elecciones generales, que, si se agota la legislatura, tendrán lugar ese mismo otoño. Mejor no aventar el diálogo con Cataluña, materia inflamable en el resto de España.

Calendario concentrado

En ese contexto, ERC sabe que poco o nada dialogará el PSOE de una cuestión que solo le afecta negativamente en las urnas. Así que, en las previsiones internas de la parte catalana, según ha podido saber este diario, se ha concentrado el calendario en 2022.

El objetivo ahora de los republicanos es acordar con el Gobierno central la definición del conflicto. Tras coincidir en la diagnosis, 'lo que hay entre Cataluña y España es un conflicto de naturaleza política', la pugna, el contenido de parte de las conversaciones discretas que se están celebrando, es acotar los términos de este.

Trampolín hacia la solución

Según cree ERC, una buena definición del conflicto impulsa automáticamente hacia una propuesta de solución. Y aquí vienen las discrepancias. El Gobierno central, según fuentes de la Generalitat, no ceja en su intento de "autonomizar" el problema. Con la 'agenda del reencuentro' como guía, los socialistas se ajustan a cuestiones de inversiones, o nuevas como el catalán. ERC se mantiene en que el problema, la pugna, es sobre la soberanía. Qué puede y qué no puede decidir Catalunya por sí misma.

Está claro que si el marco acordado es el del maltrato económico y simbólico de Cataluña, la solución que emerge es una. Si, por el contrario, se acuerda que el debate es sobre la soberanía, es otro. Esa es la encrucijada actual.

Sin garantías de éxito

¿Bastará este 2022 para llegar a acuerdos sustanciales? Voces republicanos apuntan que es difícil, pero que la ventana que existe es esta y no otra. Principio de realidad de nuevo. Si en 2023 Pedro Sánchez se hiciera de nuevo con la Moncloa, la ventana se alargaría e, incluso, con la perspectiva de cuatro años por delante hasta el siguiente ciclo electoral, podría ensancharse. Pero no hay ninguna garantía posible y lo cierto es que en 2023, la presidencia del Gobierno podría recaer en alguien que se oponga a cualquier diálogo de tú a tú con una autonomía.

Todo ello sin contar con la propia lógica electoral catalana, con un Govern en el que su 50% (el de Junts) no solo no está presente en la mesa de negociación, sino que la vitupera continuamente. Los republicanos ya no se cortan en mostrar su impaciencia con los socialistas vía repetir los mensajes que ya emitían hace unos meses. Por ejemplo, la falta de una propuesta para Cataluña por parte del Gobierno. Lo dijo, en Madrid, Pere Aragonès la semana pasada. Lo reiteró Marta Vilalta este lunes tras la reunión de la permanente republicana.

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