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Caso Erial

Zaplana medió para vender las torres Colón en Madrid por 200 millones y una comisión de 15

La mediación iba a realizarse a través de una de las empresas del testaferro Joaquín Barceló

Eduardo Zaplana, en una foto de archivo.

El exministro de Trabajo Eduardo Zaplana medió para vender las torres Colón, ubicadas en la plaza del mismo nombre de Madrid. Una operación inmobiliaria que iba a realizarse por 200 millones de euros y cuya mediación iba a reportar a los intermediarios una comisión de 15 millones. La compraventa de las torres de Colón, un rascacielos de 23 plantas obra del arquitecto madrileño Antonio Lamela, no cuajó, pero ha servido a los agentes del grupo de delitos contra la administración de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil para recabar una nueva evidencia de la "capacidad de administración de Eduardo Zaplana sobre la sociedad Costera del Glorio SL", propiedad de su amigo de la juventud y presunto testaferro, Joaquín Barceló.

Los agentes de la UCO señalan en su último informe aportado al caso Erial que "el interés de esta operación no recae en su propia dinámica y finalidad, ajena a esta investigación, sino a la disposición que de la mercantil Costera del Glorio ejerce Eduardo Zaplana, el cual canaliza el negocio pretendido a través de la misma".

Las gestiones para la operación inmobiliaria se iniciaron en 2017 cuando Beatriz Grande Pesquero, exmagistrada, exdirectora general de Justicia de Madrid que actualmente ejerce la abogacía en un despacho profesional y amiga de Zaplana «desde hace más de treinta años», realiza junto al exministro "una serie de gestiones relacionadas con la venta del inmueble ubicado en la Plaza de Colón número 2 de Madrid, denominado coloquialmente como Torres de Colón", señalan los agentes de la UCO en su informe.

Dos personas habían contactado con Grande Pesquero para informarle que "se encuentran en contacto con la propietaria de las torres de Colón, una ciudadana de origen suizo, interesada en vender el inmueble". Según la Guardia Civil, "uno de los posibles compradores del inmueble era la cadena hotelera Lopesan", una firma turística canaria "líder en las Islas Canarias y una de las diez primeras de toda España", según su página web.

Y ahí es donde interviene Eduardo Zaplana. "Beatriz Grande contacta con Eduardo Zaplana para que efectúe el ofrecimiento del inmueble al grupo hotelero, dada la relación que mantendría Zaplana con alguno de sus directivos". De hecho, así lo confirman las agendas de Zaplana incautadas por la Guardia Civil en los registros del caso Erial. El 21 de septiembre de 2017, el exministro y entonces delegado para Europa de Telefónica, se reunió en el Restaurante Villa Magna con Eustasio López, presidente del grupo Lopesan que ocupa el puesto 87 en la lista Forbes de "los 100 empresarios más importantes de España" y con problemas con la justicia ya que fue procesado el 1 de diciembre por presunta corrupción de menores. A la cita también acudió Francisco Moreno, director de comunicación de Lopesan de 2014 a 2018. Un encuentro que se repitió horas después con la abogada Beatriz Grande en el Restaurante Goizeko, según acredita la agenda de Zaplana.

Asesor del grupo hotelero

Francisco Moreno confirmó a los agentes de la UCO que mantenía "encuentros periódicos" con Eduardo Zaplana "para comentar temas de actualidad que pudieran interesar al Grupo, que se producían por el carácter de asesor que ejercía Eduardo Zaplana para el Grupo Lopesan". Y que en el marco de esos encuentros les ofreció "intermediar en la compraventa de las Torres de Colón para su adquisición por el Grupo Lopesan, que estaba valorando expandirse en Madrid".

El exdirector de comunicación confirmó a los investigadores del caso Erial que el Grupo Lopesan "descartó desde el principio esa operación, aunque Eduardo Zaplana reiteró en varias ocasiones la posibilidad de interesarse por la operación". De hecho, la intención del exministro era intermediar a través de la empresa Costera del Glorio, tal como confirman varios correos intercambiados entre Beatriz Grande y la secretaria de Zaplana, Mitsouko Henríquez (investigada en esta causa) entre septiembre y noviembre de 2017. La venta del inmueble se valoraba en 200 millones y los honorarios para los cuatro intermediarios era de 15 millones. La operación no cuajó por un pequeño detalle. Las Torres de Colón pertenecían a Mutua Madrileña desde 1995 y no a una propietaria suiza, como exponían los dos proponentes de la operación.

La magistrada en excedencia y exinspectora de tribunales del Consejo General del Poder Judicial, Beatriz Grande Pesquero, no pudo explicar a los agentes de la Guardia Civil por qué Eduardo Zaplana mediaba en la operación inmobiliaria de las Torres de Colón pero no figuraba en el contrato suscrito por la mercantil Costera del Glorio y firmado por Joaquín Barceló, el presunto testaferro de Zaplana.

"El contrato o carta de intenciones la firma un amigo de Eduardo Zaplana, pero desconozco el motivo por el que el propio Eduardo Zaplana no firmó este contrato. Imagino que sería porque se trataría de alguna persona profesional del ramo de la construcción", declaró a los agentes de la UCO en su declaración como testigo ante los investigadores del caso Erial.

Para la Guardia Civil resulta "relevante el papel jugado por Costera del Glorio en esta intermediación inmobiliaria de las Torres de Colón en beneficio precisamente de la persona de Eduardo Zaplana". Un "amago de intermediación inmobiliaria que evidencia la participación de Joaquín Barceló como persona interpuesta en favor de Eduardo Zaplana del que se habría podido servir en muchos de los hechos que se investigan" como también apuntalan el resto de indicios recogidos. Como ayer informó Levante-EMV, la mercantil Costera del Glorio fue el instrumento utilizado para adquirir un piso en el exclusivo barrio de Salamanca del que disfrutó Zaplana entre 2010 y 2018, adquirir vehículos de alta gama o relojes de lujo como el de la marca Jaeger Lecoultre, modelo Duométre, por el que la empresa de Barceló abonó 20.000 euros.

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