Mano tendida a los comunes, portazo al PSC y nueva fisura entre los socios del agrietado Govern de ERC y Junts. El president Pere Aragonès mostró finalmente su plan b ante el veto inicial de la CUP a los presupuestos y no es otro que abrir negociaciones con En Comú Podem, al tiempo que despachaba con cajas destempladas el enésimo ofrecimiento de Salvador Illa para pactar. El doble movimiento de Aragonès enervó a sus socios de Junts, que no querían incluir en la ecuación a los comunes y sí, en cambio, al PSC. El plan b de Aragonès, con todo, se enhebra sin descartar al plan a, la CUP.

El president, en una especie de todo o nada, puede hallarse el lunes con un palmo de narices, unos presupuestos devueltos a toriles y unos socios deseosos de desquitarse del nuevo puñetazo en la mesa del republicano, al imponer su plan b, o bien con una entente a cuatro (con Junts, CUP y ‘comuns’) que, hace unos meses, era su mayor deseo.

De momento, los republicanos ponen toda la carne en el asador. Su secretaria general, Marta Rovira, ofreció este miércoles a la CUP, en una entrevista a 'Nació Digital', la creación de un grupo de trabajo de las tres fuerzas independentistas que determine cuáles son las condiciones que se tienen que dar "para un nuevo embate" en forma de referéndum. No es el único 'task force' que ofrece Rovira. También propone uno de seguimiento de la mesa de diálogo con el Estado.

En el Parlament, el ‘president’ dio por cerrada la herida con En Comú Podem por no haberle apoyado en la investidura y ofreció negociar los presupuestos. Muy distinta fue la respuesta, pocos minutos después, al líder del PSC, quien le había reiterado la petición de reunión realizada a primera hora de la mañana. Aragonès espetó, de manera contundente, al socialista: "Usted y yo no compartimos modelo de país. Podemos reunirnos cuando quiera, pero ya puede anticipar el resultado que obtendrá". De hecho, se encontraron en el Parlament, pero para zanjar definitivamente la cuestión. Solventaron el asunto en 25 minutos.

Antes, Aragonès y el 'conseller' de Economia, Jaume Giró, se reunieron con la CUP, que presentó sus cinco recicladas demandas, aquellas a las que en la recta final, dan más prioridad que nunca, en materia de macroproyectos, vivienda, fiscalidad, hoja de ruta independentista y orden público; con la esperanza de desencallar la negociación. Después, el 'president' y la secretaria del Govern, Núria Cuenca, se reunieron (sin presencia de Junts) con los ‘comuns’. Primera toma de contacto y previsión de entrar en harina el jueves. Curiosa la situación de los posconvergentes, puesto que su indignación difícilmente puede tornarse en un voto contra las cuentas porque son ‘su’ proyecto, el de Giró.

"[A Illa] Usted y yo no compartimos modelo de país (...) Mantengo mi compromiso la autodeterminación y la amnistía"

Eso sí, en la sesión parlamentaria, el 'president' no pudo ahorrarse los velados reproches de Albert Batet, de Junts. Batet le inquirió por esa mano tendida a los 'comuns' tras responsabilizar al 'president' de que todavía no haya un acuerdo con la CUP. Fuentes posconvergentes del Govern señalaron a El Periódico de Catalunya que en el Consell Executiu del martes Aragonès ya planteó abrir la negociación a los 'comuns', algo que Junts no comparte.

Voces bipartitas también dan cuenta de la reunión del Consell Tècnic de Govern en la que el vicepresidente, Jordi Puigneró, y algunos altos cargos republicanos debatieron sobre el plan b. Según fuentes republicanas, Puigneró abogó por el pacto con el PSC. Según los posconvergentes, Puigneró solo señaló que “antes de ir a una prórroga presupuestaria”, como alguna voz republicana apuntaba, “mejor aceptar los votos gratis” de los socialistas. Quizá por ello, en la sesión de control y dirigiéndose al propio Illa, Aragonès aseveró que “no hay nada gratis en política”.

ERC cree que pactar con el PSC coartaría su capacidad de presión en Madrid

Y es que los republicanos temen que dar excesivo vuelo al PSC pueda pasarles factura tanto en sus pleitos políticos con el Gobierno Sánchez, como en las elecciones municipales del 2023. Convertir a Illa en el salvador y hacedor de que el dinero fluya (los presupuestos son expansivos) no parece el mejor antídoto para frenar a los socialistas en el área metropolitana.

La CUP, mientras, aguanta en la ecuación, pese haber registrado ya la enmienda a la totalidad. No ve con rechazo la entrada de los 'comuns', porque el veto lo pusieron al PSC al entender la "incompatibilidad" de sus demandas, más todavía cuando una de sus exigencias es romper con el PSOE, léase el Gobierno central, y fijar un límite temporal a la mesa de diálogo, que en el pacto de investidura se situó en el 2023. No solo buscan acortarlo, sino también empezar a avanzar desde ya en la preparación de un nuevo referéndum, al que ERC descarta poner fecha y Junts aparca al considerar vigente el mandato del 1-O. En la lista de propuestas de última hora, se mantiene la negativa a los macroproyectos (JJOO y Hard Rock), se reclama llegar a los 1.000 millones en vivienda (sobre papel hay presupuestados 749) e impulsar una reforma fiscal que suba los impuestos a los que cobran más de 60.000 euros anuales, así como a los que registran más de un millón de euros de patrimonio.