“El caso portugués es distinto del español”. Así se ha expresado el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista con el diario romano 'La Repubblica' al responder a una pregunta sobre si es posible que las tensiones dentro del Gobierno de coalición español desemboquen en una crisis política como la que amenaza al Ejecutivo de Portugal en estos días. 

En España, “existe una mayor pluralidad de partidos, algunos que se diferencian sobre una base ideológica, otros que se caracterizan por su base territorial e ideológica”, ha afirmado Sánchez. “Si hay una organización política capaz de estructurar esta complejidad, ésta es el PSOE”, ha opinado. “Más allá del debate interno de la coalición, cuando uno llega a un acuerdo es para obtener mejoras sociales”, ha recordado el mandatario español, que desde el viernes se encuentra en la capital italiana para participar a la cumbre del G-20. 

"La contrarreforma de Rajoy"

En esta línea, sobre la reforma laboral -objeto de las últimas tensiones entre los dos socios de Gobierno-, Sánchez ha asegurado que lo que se pretende es “reconstruir un consenso que se rompió con la contrarreforma de Rajoy en 2012”. “Tenemos que reconducir la educación y formación de jóvenes y trabajadores hacia nuevas formas de empleo con normas laborales que miren al futuro”, ha dicho.

También ha sido preguntado Sánchez sobre el alcance del problema que la inflación puede suponer para la recuperación económica. El presidente indicó que esta “tiene algunos elementos estructurales, pero tiene más que ver con la situación económica, que debería tener un horizonte limitado”.

Este domingo finaliza la segunda jornada de la cumbre del G-20 en Roma que comenzó temprano con una foto de familia de los líderes en la Fontana de Trevi, donde cumplieron con la tradición de lanzar una moneda y pedir un deseo. Tras el evento, los mandatarios retomaron los trabajos en el centro de congresos de Nuvola, en las afueras de Roma, en busca de un acuerdo firme para poner coto a las emisiones de CO2.

Los líderes del G20 llegaron en torno a las 9.30 al emblemático monumento y se dispusieron en fila para lanzar la moneda como es parte de la tradición. En particular, cada uno de ellos lanzó un euro con la imagen del Hombre de Vitruvio, de Leonardo da Vinci, adoptado como símbolo de la cumbre de Roma. La canciller alemana, Angela Merkel, que aborda su última cumbre del G-20 antes de dejar el Gobierno, tocó además, el agua de la fuente.

Sin embargo, dos de los ausentes han sido el presidente de Estados Unidos, Joe Biden y la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pendientes de dar una conferencia conjunta después de que Estados Unidos y la UE acordasen levantar aranceles al acero y aluminio. El convenio incluye un volumen de metales europeos que entrarán libres de impuestos a Estados Unidos, mientras que el bloque eliminará los aranceles a productos como whisky y motocicletas.