PP y Vox volverán a chocar en su estrategia de oposición a los Presupuestos Generales. Los dos partidos (y también Ciudadanos) han expresado públicamente su intención de presentar una enmienda a la totalidad a las cuentas generales. A partir de ahí, igual que ocurrió el pasado año 2020, las dos formaciones se separarán. El partido de Santiago Abascal renunciará de nuevo a presentar enmiendas parciales y ‘se borrará’ de la tramitación parlamentaria con la única excepción de aquellas modificaciones que dependan de su voto y las consideren “positivas”. El año pasado la postura de Vox levantó muchas críticas dentro del Congreso y, especialmente, en el resto de partidos de la oposición que lo consideraron “dejación de funciones”.

Este viernes se acaba el plazo para registrar las enmiendas a la totalidad, cuyo objetivo es que el proyecto de cuentas públicas sea devuelto. Si alguna prosperara (que no ocurrirá casi con total probabilidad) sería un varapalo inmenso para el Gobierno. Ocurrió en 2018 al presentar ERC la suya y lo siguiente fue la convocatoria de elecciones generales de 2019. El Ejecutivo apura la búsqueda de apoyo entre sus socios, pero la oposición ya se ha puesto en marcha. Las enmiendas a la totalidad se debatirán los días 3 y 4 de noviembre. Si las cuentas públicas superan el primer trámite, lo siguiente será el debate de las enmiendas parciales en comisión.

En los Presupuestos de 2021 (que se debatieron a finales del año pasado) el grupo popular que lidera Cuca Gamarra presentó 1.524 enmiendas que afectaron a todas las secciones de las cuentas públicas. Vox no presentó ni una sola. El PP denunció que su ausencia tuvo otros efectos directos, impidiendo que saliera adelante, por ejemplo, la eliminación del IVA para las mascarillas mientras su uso generalizado fuera obligatorio o la bajada del mismo impuesto al 10% para las actividades de peluquería y estética en plena crisis de la pandemia

Los votos de Vox, reprocharon los populares, también podrían haber permitido que los lácteos hubieran quedado fuera de la subida del IVA para bebidas azucaradas, a pesar de la mayoría de PSOE y Unidas Podemos. Pero fuentes del grupo parlamentario de Vox han confirmado a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio, que en esta ocasión mantendrán la misma estrategia, con independencia de las críticas recibidas. Exactamente igual que el pasado año, el grupo liderado en el Congreso por Iván Espinosa de los Monteros entiende que son unas cuentas públicas “que siguen llevando a España a la ruina”.  

La portavoz en la comisión de Presupuestos, Inés Cañizares, aseguraba en el debate de las cuentas públicas de 2021 que el partido “no pretende entrar en el juego del Gobierno que busca mantenernos distraídos con una labor fútil como es la defensa de enmiendas, que previamente sabemos que no van a prosperar”. Insistió entonces en que “no serían cómplices total ni parcialmente de la pauperización de España”.

La duda en esta ocasión era si seguirían apostando por esa estrategia de renunciar a pelear por enmiendas parciales. Y, según explican fuentes de la cúpula, así será. “Vamos a hacer lo mismo que el año pasado, seguiremos en la misma línea”, explican. A pesar de las críticas que cosecharon por PP y Ciudadanos, menos de tres meses después de la tramitación de las últimas cuentas las elecciones catalanas coronaron a Vox por delante de ambas formaciones. El partido de Abascal firmó el primer sorpaso a populares y naranjas.

Y, en ese sentido, la formación entiende que su postura “no le pasará factura”. El resto de la oposición difiere y en el PP aseguran que les permitirá marcar perfil propio y consolidarse como la “única alternativa real”. Fuentes del grupo popular en el Congreso aseguraban el año pasado que Vox “se situaba al margen de las instituciones” con el posicionamiento de renunciar a la tramitación y dedicando sus esfuerzos a vídeos explicativos en las redes sociales.

El PP insiste mucho en la idea de que son “formas distintas de hacer oposición” y señalan la de Vox como “más activista” frente a su postura “institucional”. Entienden que las costuras terminarán por estallarles aunque las encuestas no hablan en la misma dirección.