La ley del ‘sólo sí es sí’ ha superado su primer trámite en el Congreso de los Diputados, las enmiendas a la totalidad de PP y Vox. El proyecto de garantía integral de libertad sexual, cuyo camino hasta el Parlamento ha estado plagado de vicisitudes, afronta ahora un nuevo reto en su plazo de enmiendas: distintos grupos parlamentarios quieren abrir el debate sobre la prostitución. 

Los aspectos más conocidos de la iniciativa legislativa impulsada por la ministra de Igualdad, Irene Montero, son acabar con la distinción entre abuso y violación en el Código Penal y establecer el consentimiento expreso como eje fundamental a la hora de juzgar los delitos sexuales, pero el texto también incluye un apartado para luchar contra la explotación sexual.

En concreto, endurece el Código Penal para perseguir todo tipo de proxenetismo y castiga la tercería locativa, esto es, el lucro por el alquiler de locales donde se explota sexualmente a mujeres y niñas. Esta reforma ha avivado la controversia sobre la necesidad de legislar sobre la cuestión de la prostitución.

El primer debate en el Pleno del Congreso sobre el proyecto del 'sólo sí es sí' ha dejado claro que existen distintas sensibilidades en el arco parlamentario con respecto a este asunto, posiciones favorables a la abolición de la prostitución y otras más proclives a promover su regulación. Y son varios los grupos parlamentarios que han avanzado que presentarán enmiendas este sentido. El debate sobre la prostitución parece inevitable.

La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, advertía desde la tribuna a la titular de Igualdad de que los socialistas “se asegurarán de que las medidas relativas a la explotación sexual estén orientadas a la abolición de la prostitución”: “No podemos erradicar la violencia y la explotación sexual mientras no vayamos a la raíz del problema, que es la prostitución”, defendía.

La estrategia feminista del PSOE se centra desde hace meses en la reivindicación de la abolición de la prostitución, ya que la consideran violencia sexual. Por ello, insisten en la redacción de una ley contra la trata, a pesar de que el Ministerio de Igualdad trabaja ya en un borrador.

Este miércoles, Carmen Calvo, secretaria de Igualdad de los socialistas, reconocía que se habían dado “muchas vueltas” sobre este asunto y que había llegado la hora de abordarlo “de una vez por todas”.

“No se puede ser feminista y regulacionista”, decía la exvicepresidenta en una crítica velada a la postura de Unidas Podemos: aunque Montero se ha declarado abolicionista, la formación morada no ha definido su posicionamiento en esta materia, ya que existen distintas sensibilidades en el partido, al igual que ocurre en el seno del movimiento feminista.

Días antes de las declaraciones de Calvo, Montero afirmaba que ser abolicionista no puede quedarse “sólo un eslogan”, sino que debe traducirse en desarrollar políticas concretas desde las instituciones y destacaba que el bipartidismo no ha hecho nada desde 1995 para acabar con la impunidad de la industria proxeneta. 

Abrir el debate

Más allá de las diferencias manifiestas entre los socios del Gobierno de coalición, las sensibilidades también difieren en el Congreso.

El PNV quiere sacar de la ley de garantía integral de la libertad sexual el articulado sobre la explotación sexual y ha pedido valentía para, antes de legislar en un sentido abolicionista o regulacionista, tener un debate profundo sobre la prostitución en el Parlamento.

“Con la tercería locativa quieren cerrar el debate de la prostitución sin haberlo abierto, con una medida únicamente punitiva y a otra cosa, mariposa. (...) ¿No merece un debate, una reflexión y un aparte profundo?”, solicitaba el diputado vasco Joseba Andoni Agirretxea.

O no se atreven o sólo quieren jugar con algunas cartas y no toda la partida”, añadía.

La posición de Bildu es parecida, sus parlamentarios estiman que “no viene a cuento el debate de la prostitución” dentro de la ley, ya que es un “tema pendiente que requiere un debate sosegado”, en palabras de la diputada Isabel Pozueta.

Sin embargo, JxCat, solicitaba recuperar el debate sobre la regulación legal de la prostitución y añadir a las “trabajadoras sexuales” en la ley del sólo sí es sí.

Desde la tribuna del Congreso, Montero pedía a todos los diputados que “debatan y dejen por un momento de lado la necesidad de confrontar” para hablar de los derechos y las necesidades de las mujeres de España. El debate de la prostitución marcará, sin duda, la negociación.