La víctima, una mujer con una discapacidad auditiva de más del 60%. El agresor, su compañero sentimental, un individuo que ya había sido condenado en firme por violencia doméstica y de género hace cuatro años. Los hechos tuvieron lugar en una vivienda de Murcia y fueron presenciados por el hijo de la mujer, un joven con un grado de discapacidad reconocido de casi el 90%.

El Juzgado de Lo Penal Nº 6 de Murcia consideró probado que, el día del ataque, en el marco de una discusión entre la pareja, él "la agarró del pelo arrastrándola hasta un sofá, donde comenzó a golpearle fuertemente la cabeza contra los brazos de madera del sillón y contra una mesa de comedor, propinándole igualmente golpes en la zona costal, cesando la agresión al advertir la considerable presencia de sangre por toda la vivienda, lo que aprovechó la mujer para avisar por teléfono a su familia, que reside muy próxima al lugar". La mujer acabó con la nariz rota y un ataque de ansiedad.

El hermano de la víctima, en su declaración como testigo, explicó que, cuando llegó al lugar, ante la llamada de socorro de su familiar, "había sangre por toda la casa, el pasillo y el salón, todo patas arriba… y que el hombre le dijo, espontáneamente, que había explotado y la había liado". Además, dos agentes de Policía que también se personaron en el domicilio contaron que, al llegar, aparte de la sangre por toda la casa observaron la presencia de mechones de pelo por el suelo, que la mujer tenía lesiones en la cara, el cabello revuelto y con sangre, se quejaba de dolor en las costillas, y que, según el segundo de los agentes, el hombre le reconoció la agresión a su pareja.

Alega defensa propia

El sujeto fue condenado a un año de cárcel por lesiones y a indemnizar a la mujer, a la que no podrá acercarse durante los próximos tres años, con 1.800 euros por las lesiones sufridas. 

El individuo recurrió ante la Audiencia Provincial. Aseguró que, durante el procedimiento, "se infringió el principio de igualdad, porque se le privó, por el hecho de ser hombre, de poder ejercitar la acusación" frente a la que fue su pareja. Ante esto, "el tribunal no es capaz de entender la discriminación sexual invocada: se nos antoja pura demagogia", le responde la Audiencia, en la resolución judicial. 

Insistió este vecino que él "se limitó a defenderse" y aseguró que la mujer se comportó de forma extremadamente violenta". Además, dice que ella le rompió a él un dedo y que, si él la golpeó, fue un "acto reflejo y defensivo". 

La Audiencia, al desestimar su petición y confirmar la sentencia del juzgado, remarca que "la fractura del dedo pudo deberse a algún descontrolado golpe contra el mobiliario, que los testigos observaron patas arribas".