Pedro Sánchez continúa completando la argumentación que utilizará el Gobierno para defender los indultos a los condenados del 'procés'. Es la respuesta de un Estado "magnánimo", que demuestra su fortaleza también siendo generoso con aquellos que quebrantaron la ley en aras de la "convivencia" y el "reencuentro" necesarios. "Magnanimidad" que reclama igualmente a los ciudadanos.

El Ejecutivo es consciente de que una decisión que marcará toda la legislatura, tan delicada, necesita de "mucha pedagogía" antes de ser adoptada. Por eso el presidente se afana, antes de precisar los tiempos y los detalles, en explicar "el mensaje político". Este miércoles lo pudo hacer desde Buenos Aires, en la primera estación de su minigira latinoamericana que le llevará mañana jueves a Costa Rica. Durante su comparecencia con el mandatario de Argentina, Alberto Fernández, pudo referirse por primera vez a la tribuna de Oriol Junqueras -misiva en la que el líder de ERC se apartó de la vía unilateral y en la que decía aceptar los indultos-, que concibe como un gesto de "distensión" que ha de ser "bienvenido".

Sánchez, en su respuesta, retomó primero el hilo que le había dejado, un día antes, la ministra portavoz, María Jesús Montero. Así, expresó su "comprensión" hacia los ciudadanos que sientan "reparos" ante el posible perdón gubernamental tras los hechos del otoño de 2017, cuando se sucedieron las leyes de desconexión, el referéndum ilegal del 1 de octubre y la declaración unilateral de independencia. El presidente entiende a esos "compatriotas" en Cataluña y en el conjunto de España con muchos recelos, pero a la vez les pide que tengan "confianza" en él. "Tenemos que hacer una apuesta por la convivencia, por la reparación de esos errores que se cometieron en 2017. La sociedad española tiene que transitar de un mal pasado a un futuro mejor, y eso implica magnanimidad".

El jefe del Ejecutivo celebra la tribuna de Junqueras: es un gesto de "distensión" que, como tal, ha de ser "bienvenido"

El líder socialista indicó que el Gobierno, con sus decisiones, va a "construir convivencia", porque con ella se permitirá a la sociedad catalana que "vuelva a reencontrarse consigo misma" después de verse fracturada y que posibilitará también la reconstrucción de puentes de Cataluña con el resto de España. Porque todo procede de un problema que, dijo, heredó de la Administración del PP. "Pido comprensión, magnanimidad al conjunto de la sociedad catalana y española porque el desafío que tenemos por delante merece la pena", remachó. Esa "magnanimidad" también era invocada por el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, pilar fundamental del equipo del presidente en esta materia.

Dentro de la Constitución

Cuando los periodistas preguntaron a Sánchez, en la capital argentina, por la fecha de la reunión de la mesa de diálogo, insistió en que lo importante es el "mensaje político", la "vocación" de su Gabinete de abrir "un nuevo periodo en Cataluña", que ha de estar fundamentado en el "diálogo, la negociación y en el acuerdo, siempre respetando los márgenes que otorgan la Constitución, la legalidad democrática y la seguridad jurídica". Con ello, estaba descartando, como esta miércoles repitieron varios de sus ministros en la sesión de control en el Congreso, un referéndum de autodeterminación pactado. Es lo que exige ERC, pero es lo que no concederá el Ejecutivo, porque los socialistas subrayan que no cabe en la Carta Magna.

El "primer hito" en esa hoja de ruta de distensión será, "como mandan los cánones", su entrevista con Pere Aragonès en la Moncloa, que será en junio, aunque no tiene señalada día y hora. "Luego veremos cuándo se tiene que celebrar la mesa de diálogo". ¿Estará Junqueras? Sánchez, como hiciera Montero hace una semana, no lo descartó: no le gusta "vetar a nadie" en una declaración pública, pero sí advirtió de que se trata de un foro "entre gobiernos". Precisión que repitió dos veces. Recomendó "trascender" estos debates aunque tengan impacto mediático, para dar pasos en la línea de la "distensión, la convivencia y la superación de una crisis muy importante" para Cataluña y el resto de España.

Sánchez indica que "no veta a nadie", tampoco a Junqueras, pero incide en que la mesa de diálogo es un foro "entre gobiernos"

A Sánchez también se le inquirió, como era esperable, por la posible remodelación de su Gabinete, anticipada por varios medios, también este diario, la semana pasada. El presidente se limitó a verbalizar el mensaje que lanzó la Moncloa tras la cascada de informaciones que apuntaban en la misma dirección: está concentrado en "dos objetivos fundamentales". Uno es la vacunación -ya quedan "70 días" para alcanzar el objetivo de un 70% de la población inmunizada- y el segundo, la recuperación económica. "Lo demás, qué quiere que le diga, no es prioritario". Sánchez, por tanto, no descartaba esa reestructuración ministerial, pero mientras aprovechaba para enfriarla. Si la hubiera, por tanto, no será inminente.