La presión migratoria en Ceuta remite pero la crisis diplomática con Marruecos en modo alguno se ha resuelto. De hecho, es lo que el Gobierno asume que costará más reconducir. El Ejecutivo, no obstante, cree que un papel "clave" lo está jugando la presión de la Unión Europea, cuyos máximos responsables apoyaron en bloque la postura española desde el martes. El mensaje que está reiterando el Gabinete de Pedro Sánchez a Marruecos es que no tiene enfrente a España, sino a sus socios europeos.

De hecho, como apuntan fuentes diplomáticas a este diario, Exteriores está comprobando el "impacto" de la ayuda de la Unión y la "presencia" del presidente en Ceuta y Melilla el mismo martes. Y en ese sentido, añaden desde la Moncloa, es muy importante que Bruselas se haya alineado claramente con Madrid. La lectura que hacen en el Ejecutivo es que Rabat midió mal sus movimientos. Porque, como recordaba esta misma semana la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, la cuestión migratoria es de "enorme sensibilidad" en la UE.

La acción del Ejecutivo se centra, pues, en dos líneas. Uno, "gestionar la emergencia" en Ceuta, promoviendo los retornos de los recién llegados y atender y acoger a los menores y distribuirlos en las comunidades. Y dos, movilizar al máximo la maquinaria diplomática para "reconducir la crisis". España trabaja con las instituciones comunitarias y también de manera bilateral con los Estados miembros. Exteriores, indicaron fuentes del ministerio, está en estrecho contacto con los tres países europeos que forman parte actualmente del Consejo de Seguridad (Estonia, Noruega e Irlanda), además de Francia, cuya posición tradicionalmente ha sido más cercana a Rabat. Además, es muy probable que la cuestión migratoria emerja en el Consejo Europeo del próximo lunes y martes, bien suscitada por Sánchez o por el 'premier' italiano, Mario Draghi.

A la vez, añaden desde el Gobierno, se está insistiendo a la ONU para que el secretario general, António Guterres, nombre a un enviado especial para el Sáhara -el cargo está vacante desde mayo de 2019, cuando dimitió el alemán Horst Köhler- que sea aceptable para todas las partes.

En suma, describen en el Gobierno, se está desplegando una "diplomacia multinivel" para procurar una "normalización" de las relaciones con Marruecos. Pero no hay fecha para zanjar la crisis. Es más, Rabat no afloja la presión: este jueves, el ministro de Exteriores del reino alauí, Nasser Burita, avisó de que la embajadora en Madrid, Karima Benyaich, "no regresará [a España] mientras dure la crisis, y la crisis durará mientras continúen su verdadera causa", que es la entrada del secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, en territorio español "en condiciones indignas para un Estado de derecho", informa EFE. El líder saharui, hospitalizado en Logroño con identidad falsa, ha sido llamado a declarar por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz el 1 de junio. El magistrado rechazó este jueves decretar prisión inmediata contra él, como había pedido la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadeh) y el bloguero Fadel Breica.

Burita, en la primera referencia de un responsable del reino alauí a la avalancha migratoria sobre Ceuta -8.000 personas en 48 horas-, achacó la oleada a un "contexto de fatiga del dispositivo policial marroquí tras las fiestas del fin de Ramadán" pero también a "la inacción total de la policía española", que se despliega a razón de un efectivo por cada cien agentes marroquíes en las zonas fronterizas, indicó. Burita lamentó la "campaña de hostilidad mediática" de las cabeceras españolas.

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También llegaron a Rabat duras palabras por parte del Gobierno. "No vamos a aceptar el más mínimo chantaje ni cuestionamiento de la integridad territorial", aseguró la titular de Defensa, Margarita Robles, en RNE. La ministra insistió en que "la integridad de España no es negociable ni está en juego" y el Gobierno usará "todos los medios necesarios para garantizar la integridad territorial y vigilar las fronteras". Robles acusó a Rabat de violar las normas del Derecho internacional "lanzando" a sus ciudadanos, incluidos niños y jóvenes, a cruzar una frontera ilegalmente. Pero el Ejecutivo, dijo, es "contundente" frente a estos "chantajes". "Con España no se juega", advirtió.

Cada día que pasa, el Gabinete de Sánchez evita poner paños calientes a la situación: la crisis, aseguró la responsable del Ejército, es "muy seria" y no se puede obviar, y espera que Marruecos haya sacado "conclusiones" vista la respuesta de España y de la Unión Europea. Porque se trata de una "agresión a las fronteras españolas y de la UE y eso en Derecho internacional no es asumible", remachó, informa Europa Press.