Lo que el PP vivió ayer parece un ejemplo a lo bestia del proverbio chino más famoso: “El aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. En este caso, la mariposa estaba en Murcia y ha provocado un grave terremoto en Madrid y movimientos sísmicos importantes en Castilla y León.

El presidente de los conservadores, Pablo Casado, empezó el día con una agenda típica de miércoles. Primero, sesión de control al Gobierno en el Congreso y, después, se había puesto varias reuniones en su despacho de la sede de Génova, para abordar otros asuntos del partido. La víspera por la noche le habían llegado “algunos avisos” de que Ciudadanos podía romper en Murcia, pero nada más. Hacía unos días había pasado lo mismo con Castilla y León y los naranjas no habían hecho nada. En la dirección del PP no tenían información de lo que se les venía encima, del divorcio que les iba a presentar Ciudadanos en la región y la implosión que eso supone para la triple alianza con Vox en la derecha. Los de Inés Arrimadas están en caída libre, como se vio en las catalanas, y a la primera oportunidad es el PSOE el que ha conseguido hacerles una opa hostil.

Altos cargos y barones autonómicos del partido consultados por este diario ponen nombre y apellido al responsable de ese “error terrorífico” del PP, en palabras de un presidente regional: Teodoro García Egea, el secretario general. Él es el encargado de la buena salud de la vida interna del partido y, además, es de Murcia, territorio que él se jactaba de controlar. “Ya rompimos con Vox en la moción de octubre y no tenemos bien atados a Ciudadanos. En esta situación de multipartidismo, ¿qué socio nos ayuda para sumar entonces? ¿Cómo puede ser que el secretario general no haya olido siquiera esa operación en su tierra y no la desactivara?”, se pregunta ese presidente autonómico citado.

El presidente del PP, Pablo Casado, ayer, en la sesión de control al Gobierno. | | CHEMA MOYA / EFE

El presidente del PP, Pablo Casado, ayer, en la sesión de control al Gobierno. | | CHEMA MOYA / EFE

Sobre las nueve y media de la mañana llegó el primer golpe a Casado. Ciudadanos se había aliado con el PSOE para presentar mociones de censura al PP en el Gobierno de Murcia y cinco ayuntamientos de la región, incluido el de la capital. Adiós a un feudo de los populares, que han gobernado esa autonomía nada menos que 26 años.

Esa maniobra política de naranjas y socialistas desató otra operación que, según la Comunidad de Madrid, ya estaba hablada con Casado la noche de antes: si Arrimadas se atrevía a dejarles solos en Murcia (donde gobiernan en coalición), ellos apretarían en la capital “el botón nuclear” y convocarían elecciones anticipadas. Isabel Díaz Ayuso lo hizo, pero Más País y el PSOE presentaron rápidamente mociones de censura, un movimiento para cortocircuitar la llamada a las urnas. La precipitación de los hechos provocó un embrollo jurídico que todavía no se ha aclarado. La Mesa del Parlamento autonómico (presidida por Ciudadanos) admitió a trámite las mociones y frenó de facto la convocatoria electoral, ya que legalmente una cosa obstaculiza la otra. El choque para aclarar qué prevalece se resolverá en el terreno de la Justicia. El enfado llevó a Ayuso a expulsar a todos los consejeros de Cs de su Gobierno regional, un arrebato que no ayudará a la reconciliación.

“Corrupción en Murcia”

Pero ese no fue el único derechazo para Casado. Pocos minutos después se supo que el PSOE también intentará tumbar a Alfonso Fernández Mañueco (PP) en Castilla y León, donde preside un Ejecutivo en coalición con Ciudadanos. La dirección de los naranjas aseguró que su voluntad era solo castigar a los dirigentes del PP de Murcia por su “corrupción y ser unos roba-vacunas” y que no tiene intención de desalojar a Mañueco, pero los acontecimientos se aceleraron y lo que era un runrún estas semanas atrás se convirtió en un hecho. Solo necesitan que cuatro diputados de Ciudadanos decidan apoyar al PSOE.

El presidente del PP, Pablo Casado, ayer, en la sesión de control al Gobierno. | | CHEMA MOYA / EFE

El presidente del PP, Pablo Casado, ayer, en la sesión de control al Gobierno. | | CHEMA MOYA / EFE

El secretario general de esa formación en la región, Luis Tudanca, se mostró convencido de que lograrán su misión, que estuvo supervisada por la tarde desde la sede de Ferraz por el propio Pedro Sánchez. El jefe del Ejecutivo estuvo reunido allí con sus colaboradores y ve con optimismo, según esos asesores, las mociones de censura en Madrid y Castilla y León.

“Es alucinante cómo Sánchez sigue consiguiendo sus objetivos pese a la presión que tiene con su gestión por la pandemia y la crisis económica que tenemos encima”, se lamenta un alto cargo del grupo parlamentario del PP. El malestar en numerosos dirigentes del partido con Casado y su núcleo duro es altísimo, porque consideran que los episodios vividos ayer demuestran que la “sala de máquinas no funciona”. Aseguran que ya le han hecho llegar en privado y de manera directa al líder del PP que “no está rodeado de gente preparada”. “García Egea ha estado entretenido metiéndole el dedo en el ojo a Mañueco, a Juanma Moreno [presidente de la Junta de Andalucía] y hasta a [Alberto Núñez] Feijóo en decisiones del partido en las provincias en vez de dedicarse a asegurarse el apoyo a Ciudadanos”, dice un presidente autonómico. Y otro, también barón: “Debería dedicarse a lo importante. Ni se ha enterado”.

En las baronías preocupa la “operación de altísimo riesgo” de la Comunidad de Madrid, ya sea porque se lleguen a debatir las mociones de censura o porque haya elecciones anticipadas. En el primer caso, temen que Ángel Gabilondo, el candidato del PSOE y el más votado en las elecciones del 2019, pueda ganarla. En el segundo, creen que si Sánchez cambia a Gabilondo por Margarita Robles, un nombre que se ha colado en las quinielas, pueda atraer al votante de Ciudadanos por su perfil moderado y “españolista” y recoja todas esas papeletas que antes fueron a los naranjas. “Que haga como [Salvador] Illa en Cataluña”, apunta una diputada del PP.

Casado ya rompió con Vox en la moción de censura que Santiago Abascal presentó a Sánchez en octubre, un paso que fue celebrado por la parte más moderada de la formación popular. Sin embargo, ese gesto no ha sido premiado en las urnas: en Cataluña, la ultraderecha sacó 11 diputados frente a los 3 del PP. Vox está intratable.

Y, ahora, ha sido Ciudadanos el que ha dado el paso atrás en Murcia y ya se verá qué hace en Madrid y Castilla y León finalmente. Casado está solo, sin socios ni a derecha ni izquierda.

A las ocho y media de la noche salió García Egea a hacer una breve declaración en la sede de Génova. Aceptó un par de preguntas, pero no las respondió y repitió las ideas que había salido a lanzar. Empezó dando por hecho que también ha pactado con el PSOE “derribar” los gobiernos en Castilla y León y Madrid. Después desacreditó la decisión de Arrimadas diciendo que son “pactos oscuros” que han sido “pergeñados en despachos de dirigentes de Unidas Podemos, el PSOE y Ciudadanos”. Y acabó abriendo las puertas del PP a “dirigentes, militantes y simpatizantes” de la formación naranja “defraudados” con su presidenta.

“Vamos a trabajar para que Madrid tenga un futuro estable, que los madrileños dependan de sí mismos, no de pactos oscuros en despachos”, afirmó Egea.

En la sede de Génova descartan que la decisión de la Mesa de la Asamblea de Madrid de calificar las mociones de censura, no dando por disuelta la Cámara, vaya a impedir la celebración de las elecciones en la Comunidad de Madrid. La solución, otro día. En esta jornada trepidante no cabía nada más.