El Govern considera que la revisión del modelo de orden público no puede ir ligada a la negociación por la investidura ni servir para cuestionar a los Mossos d'Esquadra y ha advertido de que la gestión policial ante disturbios como los de la última semana por Pablo Hasel nunca será "agradable a la vista".

Una semana después de que se iniciaran los disturbios, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, ha aprovechado una visita a la comisaría de Vic (Barcelona), que quedó destrozada por el ataque de un grupo de manifestantes el pasado martes, para deshacerse en elogios con la policía catalana y para alertar de que sería hacerse "trampas al solitario" pretender cambiar ahora el "modelo policial".

Otra cosa, ha precisado, es que se abra un debate en profundidad para revisar el modelo de orden público, aunque ha remarcado que ello no se puede hacer en "una o dos semanas de negociación para tener Govern", sino que se debe llevar al Parlament y estar varios meses debatiendo, como ocurrió en 2013 cuando se prohibieron las pelotas de goma.

En cualquier caso, el conseller ha avisado que no existe ningún modelo de orden público "que sea agradable a la vista", ya que no gustan ni las pelotas de goma ni los proyectiles de precisión y otros modelos en Europa, como los caballos en Inglaterra, el agua a presión en Alemania y el gas pimienta en Francia, causan muertos.

Sàmper ha recordado que en las encuestas del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat los Mossos siempre obtienen una de las mejores puntuaciones, por encima del 6,5, y que ello no es por "casualidad".

"Es el cuerpo del 17A, es el mismo cuerpo del 1-O de 2017, es un cuerpo profesional", ha indicado el conseller, que se ha referido así a la gestión de los Mossos d'Esquadra durante los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona) de agosto de 2017 y durante el referéndum ilegal, cuando obtuvieron sus mayores cotas de popularidad entre buena parte de la sociedad catalana.

De hecho, Sàmper se ha referido a la sentencia de la Audiencia Nacional que absolvió a la cúpula de Interior y al mayor de los Mossos, Josep Lluis Trapero, por su papel en el 1-O, en una resolución en que, según ha destacado, quedó claro que son una policía "profesional" y "ejemplar", "mucho mejor que Policía Nacional y que Guardia Civil".

Las protestas dieron ayer un respiro a los Mossos d'Esquadra, al atenuarse su intensidad: la séptima noche de movilizaciones, que reunió en Barcelona a unas 700 personas, se saldó con apenas una decena de contenedores quemados y cuatro detenidos, uno de ellos menor de edad.

Los detenidos han quedado en libertad tras comparecer ante el juez y a dos de ellos, que fueron arrestados porque tenían un requerimiento judicial previo por un delito de robo con fuerza, se les ha archivado la causa.

No es el caso de Carles, uno de los detenidos en los disturbios del fin de semana a quien el juez de guardia envió ayer a prisión por riesgo de reiteración delictiva, después de que los Mossos d'Esquadra -según hacen constar en sus atestados- lo sorprendieran montando barricadas en tres ocasiones, aunque no pudieron alcanzarlo porque huyó en unos patines en línea.

En una asamblea convocada esta tarde en la plaza de Sants, centenares de vecinos se han concentrado para expresar su apoyo al manifestante encarcelado, un joven muy arraigado en el barrio, y han convocado una protesta para el próximo sábado para exigir su puesta en libertad.

Las movilizaciones de apoyo a Hasel han llegado también hoy a Bruselas, donde este martes se han congregado una treintena de personas, entre ellas el rapero Valtonyc y los exconsellers Lluís Puig y Meritxell Serret, huidos de la justicia española.

Y en el Congreso, al hilo de las reformas legales que el Gobierno ha puesto sobre la mesa a raíz del caso de Hasel, la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, ha abogado este martes por que los delitos de expresión se castiguen con multas o trabajos en beneficio a la comunidad.

La semana de disturbios ha seguido sobrevolando hoy la política catalana: en la línea de lo expresado ayer por el vicepresidente del Govern Pere Aragonès, la consellera de Presidencia, Meritxell Budó, ha pedido a la CUP que separe las negociaciones sobre la investidura de la revisión del modelo policial de los Mossos, para que ese debate lo asuma el Parlament.

Mientras Vox -como hiciera la CUP días atrás- pedía su dimisión, el conseller de Interior ha visitado esta mañana junto al de Empresa, Ramon Tremosa, los comercios del centro de Barcelona asaltados durante la oleada de protestas, que suman una docena de saqueos, 120 vidrios rotos y cerca de 300 pintadas.

Tremosa ha asegurado que esta situación puede comportar el "cierre de establecimientos" y la pérdida de puestos de trabajo y, a la larga, afectar a la imagen internacional de Barcelona, por lo que ha apostado por evitar que esta manera de actuar se convierta en un ejemplo. "No se puede permitir", ha dicho.