El ya exministro de Sanidad Salvador Illa entregó ayer la cartera a Carolina Darias reconociendo el sabor agridulce que le ha dejado su etapa en el cargo. Satisfecho con el trabajo desarrollado, pero sin ocultar el deseo de que habría preferido tener que desempeñarse en circunstancias muy diferentes a las que ha deparado la pandemia del coronavirus. A su sucesora le deseó lo mejor y le avanzó que le espera una “tarea dura” pero “agradecida” por poder mejorar la salud de los ciudadanos.

Ante todo, Illa se lleva la lección de lo importante y necesario que resulta “lo público”. De ese modo se refirió a la ventaja que ha supuesto abordar un problema del tamaño del actual con un sistema de salud, si bien mejorable, robusto. En el balance final enumeró “el honor” que ha significado “servir a España”, el que le ha producido trabajar con sus compañeros de equipo y los profesionales de la salud, y el convencimiento de que al coronavirus se le va a “derrotar”.

En el cruce de elogios con Carolina Darias, destacó “la templanza” de esta al frente del Ministerio de Política Territorial y Función Pública, departamento también muy activo en la gestión de la pandemia por la interactuación con otros niveles de la Administración, como el autonómico. Virtud, la de mantener siempre la calma, que la política canaria le devolvió en su intervención posterior.

El exministro tomó el formato del acto celebrado ayer para ejemplificar el impacto que la “terrible pandemia” ha tenido en el conjunto de la sociedad. De los abrazos y besos de hace poco más de un año, a un salón prácticamente vacío en el que todos los asistentes portaban la preceptiva mascarilla. Ni siquiera tuvo oportunidad de entregar a Darias en mano la cartera del Ministerio de Sanidad. Reposaba sobre una silla y de ahí la tomó la política canaria.

Illa guardó un lugar protagonista en su discurso al “legado de Ernest Lluch”, ministro de Sanidad y Consumo en el primer Gobierno de Felipe González que fue asesinado por ETA en el año 2000. A él le atribuyó ser “padre del Sistema Nacional de Salud” en su empeño por hacer de España un país con una “sanidad pública, universal y gratuita”. Ese gigante puesto en pie en los años ochenta es lo que, a juicio de Salvador Illa, ha permitido plantar batalla en mejores condiciones para todos.

“Resolver problemas” ha guiado su tiempo el frente del ministerio. Algo que no siempre resultó sencillo en medio de la vorágine del día a día. Por ejemplo, el exministro agradeció la dedicación mostrada por los 23 consejeros autonómicos con los que ha tenido que relacionarse. “No me he confundido”, enfatizó para dejar claro que la pandemia lo ha puesto difícil a la clase política. No hay que ir lejos, Teresa Cruz era consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias al decretarse el estado de alarma y ese cargo hoy lo ocupa Blas Trujillo.