El jueves pasado, Pablo Casado se decidió a dar una entrevista en directo en la televisión. No es muy amigo de ese tipo de cara a cara con los periodistas. Fue en la Sexta. El líder del PP quería sacar rédito de la dimisión del consejero de Sanidad de la Región de Murcia, uno de los primeros casos que se conoció de enchufe entre los políticos. Manuel Villegas había dejado el cargo y Casado dijo ante las cámaras que ese paso al lado resumía la "ejemplaridad" que él defiende para su partido. Casado se atribuyó el cese. "La ejemplaridad que exijo es muy clara", proclamó ante las cámaras.

Horas más tarde, saltó otro caso igual en Ceuta. Otro político, también del PP en este caso, se sumaba a la lista de representantes públicos de todos los partidos que han hecho caso omiso del protocolo marcado por el plan de vacunación. El consejero de Sanidad de la ciudad autónoma, Javier Guerrero, también se había vacunado.

Después de escuchar a Casado tan contundente, parecía que la salida de Guerrero del Gobierno iba a ser cuestión de horas, pero no fue así. El consejero se ha agarrado al sillón y la dirección nacional del PP, con el secretario general, Teodoro García Egea, a la cabeza, ha necesitado cinco días para torcer su brazo. En un comunicado conocido esta mañana y emitido por la presidencia, Guerrero ha presentado su dimisión "irrevocable" y su renuncia al acta de diputado en la asamblea de la ciudad autónoma.

La semana pasada, el afectado dijo que no lo dejaría porque, a su juicio, no había incumplido ningún protocolo. Además, añadió que no le gustan las vacunas y que no se vacunaba "ni de la gripe". "Yo no quería vacunarme", aseguró, antes de explicar que sus técnicos le dijeron que o se vacunaba él o ellos tampoco lo harían.

En el comunicado emitido hoy, el Gobierno ceutí asegura que finalmente deja el cargo y el acta "tras volver a reflexionar" aunque sigue pensando que ha actuado "de forma correcta y de buena fe".