Pedro Sánchez mostró este sábado, durante el comité federal del PSOE celebrado en Barcelona, su absoluta confianza en el desenlace de las elecciones catalanas, que en principio se celebrarán el 14 de febrero: la victoria y posterior investidura como 'president' de Salvador Illa, candidato del PSC y todavía ministro de Sanidad. Las encuestas, al menos las últimas, indican que el triunfo del socialista catalán en las urnas es posible, pese a que los pactos posteriores se anticipan muy complicados. Pero Sánchez no dudó. Habrá "cambio", dejando atrás más de una década de mandatos independentistas en la Generalitat.

La posibilidad de que los comicios tengan lugar dentro de tres semanas está cada vez más cerca, tras la decisión del Tribunal de Justícia de Catalunya (TSJC) de suspender cautelarmente el aplazamiento, hasta el 30 de mayo, aprobado por el Govern con el apoyo de todos los partidos salvo el PSC. Todavía falta que los magistrados tomen su decisión definitiva (se han dado de tiempo hasta el 8 de febrero, pasado el ecuador de la campaña), así que Sánchez no quiso dar por hecho que las elecciones serán el 14-F, como sí hacen en privado sus colaboradores. Pero sí acusó a los rivales de los socialistas catalanes de inventarse "trucos" por "temor" al empuje del ministro, que dejará el Gobierno la semana que viene.

"Las fechas son lo de menos. Lo importante es el respeto a las reglas democráticas. Y aún más importante es que Cataluña cierre cuanto antes un ciclo estéril, una década fracasada, y abra paso a un tiempo nuevo. Es inútil de que sigan inventando trucos. Cuando ha llegado la hora, se puede atrasar el cambio, pero no se puede impedir. Y ese cambio se llama Salvador Illa", dijo Sánchez durante un comité federal atípico. Por su enclave: en Barcelona en lugar de Madrid, para dar apoyo al PSC. Y por su formato: telemático, con muy pocos participantes presenciales. Entre ellos, Miquel Iceta, líder del PSC, Illa y Sánchez.

Sánchez describe el 'factor Illa': "Enorme sentido común, trabajo duro y mucha bondad"

Sánchez describe el 'factor Illa': "Enorme sentido común, trabajo duro y mucha bondad"

Sánchez describe el 'factor Illa': "Enorme sentido común, trabajo duro y mucha bondad". Agencia ATLAS / EFE

Sin "revanchas"

Si Sánchez usó la palabra "cambio", Illa empleó "reencuentro". En unas breves palabras, dijo ser un aspirante para "pasar página" a una década "perdida" por el 'procés', apostando por una Cataluña "sin revanchas", en la que "nadie puede sentirse orgulloso" de lo que ha sucedido. "No voy a preguntar a nadie qué ha hecho estos últimos diez años, no pienso ajustar cuentas con nadie. Creo en una Catalña sin revanchas y que se centra de verdad en lo que importa: el trabajo digno, la sanidad pública y los avances sociales", insistió.

"En estos meses largos, he sentido que la presencia y cercanía de Illa eran siempre una garantía. Lo que garantiza Salvador es trabajo y buena fe. Es curioso. Desde que se conociera la candidatura de Salvador, muchos han hablado del 'factor Illa'. Hay quien trata de cuantificarlo. Unos lo observan con temor, como estamos viendo no solamente en los independentistas sino también en esa derecha. Otros con una enorme ilusión. Salvador es sensato, trabajador e inteligente. Es un hombre bueno", dijo el presidente del Gobierno, que también dedicó varios minutos a ensalzar la "generosidad" de Iceta.

El pasado noviembre, el primer secretario de los socialistas catalanes comunicó a Sánchez su intención de dejar paso a Illa, ante su mejor valoración en el electorado. "Un día se presentó en mi despacho. 'Mira, Pedro. Yo creo que soy un buen candidato. Pero Cataluña necesita un buen presidente. Y ese presidente es Salvador'", recordó el líder del PSOE.

Pero ambos, junto al propio Illa, se comprometieron a no decir nada sobre el cambio planeado hasta finales de año, negando en numerosas ocasiones que fuese a haber relevo en la candidatura, que cogió por sorpresa a sus adversarios políticos en Cataluña. Por eso, dicen los socialistas, han intentado retrasar los comicios del 14 de febrero. Los independentistas, en cambio, argumentan que el aplazamiento es casi obligado, debido a los malos datos en la autonomía, que en las últimas 24 horas ha diagnosticado 3.809 nuevos contagios y ha sumado 70 muertes. Según su relato, el Gobierno se niega ahora a adelantar el toque de queda y estudiar un posible confinamiento, como piden varios territorios, también socialistas, para evitar quedarse sin argumentos contra la suspensión de los comicios catalanes.

GMv2_fin|pTipoComp=videos&pIdGaleria=600c0f61a41393197c80ade2|GMv2_fin El Comité Federal del PSOE arranca con un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia. Agencia ATLAS

Cargas a Podemos

Pero Sánchez, en su discurso (largo, de casi una hora), no solo se detuvo en Cataluña También habló de la situación de la pandemia, pasando de puntillas por la tercera ola y mostrando su optimismo tras la llegada de la vacuna. Del próximo congreso del PSOE, que se celebrará en octubre. Y de la necesidad de que España aproveche esta difícil coyuntura para iniciar su "transformación". El presidente también lanzó varios dardos a su socio en el Gobierno, Pablo Iglesias.

Sobre todo, por las polémica palabras que el vicepresidente segundo y líder de Podemos pronunció hace unos días en La Sexta, en las que consideró que la situación de Carles Puigdemont y la del exilio republicano eran comparables. Primero, Sánchez reivindicó ese exilio. "Se fueron porque defendían la legalidad democrática. Lo dieron todo, incluso su vida, por la libertad. Son el cimiento sobre el que está construida nuestra democracia. Tenemos una deuda con aquellas gentes", dijo. Y después, más adelante en su intervención, cuando recordó la génesis del PSOE, añadió: "Somos un partido que ha sobrevivido a la persecución y al exilio. Hablo del verdadero exilio".

La otra carga contra Iglesias tuvo que ver con la posición tradicional del líder de Podemos, basada en dibujar un escenario en el que son siempre los morados quienes fuerzan al PSOE a tomar medidas ambiciosas, verdaderamente de izquierdas. Frente a las "barricadas" y los "paraísos prometidos", Sánchez defendió la izquierda realista del PSOE. "Somos la izquierda que apuesta por la unidad de la izquierda. Quizá es una visión humilde, pero es un orgullo poder deciros algo especial, tan sencillo como emocionante para este militante: somos la izquierda y todos sabemos lo que esto significa", concluyó.