Alrededor del 15% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comarca del Campo de Gibraltar proviene de la actividad económica y comercial con el Peñón y un Brexit duro supondría una pérdida de unos cuatro puntos, una estimación del Grupo Transfronterizo que habla por sí sola de la necesidad de encontrar una solución económica satisfactoria antes del 1 de enero.

Para la vicepresidenta del Grupo Transfronterizo, María del Mar Sánchez, esta solución económica pasa por dar fluidez al paso fronterizo y por crear estabilidad: "No hay nada firmado que nos dé estabilidad, y necesitamos un escenario estable para que vengan las inversiones. El dinero tiene miedo y las inversiones pueden no llegar".

En este sentido, apela a fórmulas como las encontradas en Europa para territorios como San Marino, con un paso fluido tanto de personas como de mercancías. El mejor de los modelos sería convertir la Verja en frontera Schengen, lo que mejoraría incluso la fluidez del tránsito actual. Una medida que ha sido rechazada por Reino Unido por cuanto comporta la presencia policial española o del Frontex.

El presidente de la Cámara de Comercio del Campo de Gibraltar, Carlos Fenoy, considera que "hay que superar prejuicios y secuelas de los años sesenta. Estamos en el siglo XXI y hay que mirar al futuro", por lo que apela a fórmulas 'win win' (todos ganan) que permitan beneficios a ambos lados.

Para Fenoy, la solución idílica sería "crear una zona de prosperidad compartida, con fiscalidad similar, para que esa frontera tenga una ósmosis más igualitaria. En 14 kilómetros, tenemos cuatro regímenes fiscales distintos, el de Marruecos, el de Ceuta, el del Campo de Gibraltar y el de Gibraltar, y el peor de ellos, con diferencia es el nuestro. Es el momento de conseguir una igualdad de oportunidades".

Alrededor de 10.000 trabajadores españoles prestan servicios en Gibraltar y la mayor parte de estos empleos recae en sectores como el de la construcción o trabajos de formación profesional para empresas, aparte de los sanitarios y asistenciales, de ahí que existía una gran interdependencia que se podría romper si no se produce un acuerdo antes del 1 de enero.

María del Mar Sánchez explica que un Brexit duro provocaría "una gran burocracia a la hora de tener que pasar las mercancías y tener que prestar estos servicios". Una de las principales consecuencias sería el encarecimiento de las tarifas arancelarias, que "podría hacer que muchas optaran por dejar de pasar", aunque también se plantean alternativas al tráfico por carretera, como el traslado de mercancías por vía marítima en los puertos de Gibraltar y Algeciras.

A ello habría que añadir que las operaciones comerciales se ralentizarían con una frontera dura, ya que las mercancías que llegan desde Reino Unido tendrían que pasar previamente por una aduana y al salir, por el Puesto de Inspección Fronterizo (PIF) del puerto de Algeciras.

Otra consecuencia es que los vehículos industriales, que actualmente no tienen requisitos para el paso por la frontera, tendrían que volver a obtener permisos de circulación bilaterales, lo cual entorpecería aún más el tránsito.

"Pedimos a Reino Unido y España que despejen las dudas y logren un acuerdo. Un Brexit duro sería tremendamente adverso para la toda la zona", concluye Carlos Fenoy.