Francisco Martínez, el exsecretario de Estado de Seguridad, ha ratificado este jueves ante el juez del caso Villarejo que el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz estaba al tanto de la operación 'Kitchen' sobre el espionaje a Luis Bárcenas en 2013 en busca de documentos comprometedores de dirigentes del PP.

Durante su declaración, que ha durado más de dos horas, Martínez ha asegurado que el exministro le pidió que le confirmara si el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, que actuó como confidente en 'Kitchen', era colaborador policial, han informado fuentes jurídicas.

Entonces, ha dicho, se dirigió al ex número 2 de la Policía , el exjefe de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) del Cuerpo Eugenio Pino, también imputado, para confirmarlo.

También ha explicado que el excomisario José Villarejo tenía instrucciones expresas de la Policía de reportar todo al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), pero como luego el policía empezó a a denunciar al CNI surgieron las malas relaciones.

De hecho, las desavenencias que tuvo también con Pino hicieron que Villarejo dejara de ser el encargado de pagar al chófer -al que pagaban con fondos reservados-, tarea que se le trasladó al policía Andrés Gómez Gordo, exasesor de María Dolores de Cospedal y también imputado, según el mismo declaró en su día ante el juez.

Según lo declarado por Martínez, Villarejo trabajaba para la Policía y también compartía información con el CNI.

Al conocerse la investigación de la pieza Kitchen, Martínez, que en un principio negó cualquier vinculación con estos hechos, ha señalado que finalmente cambió de estrategia y optó por llevar ante notario los mensajes que había intercambiado con el exministro porque, según ha dicho, le dolieron las declaraciones que hizo a raíz de ser imputado en esta causa, en las que Fernández Díaz aseguró que no sabía nada de este caso y se limitó a pedir que se respetara su presunción de inocencia.

En este sentido ha puntualizado que el hecho de que el ministro dijese que desconocía esta operación, algo que a su juicio es falso, no significa que las actuaciones fueran ilegales, y ha señalado que el objetivo no era el conseguir de documentos del PP sino de localizar las cuentas ocultas de Bárcenas en el extranjero y a sus supuestos testaferros.

Lo que sí ha negado es que existiese una operación llamada Kitchen, sino que se trató de una serie de actuaciones para vigilar un presunto blanqueo por parte de Bárcenas -tal y como argumentó en su día Eugenio Pino- y por eso consideró lógico que hubiese un confidente como sucede en otras operaciones policiales.

También ha resaltado que alguno de los mensajes sobre la operación que dejó registrados ante notario no eran todos del exministro, sino que este le envió algunos que a su vez le fueron reenviados a Fernández Díaz por otra persona.

Además de dichos mensajes, en la causa constan conversaciones suyas en las que aseguraba que si a él lo llamaban a declarar, después tendría que hacerlo el exministro y "probablemente" Mariano Rajoy.

La imputación de Martínez se produjo después de que el exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía, el comisario Enrique García Castaño, "El Gordo", imputado como presunto colaborador en los negocios de espionaje de Villarejo, le implicara.

Confesó que entregó un "pendrive" a Martínez, que, entre otros datos, contenía el clonado de móviles de Bárcenas, y proporcionó la identidad de los dos agentes que le acompañaban cuando el chófer del extesorero le pasó los datos del clonado.

Unos datos que supuestamente fueron volcados en un ordenador portátil adquirido por Interior con fondos reservados y que fue hallado en la Comisaría General de Información, por lo que el juez ordenó el análisis de sus archivos.

Este viernes será el turno de Fernández Díaz, imputado en la causa al considerar el juez que desde el Ministerio de Interior se habría "coordinado toda la operativa, presuntamente con la participación directa del ministro y actuando por delegación de éste, al parecer, el secretario de Estado de Seguridad".