La moción de censura presentada por Vox contra el Gobierno de Pedro Sánchez, que se debatirá esta semana en el Congreso de los Diputados, es la quinta de la democracia española. Solo una ha prosperado: la que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa en el 2018.

Suárez se queda, pero muy solo

La primera moción de censura de la democracia fue la que presentó en mayo de 1980 el socialista Felipe González contra el Gobierno de UCD, que la justificó por la crisis económica, la falta de avances en el Estado autonómico y la ausencia de una política para atajar el terrorismo en el País Vasco.No prosperó, pero por un margen tan estrecho -14 votos-

que Adolfo Suárez salió del lance muy debilitado y el líder socialista logró una victoria política al desgranar en la tribuna un programa socialdemócrata que dos años más tarde le daría en las urnas su primera mayoría absoluta. 'Suárez se queda, pero muy solo', tituló entonces EL PERIÓDICO DE CATALUNYA.

El debate -el primero televisado íntegramente, aunque retransmitido en diferido- fue de una exquisitez parlamentaria envidiable y se celebró en un hemiciclo casi exclusivamente masculino donde sus señorías fumaban puros plácidamente.

Más cadáver que alternativa

Quien apostó sin éxito por desbancar a Felipe González del poder en marzo de 1987 fue un senador que intentó, también sin éxito, revitalizar la imagen de Alianza Popular (AP) en vísperas de unas municipales que no pintaban bien. Antonio Hernández Mancha presentó una moción apoyándose en el "deficiente" funcionamiento de los servicios del Estado y una gestión económica "ineficaz" que incrementaba el gasto público y la presión fiscal.

Para la oposición, era una maniobra electoralista. El Partido Comunista lo vio incluso como "un montaje" que beneficiaba a los dos contrincantes en liza. "González quiere reavivar el fantasma de la derecha y AP decir que es la única alternativa, cuando es ya más cadáver que alternativa", llegó a decir su secretario general, Gerardo Iglesias. Tras un debate largo, tecnocrático y tedioso que dejó la imagen del socialista Nicolás Redondo bostezando en su escaño, el sucesor de Manuel Fraga logró solo 67 de los 332 votos emitidos.

Antonio Hernández Mancha defiende su moción de censura | Foto: José María Pastor

Estilo desabrochado

Tuvieron que pasar 30 años, muchos casos de corrupción y un conflicto en Catalunya para que el edificio de la Carrera de San Jerónimo viviera una nueva moción de censura de la mano de Podemos. Pablo Iglesias se midió con Mariano Rajoy en junio del 2017 en un hemiciclo apático, donde el presidente aguantó ocho horas en su escaño gracias a una bolsita de frutos secos.

Rajoy habló del "estilo desabrochado" del líder morado para concluir que no era "de fiar", aunque Iglesias le recordó que tampoco era muy fiable tener a "unos cuantos amigos en la cárcel". El rifirrafe se saldó con 170 votos en contra, 82 a favor y la abstención socialista. Abocada desde el principio al fracaso, la moción de Podemos abrió, en cambio, la rendija de un acercamiento al PSOE.

Pablo Iglesias saluda al socialista José Luis Ábalos tras perder su moción | Foto: José Luis Roca

Cuando Sánchez tumbó a Rajoy

Cinco diputados del PNV decantaban la balanza cuando el líder del PP pasaba sus últimas horas como presidente del Gobierno en un restaurante de la calle de Alcalá, mientras en su escaño del Congreso reposaba el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría que tanto indignó a Pablo Iglesias.

"Es inaceptable que el escaño del presidente del Gobierno esté ocupado por un bolso", dijo el líder de Podemos en un hemiciclo que el 31 de mayo del 2018 debatía la cuarta moción de censura de la democracia, la primera que triunfaría y llevaría a Pedro Sánchez a La Moncloa.

Solo una semana después de haber aprobado los Presupuestos, Rajoy caía fulminado por la "corrupción sistémica" de su partido que dejó meridianamente clara la sentencia del 'caso Gürtel'. Impulsada por el PSOE de Sánchez, la iniciativa tuvo más de los 176 votos necesarios para ser aprobada. Sánchez logró el apoyo de Podemos, ERC, PDECat, Compromís, PNV, Bildu y Nueva Canarias para ser "investido de la confianza de la Cámara", según lo previsto en el artículo 99 de la Constitución.

Mariano Rajoy se despide del Congreso tras perder la moción de censura, el 1 de junio del 2018 | Foto: Dani Gago

La función de Vox

La gestión de la pandemia de coronavirus es el pretexto que ha llevado a Vox a presentar la moción de censura con menos apoyos de la democracia (52 firmas, es decir, solo las de su grupo parlamentario) contra el presidente Sánchez y su Gobierno "socialcomunista".

Si en el PSOE creen que el debate puede beneficiarles porque servirá para apretar las filas de la coalición gubernamental, el PP de Pablo Casado tendrá que arreglárselas para no verse acorralado entre Santiago Abascal y Sánchez. Ciudadanos ve la iniciativa de Vox como una campaña de márketing para subir en las encuestas y catapultar a su candidato a las elecciones catalanas, Ignacio Garriga.

Aunque el objetivo declarado es pedir "responsabilidades políticas" por la situación sanitaria de España, este asunto ocupa solo una parte de las 11 páginas registradas en la Mesa del Congreso el pasado 8 de octubre. Por allí desfilan la Venezuela de Chávez, Carles Puigdemont, el terrorismo etarra, Pablo Iglesias, el 8-M, Fernando Simón, Franco, el Rey, el PP, el golpismo catalán, la invasión migratoria, la Transición y hasta José Luis Rodríguez Zapatero.