La defensa de la capitalidad europea de la Innovación por parte de la ciudad de València se ha caracterizado por un hecho insólito: el concejal de Innovación, Carlos Galiana, ejerció la última defensa oral con un discurso interpretado, no hablado por él mismo, en videoconferencia.

Cada candidatura tenía dos minutos para lanzar un último discurso. Ese turno debía correr a cargo del alcalde de cada ciudad aspirante. Sin embargo, Joan Ribó no podía estar presente al estar presidiendo el pleno. Iba a ser Galiana, así estaba previsto desde hacía días, quien sería la cara de la ciudad en su condición de "Councilor" (concejal) de Innovación.

Galiana habló los dos minutos que estaba previsto, un discurso que realmente no pormenoriza en los aspectos técnicos (que ya se han visto previamente), sino en los "espirituales": el deseo de la ciudad de ser elegida. Pero la voz no parecía la suya. Sorprendió a todos los que lo escucharon.

Finalmente se supo que el discurso había sido pronunciado por un miembro de Las Naves y Galiana lo "interpretó", aprovechando que la mascarilla impedía ver la vocalización.

La explicación dada desde el ayuntamiento es que el edil prefería transmitir el mensaje claro que no hacer aguas con una pronunciación básica, que es la que él tiene. De hecho, la interpretación es completa: hay un momento en el que la voz dice que es "un honor" y él se lleva la mano al pecho. No había turno de preguntas ni respuestas, por lo que no había lugar a que se descubriera que la voz, la entonación o la pronunciación no eran la del edil, sino la de una segunda persona.

Curiosamente, en la Comisión Europea, en el momento de darle paso, lo tildan de concejal no sólo de Innovación, sino de Educación, Cultura y Deporte.