El despliegue de las medidas públicas para que la liquidez no se agote durante la crisis sanitaria ha tenido importantes beneficios, como que cerca de 700.000 empresas -operaciones concedidas- hayan podido acceder a los créditos avalados por el ICO, y miles de familias a las moratorias de crédito. Pero la otra cara de esa moneda es el posible aumento de la morosidad que se espera si las condiciones epidemiológicas no facilitan que la economía acabe de recuperarse, e incluso así, habrá damnificados. Los bancos españoles se preparan para esa contingencia con dotaciones significativas para afrontar un repunte de la morosidad que podría producirse en la última parte de este año y el próximo.

El propio Banco Central Europeo (BCE) ha realizado sus estimaciones y ha avanzado esta última semana tras publicar las conclusiones de los test que los diferentes programas de avales puestos en marcha por los Estados para impulsar el crédito durante la crisis se traducirán en un impacto negativo de entre 21.000 millones de euros, en el escenario central de las pruebas, pero que alcanzaría los 42.000 millones de euros, según la hipótesis más negativa del banco central.

En este sentido, en el horizonte de los test de vulnerabilidad, hasta el 2022, el BCE calcula que alrededor de 72.000 millones en préstamos garantizados entrarán en mora bajo su escenario más severo. Asimismo, en el caso de que los gobiernos decidiesen ampliar dichas líneas de avales a la banca por otros seis meses, extendiéndolas hasta junio de 2021, el BCE anticipa que esto tendría un impacto adicional de 18.000 millones de euros en las pérdidas a asumir por las arcas públicas, que rondarían los 60.000 millones.

Provisiones de 11.000 millones

No hay un cálculo de qué parte de esas cantidades le corresponderá asumir a los bancos españoles, pero estos ya han hecho sus estimaciones, al menos en dotaciones. Los seis grandes entidades han provisionado en el primer semestre de este año algo más de 11.000 millones de euros para lidiar con el aumento de la morosidad que se prevé en España a raíz del aumento del crédito con las líneas de liquidez del ICO y las moratorias hipotecarias y de consumo. Y esa cifra es solo una parte del total de dotaciones desplegadas.

De momento, las entidades financieras no dan muestra de alarma: "Los vencimientos de las moratorias que se están produciendo registran poca morosidad, hasta ahora", comentó el consejero delegado del Santander, José Antonio Álvárez durante la presentación de los resultados de ese banco. No obstante, asumen que cuando la economía española deje de respirar con un pulmón artificial liquidez comenzarán a caer empresas y particulares. "Esperamos que eso se note particularmente en el crédito a empresas y también en el consumo, que será el primero en dar señales de debilidad", reconoció el viernes el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar.

La entidad que dirige cuenta en este momento con una morosidad del 3,5%, pero espera que a mediados del próximo año o finales se alcance el pico de insolvencia con un repunte de hasta el 5%. En la presentación de los resultados a analistas ese fue también el porcentaje que avanzó el director financiero del Sabadell, Tomàs Varela.

En todo caso, no es fácil predecir lo que ocurrirá. Los bancos están provisionando de acuerdo a un modelo establecido por el BCE que determina porcentajes en función de la cartera de crédito, pero lo cierto es que la crisis actual no tiene que ver con las anteriores. "Cuando se vuelva a la normalidad las empresas se encontrarán que tienen menos ebitda y más deuda y habrá que ver cómo manejan esa situación", comentó el consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, quien, por otra parte, se consideró incapaz de predecir el número de refinanciaciones que se producirán en ese momento.

Sectores a seguir

La entidad que dirige, con una cuota de mercado elevada en empresas, destaca que permanecerá atenta a la evolución de sectores determinados. El turismo, y no solo el hotelero, sino la industrias auxiliar: pequeñas empresas y autónomos en el ámbito de la restauración; el pequeño comercio; incluso el transporte aéreo y metalurgia son sectores a los que "habrá que prestar un atención especial" cuando haya que devolver el dinero.

En este sentido, en el sector financiero está trabajando con el ICO para establecer mecanismos que ayuden a mitigar los efectos que puede producir la crisis económica en la morosidad y en la capacidad de las empresas para hacer frente a sus deudas. Ahora, las necesidades comienzan a ser menos acuciantes. "Hasta junio algunos clientes particulares aún pedían ampliación de moratoria, En julio la actividad se está parando del todo", comentó Gortázar. Parece que solo un segundo confinamiento podría parar la mejora del entorno, pero lo que ya ha ocurrido es suficientemente grave como para que muchas empresas y particulares no vayan a ser capaces de volver a la normalidad.