La justicia francesa cree que técnicamente se puede vigilar en régimen de arresto domiciliario al histórico dirigente etarra José Antonio Urrutikoetxea, 'Josu Ternera', y en unas horas se pronunciará sobre si acepta su salida de prisión en esas condiciones.

La presidenta de la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París indicó que el estudio que se había encargado el pasado día 1 para analizar esa posibilidad ha demostrado su viabilidad y que habrá una decisión la tarde del miércoles sobre si se le permite salir de la cárcel cuando terminen todas las audiencias del día.

En caso de que las tres juezas de la sala se pronuncien a favor, que es la hipótesis más probable, eso no significaría necesariamente que Urrutikoetxea saldrá este mismo miércoles de la prisión de la Santé, puntualizó a la prensa su abogado Laurent Pasquet-Marinacce. Antes de eso, habría que poner en marcha el dispositivo para garantizar que cumple con el arresto domiciliario.

Sus letrados no quisieron dar la identidad de la persona que se ha comprometido a alojarlo, más allá de indicar que es una profesora de la Escuela Nacional Superior (ENS), y que vive en París. Lo que sí que señalaron es que Urrutikoetxea, que tiene 70 años, va a continuar los estudios universitarios que ha estado cursando desde la cárcel, y que se matriculará el próximo curso en tercero de Historia en la Sorbona. El histórico dirigente etarra tendría que permanecer en casa de esa profesora universitaria, salvo por motivos justificados, como realizar visitas médicas, y debería llevar un brazalete electrónico.

El pasado 1 de julio, la sala de instrucción encargó el informe de viabilidad de un arresto domiciliario como alternativa a su permanencia en prisión ante los riesgos para su salud, teniendo en cuenta los casos de coronavirus que se han dado en la Santé, donde está ingresado desde su captura en mayo del pasado año en los Alpes franceses.

Urrutikoetxea llegó a la audiencia con un suéter gris y una mascarilla azul y saludó con gestos con la cabeza a sus tres hijos, que estaban en la sala, al igual que la madre de la más pequeña, Agnes Cerlo.

Cuando la presidenta le dio la palabra, no quiso añadir nada a los argumentos de sus abogados, que consideraron que no sólo debería salir en arresto domiciliario, sino que no hay razón para mantenerlo detenido, sobre todo por lo que se está prolongando los procedimientos contra él. Pasquet-Marinacce se quejó de que ya hace más de un año que España presentó sus cuatro demandas para juzgarlo, "un tiempo considerable".

Y descalificó el contenido de esas demandas, que a su parecer encubren las verdaderas razones: "Los españoles quieren un trofeo político" y eso explica el "amateurismo" de las demandas españolas.