La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha afirmado que las fuerzas armadas reactivarían la Operación Balmis, que concluirá el 21 de junio junto con el estado de alarma, en un periodo de 48 e incluso 24 horas, en el caso de que hubiera un rebrote de la pandemia del coronavirus.

En su comparecencia ante la Comisión de Defensa del Congreso, Robles ha explicado que si se produjera ese rebrote se activarían en ese plazo todos los mecanismos que se pusieron en marcha en marzo para ayudar en la lucha contra la covid-19.

"Que sepan los españoles que cuentan con unas fuerzas armadas entregadas para aquello que sea necesario", ha afirmado Robles, para quien los militares han escrito con Balmis "una página muy importante en la historia de nuestro país".

La ministra ha recordado que en la operación se han desplegado, de manera acumulada, 181.000 militares en 20.000 intervenciones en una actividad diaria que se ha reducido mucho. De hecho, este lunes están desplegados 400 militares, frente a los alrededor de los 8.000 de los peores momentos de la pandemia.

Para Robles, esta pandemia ha puesto además de relieve "las carencias de la sanidad militar", algo de lo que se ha dado cuenta tanto ella, ha dicho, como sus homólogos de la Unión Europea, por lo que ha avanzado que en sus próximas reuniones con ellos van a abordar el tema.

Según Robles, la sanidad de las fuerzas armadas está "más preparada para misiones" que para una pandemia, por lo que esta crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa su "vulnerabilidad" y la necesidad de que estén preparadas con un buen número de médicos.

En respuesta a una pregunta sobre los efectivos de sanidad militar que se han desplegado en Balmis, ha indicado que se activaron 54 sanitarios militares en la reserva, 40 de ellos médicos, que se destinaron a los hospitales militares de Madrid (Gómez Ulla) y Zaragoza.

No se activaron en cambio sanitarios reservistas voluntarios, puesto que estas personas ya estaban prestando sus servicios en centros del sistema público de salud.

Robles ha explicado que en los hospitales militares mencionados ya se están reanudando las primeras consultas externas y reprogramando operaciones pendientes, así como que el centro de vacunación internacional está retomando gradualmente la actividad, al igual que el de transfusiones y el Centro Militar de Veterinaria.

Los restos del Yak-42

El pasado mes de diciembre, llegaron a España nuevos restos óseos de víctimas del Yak-42 que habían sido encontrados en Turquía. Seis meses después, descansan ya en una cripta de la Catedral Castrense, según confirmó Margarita Robles, cerrando este capítulo del accidente en que perdieron la vida 62 militares españoles en mayo de 2003.

Se trata de los 23 tarros con muestras biológicas que permanecían desde el siniestro aéreo almacenados en el Instituto Anatómico Forense de Estambul y que fueron utilizados para labores de identificación tras el accidente.

Los restos fueron trasladados a Madrid en diciembre para ser puestos a disposición de la jueza de la Audiencia Nacional María Tardón. Una vez en España, los expertos del Instituto Toxicológico de Madrid comprobaron que las labores de identificación realizadas en Turquía habían sido correctas y, por tanto, no fueron necesarias nuevas pruebas.

Con ello, la jueza de la Audiencia Nacional se puso en contacto con los abogados de los implicados para que, si así lo deseaban, recogieran y se hicieran cargo de los restos de sus familiares. Algunas familias sí se pusieron en contacto con la jueza para completar ese proceso mientras que otras decidieron no hacerlo.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha informado este lunes en el Congreso de que los restos han sido finalmente depositados en una cripta en la Catedral Castrense o Iglesia del Sacramento, en Madrid.

17 años después

Este proceso tuvo su inicio en mayo de 2018 cuando el Ministerio de Defensa español informó de que Turquía había comunicado el hallazgo de una extremidad de una posible víctima del Yak que había sido enterrada en el cementerio turco de la ciudad de Macka tan solo dos meses después del accidente al no haber sido identificada.

El Ministerio pidió entonces a la Audiencia Nacional que abriera un proceso de cooperación judicial con Turquía para verificar la existencia de ese resto y tratar de identificarlo.

Este proceso fue el que propició la aparición de los otros 23 frascos con muestras biológicas de víctimas que ahora serán entregados a sus familiares. Algunos familiares habían puesto además sus expectativas en los restos del fémur encontrado, que sin embargo no ha sido recuperable para su identificación.