El Gobierno tantea varios escenarios para aprobar los Presupuestos, sabedor de que la fecha de las elecciones en Cataluña y la presión de JxCat sobre ERC será determinante para que los republicanos avalen o no la ley que es clave de bóveda de la legislatura. Ante la incertidumbre, el Ejecutivo tiene muy avanzado el anteproyecto de ley de las cuentas públicas para el 2020, pero no descarta acabar presentando ante el Congreso directamente las del 2021. Si para principios del verano, el grupo de Oriol Junqueras no ha comprometido su respaldo, la Moncloa podría llevar al Parlamento las del próximo año, reconocen fuentes gubernamentales que, añaden, la negociación con los grupos de la oposición será "en paralelo" de ambos ejercicios.

Oficialmente las negociaciones no han comenzado, lo harán dentro de poco y serán discretas. El Gobierno observa la presión de JxCat sobre ERC, pero dice mantener "cierto optimismo" por dos motivos: la mesa de diálogo que exigieron los republicanos está en marcha y la respuesta de los de Junqueras al mítin del 'expresident' Carles Puigdemont en Perpinyà, abogando por el entendimiento les tranquiliza.

Aún así, en la Moncloa saben que las intenciones no siempre se traducen en votos y reconocen que la aprobación de los Presupuestos dependerá de cómo evolucione el calendario electoral catalán. Aunque el Ejecutivo pide "aislar" la aprobación de las cuentas públicas de las urnas, lo cierto es que no se descarta que, al final, el texto que llegue al Congreso sea para el 2021.

"Hoy por hoy", explican fuentes del Ejecutivo, la intención es llevar las cuentas del 2020 a la Cámara baja entre mayo y junio. Pero si para entonces, admiten, ERC no ha garantizado que sus 13 diputados se abstendrán en la votación del debate de totalidad, el proyecto de este año no se llevará al Congreso para constatar un fracaso y se presentarían (algo más adelante) directamente las cuentas del 2021. De hecho, reconocen fuentes de la negociación, en las conversaciones con el resto de grupos políticos se abordarán tanto números referentes a este año como al próximo.

Las mismas fuentes reconocen que el aval de ERC dependerá de cuándo sitúe Quim Torra las elecciones en Cataluña. Llevaremos el anteproyecto una vez tengamos asegurados los apoyos. hay que aislar las cuestiones prioritarias de los calendarios electorales", señaló este martes la ministra de Hacienda y portavoz gubernamental María Jesús Montero.

Consciente de este escenario, al Gobierno el mensaje de confrontación que el 'expresident' Carles Puigdemont trasladó en un mitin masivo el pasado sábado en Perpinyà, cuando opinó que el diálogo con el Estado es "estéril" y que el independentismo debe encarar la "lucha definitiva". El Ejecutivo entiende que ese discurso busca erosionar a ERC ante el horizonte electoral, al verter escepticismo sobre el principal logro de los republicanos: la mesa de diálogo entre la Moncloa y la Generalitat. Desde esa convicción, el gabinete de Pedro Sánchez salió este martes a defender ese foro de entendimiento de los palos en las ruedas que pueda poner el entorno del dirigente instalado en Waterloo, el PP, Vox o Cs.

"Viendo las reacciones del fin de semana, nos reafirmamos en la importancia de preservar el diálogo del intento enturbiarlo o de boicotearlo", defendió Montero, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

"Quienes por su incapacidad llevaron a Cataluña un callejón sin salida aspiran a que la mesa descarrile porque prefieren la confrontación", ha subrayado. Montero insistió en que el Gobierno no caerá en las "provocaciones" que de quienes desoye el diálogo.