El etarra Asier Eceiza Ayerra ha negado en el juicio que participara en los atentados cometidos el 23 de junio de 2003 en los hoteles Bahía de Alicante y Nadal de Benidorm que ocasionaron catorce heridos, de ellos seis policías nacionales que estaban desalojándolos y buscando las bombas tras el aviso de ETA.

La Audiencia Nacional ha celebrado este lunes el juicio de Asier Eceiza, para quien la fiscal ha pedido 268 años de prisión, pena a la que ya fue condenado por estos hechos Jon Joseba Troitiño Ciria, sobrino del histórico miembro de ETA Antonio Troitiño, que huyó a Londres tras ser excarcelado por error en 2011 tras pasar 24 años en la cárcel pese a que su salida no estaba prevista hasta 2017.

Asier Eceiza fue detenido en julio de 2008 en Francia, donde ya ha sido condenado a 19 años de prisión por su pertenencia a ETA y las autoridades galas lo entregaron en 2012 temporalmente a España para ser juzgado por los citados atentados de la campaña del verano de 2003 de la banda terrorista.

El acusado ha reconocido que pertenecía a ETA desde 2002 hasta que fue detenido en 2008 en Francia pero ha asegurado que siempre realizó labores logísticas y que nunca estuvo integrado en comando alguno ni participó en atentados.

Ha añadido que en el verano de 2003 le encargaron que informara a la banda de cómo se llevaban a cabo los controles de seguridad en hoteles y apartamentos turísticos de la costa mediterránea, para comprobar si pedían el DNI y otra documentación.

Eceiza ha confesado que por ello alquiló un piso en la calle de Juan Ramón Jiménez de Valencia, que compartió con Jon Joseba Troitiño, en el que la Policía encontró ocho detonadores, material para fabricar bombas, una libreta en euskera sobre la confección de artefactos explosivos, numerosos planos de ciudades españolas y horarios de medios de transporte.

El acusado ha asegurado que en los días en los que estuvo en dicho piso nunca vio explosivos y que él se enteró de los atentados cuando viajó a Francia sin que él conociera previamente que se iban a cometer estas acciones de los hoteles de Alicante y Benidorm.

Ha mantenido que él realizó reservas con identidad falsa en habitaciones de dichos hoteles un mes antes de los hechos pero para comprobar las medidas de seguridad que se tomaban y buscar lugares seguros para celebrar encuentros de la banda terrorista.

La fiscal ha señalado que Eceiza realizó el 9 de junio de 2003 reservas de sendas habitaciones de los dos hoteles que anuló telefónicamente el 21 de junio el mismo día que de forma presencial Troitiño volvió a reservarlas para poder colocar las bombas que estallaron dos días más tarde.

Varios policías han declarado que ETA avisó sobre las once de la mañana del 23 de junio de 2003 que a las doce media de la mañana iban a explosionar bombas en dichos hoteles pero han recordado que cuando estaban desalojando a personas y buscando los artefactos se produjeron las explosiones antes, entre las doce y cinco y las doce y cuarto.

Para la fiscal esto demuestra que los terroristas buscaban el mayor número de víctimas en un lugar de gran afluencia turística y también que fueran alcanzados miembros de las Fuerzas de Seguridad.

La fiscal ha destacado el "miedo y el pánico que pasaron las personas" que se vieron afectadas por los explosiones, algunas de las cuales han prestado su testimonio ante el tribunal y han coincidido en la potencia de las bombas y los grandes destrozos que causaron.

Entre ellas, una mujer que se encontraba dando clases de español para extranjeros en una academia situada junto al hotel Bahía de Alicante cuando se produjo la explosión y que emocionada ha recordado que estaba embarazada y que a consecuencia del atentado sufrió un aborto.

"Tras la explosión me alcanzó un ladrillo en la costilla, había un chico con un ojo colgando, personas sangrando, un policía cubierto de polvo, muchos heridos y gente corriendo por todos los lados, parecía una escena de guerra como las que se ven en televisión", ha relatado un testigo del atentado de Alicante.

Por su parte el abogado defensor de Asier Eceiza ha solicitado su absolución al estimar que no hay pruebas para condenarle.