Hace tiempo que la audiencia se desentendió de los discursos políticos, lo cual supone una injusticia para la sorprendente intervención de Felipe VI en la inauguración de la legislatura. El Rey leyó la contrafigura de su desafortunada intervención del tres de octubre de 2017, que no ayudó a pacificar la cuestión catalana. La insistencia mostrada en el "diálogo" o en "pactar y disentir" no solo franqueaba el umbral a una nueva etapa, sino que admitía los errores mutuos en las pretéritas.

Sin necesidad de pedir perdón, por los planteamientos marmóreos que en aquellas fechas aciagas reiteró en el mensaje navideño de 2017 y en el Foro de Davos de enero de 2018, un Felipe VI flexible tuvo la astucia de emplear las palabras que hubieran satisfecho al medio centenar de diputados y senadores ausentes por hostilidad a la corona. Del discurso se ha extraído por hunanimidad la frase de "España no puede ser de unos contra otros". En efecto, el Rey se apunta a las hondas resonancias de 'Hunamuno', al denigrar la contienda civil de "los hunos contra los hotros". La película de Amenábar intenta jugar con este concepto, pero fracasa al igual que en sus restantes propósitos.

En el mejor episodio de 'The Crown', segunda temporada, se narra la feliz intervención de Lord Altrincham. El Par del Reino recriminó en un duro artículo la puerilidad de los discursos de Isabel II, suscitando una polémica nacional. Ni corta ni perezosa, la reina inglesa convocó al aristócrata en lugar de demonizarlo, para que le expresara su disidencia en persona. A continuación, la soberana renovó su prosa y salió de su aislamiento. Se ignora si hay un Lord Pérez, pero "llega la hora de la palabra, del argumento y de la razón" suena inesperado en una intervención de Felipe VI. Ni Unamuno lo hubiera dicho mejor, aunque cabe recordar que el pensador nunca logró imponer sus ideas.