Fiscal progresista, Dolores Delgado dejó una acreditada y respetada carrera en la Audiencia Nacional, donde coordinaba la lucha contra el terrorismo yihadista, por la cartera de Justicia. Diecinueve mese después, da el salto más difícil: asumir la Fiscalía General del Estado.

Su reto será desligarse del Gobierno, responsable de proponer su nombramiento, para actuar con "plena objetividad e independencia" en defensa de la legalidad, los derechos de los ciudadanos y el interés público, como marca el Estatuto Orgánica del Ministerio Fiscal. Los pasos que dé la Fiscalía bajo la dirección de Delgado ante el "procés" serán examinados con lupa.

De su labor en el Ministerio se siente especialmente orgullosa de haber instruido el expediente para la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, en la que ejerció como notaria mayor del Reino, pero no estuvo exenta de polémicas.

Se vio marcada pronto por la grabación de un almuerzo que compartió con el excomisario José Villarejo en 2009 y fue también duramente criticada por la oposición parlamentaria por la actuación de su departamento ante el 'procés'.

La acusaron primero de no defender correctamente al juez Pablo Llarena ante la demanda que interpuso contra él en Bélgica el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y luego por la posición de la Abogacía del Estado en el juicio en el Supremo, donde acusó a los procesados de sedición y no de rebelión, como defendió la Fiscalía liderada por María José Segarra, amiga de Delgado y a la que sucederá en el cargo.

El alto tribunal acabó dando la razón a la Abogacía, condenando por sedición a los principales líderes políticos acusados.

Bajo la dirección de Segarra, la Fiscalía ha mantenido su criterio independiente de la posición del Ejecutivo. Ahora, Delgado se encontrará sobre la mesa asuntos espinosos como la situación procesal de Puigdemont y el resto de huidos, y la voz de la Fiscalía también será clave en la concesión de beneficios penitenciarios a los presos del 'procés'.

Delgado (Madrid, 1962) tampoco llegó a ganarse desde el Ministerio a jueces y fiscales, que, como habían hecho con su antecesor en el cargo, Rafael Catalá (PP), protagonizaron una huelga conjunta durante su mandato ante la falta de respuesta a sus reivindicaciones.

Habían recibido esperanzados su llegada al Gobierno, donde aterrizó de la mano de Sánchez como un fichaje independiente y avalado por una prestigiosa carrera fiscal.

Defensora a ultranza de la "justicia universal"

Desde esa carrera se mostró defensora a ultranza de la "justicia universal", siempre combativa con la reforma del PP que limitó este tipo de jurisdicción y que durante su paso en el Ministerio no pudo revertir al paralizarse la actividad parlamentaria.

Como fiscal protagonizó, por ejemplo, la acusación contra el ex militar argentino Adolfo Scilingo, logrando que fuera condenado en 2007 a 1.084 años de cárcel por delitos de lesa humanidad, y se opuso por contra en 2013 a la entrega a Suiza del exempleado del HSBC Hervé Falciani, al considerar que había contribuido a luchar contra la crisis económica y el expolio de fondos públicos.

Trabajó 25 años en la Audiencia Nacional, centrada primero en la lucha contra la droga y después en el terrorismo internacional, y consiguió una plaza en el Consejo Fiscal, órgano asesor de la Fiscalía General del Estado, como representante de la Unión Progresista de Fiscales.

De esa asociación, a la que pertenecía desde casi los inicios de su carrera como fiscal, salió también María José Segarra.

Fue como fiscal cuando Delgado entabló una amistad que aún perdura con el exjuez Baltasar Garzón, con el que colaboró tanto desde la Fiscalía Antidrogas como en operaciones contra ETA o en causas en favor de la justicia universal.

Garzón, según explicó ya como ministra, fue quien la invitó a participar en aquel almuerzo con Villarejo, entonces comisario y ahora en prisión preventiva por una larga lista de delitos, desde pertenencia a organización criminal, cohecho y blanqueo hasta revelación de secretos y extorsión.

Delgado, reprobada tres veces por el Parlamento como ministra de Justicia, acusó a la derecha de haber alimentado las "cloacas" del Estado y usarlas después contra ella.