Laura Borràs apreció "el talante abierto y el tono conciliador" del candidato del PSOE, pero la retórica no le bastó a Pedro Sánchez para inclinar a los cinco diputados de JxCat hacia la abstención. Borràs orilló las entrañas del pacto suscrito entre socialistas y republicanos, evitando acercarse a posibles polémicas con ERC, y optó por socavar la credibilidad del aspirante a la presidencia del Gobierno.

Rezumando ironía, Borràs se centró en la reacción de Sánchez a la inhabilitación del 'president' Quim Torra. Dirigiéndose a quien tachó de hombre "de los mil rostros" se preguntó cuál era el verdadero líder socialista: "El que apuntaba que lo de Cataluña era un problema de convivencia entre catalanes o el que ahora, para juntar cuatro apoyos, asevera que hay un conflicto político".

La líder de JxCat entonó una batería de preguntas para cuestionar el posicionamiento de Sánchez y el PSOE en los distintos capítulos de lo que el independentismo tilda de "represión": desde las detenciones por presunto terrorismo y tenencia de explosivos de activistas independentistas hasta mantener el control financiero de la Generalitat porque Quim Torra dijera aquello de "Ho tornarem a fer" ("Lo volveremos a hacer"). "¿Qué artículo del Estatut permite una práctica así?", se preguntó a modo de dardo retórico.

Con más sorna abordó el hecho de que Sánchez no se pronunciara sobre las resoluciones de la JEC ni en su discurso de investidura ni cuando se dio a conocer la inhabilitación de Torra como diputado y la negativa a que Oriol Junqueras sea eurodiputado. "¿Puede decirnos que haría si eventualmente le pusieran un decreto para cesar a Torra, lo firmaría?", espetó.

La líder de JxCat comparó la resolución de este organismo arbitral con un golpe de Estado, como hizo ayer el propio Torra y tal y como consta en la propuesta de resolución que el independentismo prevé aprobar hoy en el Parlament, y dijo que "a los que tanto que les gusta hablar de golpistas y el 23-F: Tejero hizo uno y el 3 de enero se ha querido perpetrar otro".

Borràs sostuvo que "estamos sometidos al capricho de la justicia española" y cargó contra Sánchez por "perjudicar a Cataluña", sumándose a la aplicación del artículo 155 en el 2017, "para mantener atada y bien atada la sacrosanta unidad de España". "Se llena la boca de diálogo pero después no descuelga el teléfono", añadió sobre las llamadas de Torra.

Borràs insinuó que se había pasado, en 17 años, del "apoyaré el Estatut que salga del Parlament", que lanzara José Luis Rodríguez Zapatero en el Palau Sant Jordi, al "me sentaré y dialogaré de ahora". Y añadió: "Usted es el mal menor", comparado con las opciones de derecha presentes en el bullicioso hemiciclo, "pero mal al fin y al cabo".

Y le dio pistas sobre cómo ganarse esa credibilidad que la posconvergencia ve bajo mínimos: "Respete los interlocutores que han elegido los catalanes en las urnas", en referencia, entre otro, pero sobre todo, al 'expresident' Carles Puigdemont. Unos votos que la JEC, dijo "desprecia soberana y españolísimamente".

Finalizó su intervención aseverando que no hay "solución para España ni para Cataluña apostando por la represión. El independentismo catalán apuesta por la democracia".