Tras siete semanas de negociaciones en secreto el pacto entre el PSOE y PSOEERCsale a la luz. Sin liturgia de grandes ocasiones, sin fotografía solemne para inmortalizar el instante, sin discursos, ni sonrisas. Sin abrazos. El texto que tanto ha costado tejer, el que permetirá a Pedro Sánchez ser investido y a los republicanos erigirse en artífices del 'sit and talk', se dio a conocer este jueves por la tarde sin afectos, en un documento remitido a la prensa después de ser validado por el Consell Nacional de los de Oriol Junqueras.

El acuerdo, clave de bóveda de la investidura, sale adelante envuelto en una intensa tormenta de críticas. El ataque furibundo de la derecha (PP, Vox, Cs) contra los socialistas y las acusaciones del ala radical del independentismo, que trata de arrinconar a ERC como traidores mientras mira a las elecciones catalanas en el horizonte.

El pacto confirma la voluntad de abrir una nueva etapa en la relación entre el Estado y CatalunyaCataluny, basada en el diálogo y la "lealtad institucional" como vía para resolver el "conflicto político". Se confirma la creación de una mesa entre ejecutivos, en la que se sentarán de forma paritaria, representantes del Gobierno y la Generalitat. "Mesa bilateral de diálogo, negociación y acuerdo" es el nombre oficial de este foro. Lo más llamativo, quizá la gran conquista de ERC, es que se abre la puerta a buscar rendijas para que los pactos que emanen de dicha mesa puedan ser sometidos a una votación entre los catalanes.

Según el documento, los acuerdos deberán ratificarse con una "validación democrática, a través de una consulta a la ciudadanía de Catalunya de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político". El redactado es cuidadoso. Sánchez se había comprometido a que el pacto estaría dentro de la Constitución, fórmula que en diciembre sustituyó por "seguridad jurídica", en pos del entendimiento. En el texto, de poco más de un folio, no hay menciones expresas a la Carta Magna.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, explicó en un comunicado que "la solución se deberá producir en el marco legal vigente que puede ser modificado a través de los procedimientos y las mayorías legalmente previstos", a pesar de que actualmente no existe consenso parlamentario suficiente para una eventual reforma.

El calendario de reuniones de esa mesa es otro de los aspectos sensibles en la negociación. El acuerdo establece que los trabajos se iniciarán en el plazo de 15 días desde la formación de Gobierno. Además, PSOE y ERC se comprometen a potenciar la comisión bilateral y la mesa de partidos creada en el Parlament.

Con la creación de esta mesa entre gobiernos, ERC puede presentarse ante el independentismo como el partido que consiguió encontrar un cauce político para avanzar en la resolución del conflicto catalán, en lugar de continuar en la estrategia de confrontación abanderada por Carles Puigdemont.

El pacto, aunque ambiguo en algunos aspectos, constituye el primer puente en el abismo institucional que había entre Gobierno y Generalitat desde que la enmienda a la totalidad de ERC a los Presupuestos, en febrero, dinamitó el primer intento de Sánchez por encauzar el conflicto territorial. Si esta segunda oportunidad cristaliza en avances sustantivos o resulta fallida, está por ver, pero el esfuerzo de reencuentro ha sido árduo.

Ambas partes han cedido y ambas han soportado el azote de sus adversarios. Críticas antes de que se conociera y también después. Las reacciones no tardaron en llegar. El presidente del PP, Pablo Casado, opinó que el pacto "liquida" la soberanía nacional, la igualdad entre españoles y la legalidad, informa Pilar Santos. "No debe presidir España quien la ataca así", zanjó.Investidura convocada

Justo después de hacerse público el documento, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, convocó oficialmente el pleno de investidura para los días 4, 5 y 7 de enero.

La sesión comenzará el sábado a las nueve de la mañana, tres horas antes de lo habitual en estas ocasiones, para intentar que la primera votación, el domingo, se pueda celebrar en torno a la una del mediodía, lo que permitiría a los diputados volver a sus casas para la cabalgata de Reyes.