El PSOE y ERC encaran la cita de este jueves con buena disposición. Socialistas y republicanos coinciden en transmitir que hay posibilidades de llegar a un acuerdo para desencallar la investidura de Pedro Sánchez, prevista para mediados de diciembre, pero ni unos ni otros se atreven a anticipar cómo acabará todo. Los primeros, porque subrayan que los segundos son "imprevisibles" y están "divididos" entre los partidarios de facilitar la gobernabilidad y quienes apuestan por una línea de enfrentamiento con el Estado. Los republicanos, porque sospechan que los socialistas carecen de la necesaria "valentía" para encarar la crisis territorial.

Pero ambos partidos insisten en que este encuentro, el primero de sus respectivos equipos negociadores, a las cinco de la tarde en el Congreso, será crucial para la evolución de las conversaciones. Con ERC exigiendo un calendario de encuentros entre el Gobierno y la Generalitat para que sus 13 diputados se abstengan en la investidura y el PSOE limitando las relaciones entre ambos ejecutivos a la comisión bilateral ya existente, nadie espera grandes avances en este encuentro. Con ese corsé, un primer termómetro de la negociación será dónde se celebre la siguiente cita: en Madrid o en Barcelona.

Fuentes conocedoras de las conversaciones explican a EL PERIÓDICO, medio perteneciente a Prensa Ibérica, que los republicanos quieren que las reuniones se celebren alternativamente entre estas dos ciudades, y que cuando sean en la capital catalana tengan lugar en el Parlament, al igual que en Madrid son en el Congreso. Para el partido de Oriol Junqueras, sería un gesto importante. Los socialistas, de momento, no se han negado a esta posibilidad como forma de acercamiento.

Choques recientes

A pesar de la voluntad conciliadora entre ambos partidos, lo cierto es que los últimos acontecimientos no contribuyen a relajar el ambiente. Ni el decreto contra la llamada "república digital catalana", convalidado este miércoles en el Congreso, ni la resolución aprobada el martes por el Parlament, que pide la autodeterminación y reprueba a la Monarquía, ayudan al entendimiento, coinciden ambas partes. Pero el propósito es elevarse por encima de esta coyuntura y alcanzar un pacto para "reactivar" el diálogo.

La principal negociadora del PSOE, su vicesecretaria general, Adriana Lastra, señaló que acudirán a la reunión con "ilusión" y "esperanza". Los republicanos, capitaneados por su portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, explicaron que esa también es su actitud.

Pero más allá de las palabras, están los hechos concretos. ERC exige como precio a su abstención el compromiso del PSOE de forjar una mesa de negociaciones entre ejecutivos después de la investidura de Sánchez, con reuniones pactadas sobre fechas concretas. Los republicanos no ponen nombre a las personas de los respectivos gobiernos que deberían sentarse a la mesa. A nadie se le escapa que el calendario será extenso. Que en el ínterin puede haber elecciones catalanas. Y que al Gobierno no le encanta la idea de volver a sentar a Sánchez con Quim Torra. De hecho, el presidente ni siquiera responde a sus llamadas. Tras la visita a la Moncloa y la cumbre de Pedralbes en Barcelona, el año pasado, en el Ejecutivo prefieren ahorrarse otra fotografía con el 'president', convencidos de que el mandatario catalán intenta meter la cabeza en la negociación entre ERC y el PSOE cuando su grupo, JxCat, va a votar en contra de Sánchez.

En esta lógica, el Gobierno propone que el diálogo con la Generalitat se ciña a la comisión bilateral, reabierta en julio del 2018 tras siete años en blanco. Este formato de conversación, creado en el marco del Estatut en el 2007, no es ideal para ERC, porque dirime contenidos muy específicos y no aborda las grandes cuestiones políticas que los independentistas quieren poner sobre la mesa. En especial, el derecho a autodeterminación.