El ministro español de Exteriores en funciones, Josep Borrell, aseguró hoy ante los eurodiputados que intentará imprimir a la Política Exterior de la Unión Europea más ambición para convertirla en un actor global, si es confirmado como alto representante y vicepresidente de la Comisión Europea.

"El alto representante debe tener una actitud propositiva (...) Iré más allá del mínimo común denominador", dijo Borrell ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Eurocámara, que debe darle su respaldo para convertirse en el nuevo jefe de la diplomacia comunitaria a partir del próximo 1 de noviembre tras ser designado para el cargo por los líderes de la Unión.

Borrell mostró así su ambición de llevar a la UE a resolver sus problemas de "identidad, posicionamiento y métodos" para convertirse en un verdadero actor global, al nivel de Estados Unidos o China, contando siempre con el apoyo de las capitales.

Estados Unidos y Rusia

Ya desde su discurso inicial Borrell dejó claro que "restaurar" las relaciones de la UE con EEUU sería una de sus prioridades en un momento de tensiones comerciales o en áreas clave como el cambio climático, pero también elaborar una nueva estrategia política con Asia, con especial atención a las interconexiones, cuyos estándares "van a definir la gobernanza mundial".

Igualmente aseguró que dirigirá su atención a las reformas y procesos de integración de los Balcanes occidentales, y en concreto anunció que su primer viaje de trabajo sería a Pristina.

"El reconocimiento de Kosovo es competencia de los Estados miembros. Somos diversos en el reconocimiento pero estamos unidos en el compromiso", recordó, preguntado por la decisión de España de no reconocer como Estado a la antigua provincia Serbia.

"Una cosa está clara: Kosovo y Serbia tienen que llegar a un acuerdo. Esto es lo importante. Y haré todo lo que pueda para cumplir esta prioridad", enfatizó.

Aludió en concreto a las sanciones en vigor a Rusia por su papel en la crisis en el este de Ucrania -cuya democracia e integridad territorial aseguró que la UE seguirá apoyando-, que abogó por mantener "mientras no se produzca un cambio de actitud" en Moscú.

Reconoció en todo caso que Rusia "es un país con el que tendremos que tratar en el futuro" y que "no todo se puede resolver a golpe de sanciones".

Sobre la desinformación, procedente en gran medida de territorio ruso, advirtió de que va a ser "uno de los principales problemas que vamos a tener".

Borrell también se refirió a la tensión en el estrecho de Ormuz, que enfrenta a EEUU e Irán y al acuerdo nuclear con Teherán, cuya continuidad la UE seguirá defendiendo en un momento en el que "estamos entrando en una época de inestabilidad nuclear" con la supresión de tratados de no proliferación.

Ante la crisis en Siria, consideró "extraordinariamente grave" el "visto bueno" de EEUU para que Turquía entre en ese país para combatir a las milicias kurdas, a las que acusa de terrorismo, y afirmó que con la intervención militar "no es como vamos a resolver el problema".

Según dijo, además, España repatriará a sus ciudadanos en campos de yihadistas en Siria para rindan cuentas ante la justicia. Sobre el conflicto israelí-palestino, insistió en la solución de los dos Estados que convivan en seguridad.

Migraciones

Borrell urgió a hacer frente a los desafíos de la vecindad sur y a desarrollar una nueva estrategia integral para África.

Apoyó elaborar acuerdos con países de origen y tránsito de los migrantes pero también pactos para llevar a un puerto "automáticamente" a las personas rescatadas en el mar.

Dijo que hay que "respetar las diferentes idiosincrasias de los Estados miembros sobre migración", pero dejó claro que, "como civilización que habla cada día de derechos humanos, no podemos pasar cada mes de agosto tratando de decidir qué hacemos" con los migrantes.

Entre las prioridades que mencionó para su mandato, también figuró el fortalecer la relación con América Latina.

Preguntado por la situación en Venezuela, Borrell se mostró a favor de las sanciones que la UE aplica selectivamente a autoridades y que no afectan a la población civil.

Por lo que respecta a Cuba, consideró que le "faltan las libertades democráticas básicas que nosotros ambicionamos para nosotros mismos y para los pueblos amigos", pero defendió una "política de contacto" frente a "un aislamiento que ya sabemos que no ha conducido a nada".

Polémicas

Borrell también se enfrentó en esta audiencia de tres horas ante los eurodiputados a preguntas sobre la sanción a la que hizo frente en España por vender acciones de Abengoa cuando era consejero de esa compañía.

Aclaró que se trató de una operación por 9.000 euros que representaba el 7 % de sus activos, mientras que retuvo el 93 % restante, que le acarreó pérdidas de unos 300.000 euros", lo que a su juicio demostró que no utilizó ninguna información privilegiada.

Por otro lado, se mostró dispuesto a vender otras acciones en Iberdrola por valor de 12.000 euros, si ese asunto "preocupa" a los eurodiputados.

Preguntado también por las declaraciones por las que se le acusó de haber minimizado el exterminio de indígenas en EEUU, reiteró que ya se disculpó por ellas y las calificó de "desafortunadas".