El presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, pondrá en marcha la cuenta atrás para su investidura desde Bruselas, donde hablará por teléfono con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para comunicarle la fecha que ha elegido para que se celebre una sesión que aún carece de los apoyos necesarios.

Sánchez ha pedido disculpas por no poder estar presencialmente en la Cámara y allí plantear la fecha a Batet, pero ha explicado que la prolongación de las negociaciones sobre la Presidencia de la Comisión Europea le obliga a recurrir al teléfono.

El 6 de junio el Rey encargó al secretario general de los socialistas que se sometiera a la investidura; tras unas semanas de contactos, encuentros y desencuentros, el candidato no quiere esperar más.

La fecha no está confirmada, pero las especulaciones la sitúan dentro de la semana del 15 de julio o de la semana del 22.

Batet será la encargada de concretar el formato, que podría ser como el de las tres últimas sesiones de investidura.

En marzo de 2016, Sánchez intervino el primer día, la votación se celebró al siguiente tras las intervenciones y réplicas de los líderes de los grupos parlamentarios, y como no hubo mayoría absoluta, la segunda se produjo el viernes, 48 horas después.

En agosto de ese mismo año, Mariano Rajoy siguió la misma secuencia, e igual ocurrió en octubre, cuando el entonces líder del PP logró ser investido gracias a la abstención del PSOE.

Según sea el formado que trace la presidenta del Congreso, y por tanto, el día de la primera votación, empezarán a contar los dos meses que la Constitución marca como plazo dentro del cual tiene que haber presidente.

Para que ello suceda, el candidato socialista deberá contar con los apoyos que le permitan superar los "noes" que garantizan PP (66), Cs (57) y Vox (24), es decir, 147.

Unidas Podemos, en esta aritmética, se antoja esencial, y así lo ha mostrado Sánchez en las tres reuniones que ha tenido con Pablo Iglesias desde que recibió el encargo del rey, el 6 de junio, pero las posiciones siguen distantes.

Sin embargo, el partido "morado", través de la portavoz de su Ejecutiva, Noelia Vera, ha demandado al presidente en funciones "una propuesta formal" para que las negociaciones se desatasquen, si bien ha dejado claro que antes de que la decisión sea definitiva, las bases se pronunciarán.

La petición de "propuesta formal" al secretario general de los socialistas, relacionada con un hipotético gobierno de coalición, o de cooperación como lo llaman en el PSOE, habría de precisarse en la nueva ronda de contactos que Sánchez abriría con los grupos parlamentarios en breve, antes de la fecha que Batet anuncie mañana.

Por ahora, esa posible ronda de contactos no figura en ninguna agenda, pero se presupone esencial si el presidente desea ampliar el nivel de apoyo; hasta la fecha, sólo tiene asegurado el del diputado del PRC, el cántabro José María Mazón.

Ni el PNV, ni ERC, ni JxCat, por citar tres grupos nacionalistas o independentistas, han desvelado cuál será su voto, aunque los partidos catalanes o han apostado por la abstención o no la descartan. El presidente del PDeCat, David Bonheví, ha reclamado una misma posición en el espacio neoconvergente, que ocupa también JxCat.

Ello no significa que cesen las advertencias, pues la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, ha reprochado a Sánchez la "irresponsabilidad" de no estar negociando.

Que no haya conversaciones es algo que no se cree Ciudadanos a tenor de las declaraciones que ha efectuado el secretario general, José Manuel Villegas.

A su juicio, el candidato socialista por encargo del rey está haciendo "teatrillo o teatro del malo" porque los pactos con Unidas Podemos y con las organizaciones nacionalistas se encuentran muy avanzados, por no decir ultimados.

Independientemente de lo que esté dialogando Sánchez, el PP tiene claro que no participará "ni activa ni pasivamente" en la investidura del líder del PSOE, tal y como ha subrayado el presidente de los populares, Pablo Casado.

La única condición que llevaría al PP a reconsiderar su decisión es una rectificación de la trayectoria del PSOE de los últimos años, la causante, a su entender, de que España se halle actualmente en "un laberinto".

El caudal de apoyos a Sánchez, por tanto, es insuficiente, pero el debate de investidura será este mes.

Hace unos días, desde el Gobierno y desde el PSOE se dijo que no habría otra intentona si la sesión de julio fracasa. El desenlace, llegados a este punto, será la repetición electoral.

La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, ha ahuyentado dicha opción este lunes.

La presión para que la investidura se dilucide a favor de Sánchez cuanto antes proviene también del PSOE: el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha urgido a que se forme Gobierno más pronto que tarde porque de ello depende la salud financiera de las comunidades autónomas.

Su homólogo valenciano, el socialista Ximo Puig, ha opinado que una nueva convocatoria electoral sería "un fracaso.

Tres reuniones con Pablo Iglesias

Con Iglesias, según ha trascendido, se han producido tres reuniones, una en el Congreso y las otras dos en el Palacio de la Moncloa, y el resultado tras ellas es un distanciamiento que, por el momento, aleja el apoyo de la formación "morada" a la investidura de Sánchez.

Con Casado, por su parte, el presidente en funciones se ha entrevistado dos veces: la que tuvo lugar en el Congreso a mediados de junio y en La Moncloa unos días más tarde.

Rivera acudió a la reunión del Congreso con Sánchez, pero no a la sede de Presidencia a la que fue convocado en días posteriores.

Así la situación, sin el respaldo garantizado de ninguna de estas tres formaciones, el candidato del PSOE a la investidura tiene intención de acudir a la sesión del Congreso.

Su propósito es acordar la fecha con Batet mañana, pero no será cara a cara por su obligatoria presencia en Bruselas, sino por teléfono. Recuerdan fuentes socialistas que no es la primera vez que la comunicación para tal fin se hace por vía telefónica.