Los líderes de la Unión Europea iniciarán este jueves la discusión sobre el reparto para relevar a los principales altos cargos de las instituciones europeas que concluyen este año su mandato y lo harán en una cumbre en Sibiu (Rumanía) a la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegará reforzado por su victoria en las urnas pero con el hándicap para España de la crisis en Cataluña.

En los últimos años, España ha perdido presencia en la Unión Europea, en gran medida lastrada por el impacto de la crisis económica, pero esta imagen "ha cambiado" y Sánchez llega reforzado como "el gran socialista" tras el resultado electoral, en palabras de una alta fuente europea.

Además, España se coloca como el tercer país de la Unión Europea gracias a la salida de Reino Unido del bloque y a que las tensiones de Polonia e Italia con Bruselas han relegado a estos dos países.

Sin embargo, la crisis en Cataluña y la incógnita de cómo evolucionará el desafío independentista es un "hándicap" que puede jugar en contra de España en la terna para optar a puestos destacados. "No es un factor que excluya, pero no ayuda", han explicado fuentes europeas.

Los países no han desvelado aún sus cartas formalmente, tampoco España, pero Sánchez, en un mitin, apuntó al ministro de Exteriores y cabeza de lista del PSOE a las europeas, Josep Borrell, como posible representante español en el Ejecutivo comunitario. Varias fuentes consultadas por Europa Press creen que podría ser un vicepresidente político en la nueva Comisión.

Sin embargo, el hecho de que cuente ya con un largo recorrido en la política nacional y comunitaria --fue presidente del Parlamento Europeo-- puede jugar en su contra, según diversas fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press, que creen que España tendría más opciones si su candidata es una mujer y no un candidato que "no ofrece nada nuevo".

"Hay que demostrar que esta vez es diferente, presentar un candidato que sea diferente, que no sea un hombre de pelo gris, de 70 años, de los Pirineos o de los Alpes", opinaba un diplomático en Sibiu, para subrayar el valor de una candidata mujer frente a perfiles equivalentes masculinos, como el de Borrell o el del negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, del que también se habla con fuerza en las quinielas.

Presencia de mujres y otros equilibrios

La de Sibiu es una cita informal en la que no se tomarán decisiones, pero el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quiere abrir ya la reflexión y pedirá a los líderes que vuelvan a verse dos días después de las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo, para darle un mandato claro para conducir las consultas e idear un "paquete" aceptable para todos.

Para ello, Tusk tendrá que cumplir varios equilibrios a la hora de diseñar un reparto de asientos que responda a todas las expectativas, es decir, que se vean representados tanto los grandes países como los pequeños, que haya diversidad geográfica y que estén presentes las principales familias políticas.

En este juego de contrapesos, también será clave que la nueva jerarquía responda al principio de igualdad de género y que haya mujeres de peso que ocupen al menos dos de los cargos sobre la mesa.

Por ello, en las quinielas se oyen nombres como el de la exministra francesa de Defensa Sylvie Goulard, el de la actual ministra de Defensa alemana, Ursula Von der Leyen, o el de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

El objetivo es lograr un acuerdo en el Consejo Europeo de junio para relevar al propio Tusk y a Jean-Claude Juncker al frente del Consejo y de la Comisión Europea, así como al presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, y la Alta Representante de Política Exterior de la Unión Europea, la italiana Federica Mogherini.

Aunque su designación no depende de los mandatarios pesará igualmente en el equilibrio quién será quien suceda a Antonio Tajani en la Presidencia del Parlamento Europeo en la próxima legislatura.

La Eurocámara, además, reclama que el presidente de la próxima Comisión Europea sea el cabeza de lista (o 'Spitzenkandidat') del partido europeo que gane las elecciones del 26 de mayo, aunque el Consejo ya ha dejado claro que no aceptará "automatismos".

Por ello, pierden posibilidades los candidatos oficiales del Partido Popular Europeo, el alemán Manfred Weber, apenas conocido fuera de la escena comunitaria, y de los socialdemócratas, el holandés Frans Timmermans.

La comisaria de Competencia y candidata no oficial de los liberales europeos, la danesa Margrethe Vestager, tiene a su favor ser mujer y su papel en el Ejecutivo comunitario, pero necesitaría el apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron, para hacer valer su candidatura.

Para relevar a Tusk al frente del Consejo, por su parte, hay una regla no escrita según la cual debe ser un exmandatario quien ocupe ese puesto y, aunque son varios los líderes que no van a repetir al frente de sus gobiernos, como la canciller alemana, Angela Merkel, ninguno ha expresado públicamente interés.

"No hay regla, pero hace falta alguien que haya estado sentado a la mesa, que entienda la realidad y la responsabilidad última de un jefe de Estado", explican fuentes europeas, que matizan que "nada está excluido".

En cualquier caso, España aspira a un puesto que "se corresponda con su peso" en una Unión Europea sin Reino Unido y "con una Italia desdibujada políticamente", según fuentes españolas.

Sánchez, además, quiere que la familia socialdemócrata europea tenga más peso en una Europa que, hoy por hoy, sienta a tres hombres conservadores al frente de sus instituciones.

Con ese telón de fondo, Sánchez tiene previstas este jueves reuniones bilaterales con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; el presidente francés, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel, y los primeros ministros de Italia, Giuseppe Conte; Países Bajos, Mark Rutte, y Bélgica, Charles Michel, han informado a Europa Press fuentes del Ejecutivo.