Desde los atentados del 11M en Madrid, en 2004, las fuerzas de seguridad han detenido en España a 770 personas y a otras 102 en operaciones en otros países. Sin bajar la guardia en todo este tiempo, el foco ahora se centra en los retornados de zonas de conflicto y, sobre todo, en los "homegrown" o radicalizados en casa.

Según los datos del Ministerio del Interior, esos arrestos tuvieron lugar en las 253 operaciones policiales llevadas a cabo en España y las 35 fuera de nuestro territorio.

Mientras, y se si contabiliza solo desde los atentados de Cataluña de agosto del pasado año, el número de detenidos es de 41, de los que 22 han sido arrestados en lo que va de ejercicio.

Han sido catorce años en los que la lucha antiyihadista no ha cesado, centrada ahora, según han subrayado expertos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, en los "homegrown", personas que ya se radicalizan en casa, que se quedan en España para actuar dentro de nuestras fronteras. "La mayor amenaza no va a venir de fuera", recalcan.

Podría ser el caso del hombre que hoy ha sido abatido por los Mossos d''Esquadra en Cornellà de Llobregat (Barcelona), cuando ha acudido armado con un cuchillo y ha intentado entrar al grito de "Allahu Akbar" (Alá es grande).

Un hombre nacido en 1989 Argelia pero, con NIE español, casado con una española, sin antecedentes y que no estaba siendo investigado.

También la célula que atentó hace ahora un año en Barcelona y Cambrils (Tarragona) es un ejemplo de estos "homegrown", resaltan las fuentes antes de subrayar el cambio que se ha producido en los modos de radicalización.

Así, si hace unos años eran las mezquitas y otros centros religiosos los focos de captación, Internet y las redes sociales les dieron después el relevo, con una intensa actividad proselitista en los últimos cuatro o cinco años.

Sin embargo, ahora los captadores "ya tocan menos las redes sociales" y solo lo hacen para una primera selección. Después, ya es en el "cara a cara" donde se culmina el proceso, tal y como indican los expertos de la Policía Nacional consultados por Efe, que también resaltan la radicalización de algunos en el entorno penitenciario y la procedencia de otros de la delincuencia común.

Como hoy se ha demostrado en Cornellà, la amenaza terrorista se mantiene, por eso los expertos consideran necesario seguir en el nivel 4 de alerta a pesar del retroceso del Dáesh, que ha reducido considerablemente su capacidad programática e ideológica.

No obstante, y mientras el Dáesh puede encontrarse en proceso de reorganización, las fuentes recuerdan que los momentos de mayor calma o aparente calma en la yihad han sido los más preocupantes y han precedido a grandes atentados, como los de Al Qaeda a finales de los 90 y principios del 2000.

Y dentro de los radicales preocupan aquellos actores solitarios que sufren algún tipo de psicopatía, una preocupación que también tienen países de nuestro entorno.

Lo han constatado las fuerzas de seguridad españolas, que han comprobado cómo algunas de las personas detenidas con planes avanzados de atentar, sufrían algún tipo de psicopatía preocupante.

Preocupante porque esas patologías pueden potenciar la "letalidad" de su acción y la "impredecibilidad" del propio individuo, añaden las fuentes de la Guardia Civil.

Hay otro colectivo que también está en el foco de los investigadores, que es el de retornados de zonas de conflicto, de Siria o Irak. En el caso de España se calcula que son 80 los que aún no han vuelto.

Plenamente identificados por las fuerzas de seguridad, los expertos creen que son peligrosos por la formación e instrucción adquirida en su integración en el Dáesh.

Opinan las fuentes que gran parte de ellos quiere volver a España y asumir una pena "mas o menos leve", pero hay un porcentaje que son "irreductibles" y pueden intentar cometer alguna acción, aunque no elegirían su país de origen para ello, sino otro donde la logística les favoreciera.

Convencidos de que no hay un perfil único del terrorista yihadista, insisten: "Genera inquietud e inseguridad no saber quién puede serlo", como apostilla uno de los consultados.

En todo este tiempo, las fuerzas de seguridad han desbaratado planes avanzados de atentado y han contado con el apoyo de la legislación, como la creación del agente informático encubierto o la aprobación del reglamento de precursores de explosivos, amén de las reformas del Código Penal.

Más allá de su labor, las expertos policiales hacen un llamamiento a toda la sociedad para involucrarse en esta lucha y para que sepa identificar cualquier señal de radicalización.