Los tres mandos policiales procesados por colaboración con organización terrorista en el caso Faisán, por el "chivatazo" que el 4 de mayo de 2006 alertó a ETA de una operación contra su red de extorsión, negaron ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que no compartían los fines de la banda armada.

Así lo manifestaron el exdirector general de la Policía Víctor García Hidalgo, el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros, durante su declaración indagatoria ante el magistrado, que ayer les comunicó su procesamiento por delitos de colaboración con ETA o encubrimiento y de revelación de secretos.

En declaraciones a los periodistas, el abogado defensor de Pamiés, José María Fuster-Fabra, explicó que los tres procesados negaron compartir las finalidades perseguidas por ETA en contestación a la única pregunta que formuló el fiscal Carlos Bautista en la declaración de los mandos policiales, que comparecieron de uno en uno ante el juez.

En el auto de procesamiento, Ruz sitúa a Ballesteros como la persona que entró en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa) y entregó a su dueño, Joseba Elosua, el teléfono móvil con el que se hizo el "chivatazo", cuya autoría atribuye a Pamiés, mientras que sostiene que García Hidalgo consensuó con este último "la acción del 4 de mayo".

El policía más temido

Según dijo Fuster-Fabra, su cliente leyó ante le juez "unos folios que había escrito" en los que explicó lo que significa, "para una persona que ha detenido a casi 500 terroristas, a casi 50 comandos, que en estos momentos es el policía en activo al que más teme ETA, que se le procese por colaborar" con la banda.

Para el letrado, la versión ofrecida por el jefe superior de Policía del País Vasco "ha desmontado completamente el contenido del auto" de procesamiento dictado por Ruz, al que acusa de haber "cogido una verdad oficial" y buscar "un culpable perfecto", que, en este caso, han sido Pamiés y Ballesteros por los cargos que ocupaban.

Al igual que sostienen en su recurso de reforma contra el procesamiento, las defensas de Pamiés y Ballesteros consideran que hay otras hipótesis que no se han investigado y que al situar a sus clientes como los "culpables perfectos", se desvía la atención de otras posibilidades permitiendo "todo tipo de elucubraciones".