La pandemia de coronavirus supone un respiro para la naturaleza. Sin embargo, está condicionando a algunos sectores que viven de ella como el de la pesca. Las medidas de seguridad han obligado a reducir el número de barcos que salen a faenar. Los pescadores se preocupan por su seguridad, cómo seguir faenando y mantener la distancia de seguridad en espacios reducidos. Preocupa mucho también la comercialización de sus productos. Con los restaurantes cerrados y frenadas las exportaciones en las lonjas se vende menos, y un precio más bajo. Pero el peligro mayor es que los congeladores se saturen con el pescado no vendido y esto obligue a los pescadores a cesar totalmente en su actividad.