La victoria de Agrupación Nacional en Francia y de la Liga en Italia han supuesto para la ultraderecha dos simbólicos triunfos que dan alas a quienes como Matteo Salvini abogan por un nuevo escenario de alianzas, a pesar de que sus triunfos no se hayan visto acompañados por ascensos de socios potencialmente claves.

Las formaciones ultraderechistas o antiinmigración se reparten actualmente en dos grupos en el Parlamento Europeo: la Europa de las Naciones y las Libertades (ENF), del que forman parte Le Pen y Salvini; y Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), donde se sitúa Alternativa para Alemania (AfD).

Además, el Fidesz del primer ministro húngaro, Viktor Orban, aunque forma parte del Partido Popular Europeo (PPE) ha iniciado una deriva antieuropea que ha llevado a su suspensión en la formación.

Salvini, ministro del Interior italiano, no ha ocultado su deseo de forjar nuevas alianzas, algo que quiso simbolizar este mismo mes en Milán reuniendo a representantes de formaciones como AfD, el Partido de los Finlandeses -antiguo Verdaderos Finlandeses-, y el Partido Popular Danés. La francesa Reagrupación Nacional, con Marine le Pen al frente, y el español Vox también estaban invitados a esta última cita, aunque no asistieron.

Salvini, que gobierna Italia de la mano con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), ha cumplido los pronósticos con una victoria que le permite erigirse en líder de facto de este nuevo eje. "Los antieuropeos son los socialistas y el centroderecha, que han convertido un sueño en una pesadilla y una jaula. Los enemigos de Europa son quienes están ahora en el poder", declaró recientemente.

Más ajustada que la de Salvini ha sido la victoria del partido de Marine Le Pen en Francia, que finalmente ha logrado imponerse al bloque que encabezaba el partido del presidente, Emmanuel Macron. Un margen de un punto le ha bastado para pedir la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.