Es probable que muchos hayan oído ya la palabra gigafactoría, popularizada por Tesla cuando inauguró su primera Gigafactory en el estado norteamericano de Nevada. Eso fue en 2014 y, desde entonces, ha construido dos más, en Buffalo, Nueva York, y en Shanghái, China. A finales de 2021 espera empezar a producir en una cuarta, en Berlín, y ya se encuentra construyendo una quinta, en Austin, Texas, en la que ya producen el chasis del Model Y. Las gigafactorías son, en esencia, plantas de fabricación de baterías, pero a lo grande.

Para entender el concepto es importante conocer las medidas que entran en juego con la electrificación. Mientras el kW es la unidad que mide la potencia, tanto de un motor, como, por ejemplo, de un cargador, el kWh es la unidad de capacidad de almacenamiento de energía, tanto de las baterías, como de las fábricas. Un GWh equivale a 1.000.000 kWh. 

Como su propio nombre indica, la mejor definición de gigafactoría sería la de fábrica con una capacidad de producción de baterías con una capacidad total superior al GWh, aunque también se ha usado el término para definir fábricas enormes. De hecho, la palabra ‘giga’, procede del griego ‘gigas’, que se traduce como gigante, por lo que podría considerarse gigafactoría a aquellas fábricas que ocupan grandes espacios de terreno. En ellas, además de producirse las baterías de los coches, se reciclan componentes para reducir el impacto ambiental de su ensamblaje o para darles una segunda vida, además de para reducir los costes operativos de su montaje. Tesla, en sus instalaciones, también produce vehículos y motores eléctricos.

Cada vez habrá más

Centrándonos en el concepto aplicado a la unidad de capacidad de almacenamiento de energía, desde que Tesla anunció la construcción de su primera Gigafactory de Nevada, han pasado seis años en los que el sector de la automoción se ha entregado a la electrificación sin concesiones. Grandes consorcios como Stellantis o el Grupo Volkswagen, como el resto de la industria, han tenido que desarrollar vehículos eléctricos que han lanzado o lanzarán en el futuro, en el que finalmente todo apunta hacia la electrificación total del sector.

Para ello hacen falta baterías, el componente clave de los coches enchufables y el más caro del conjunto. Actualmente, la mayoría de la producción de baterías la concentran firmas asiáticas como LG ChemSamsung SDI, o, desde Estados Unidos, la misma Tesla. Tras firmar acuerdos milmillonarios con estas firmas, las marcas más grandes de la industria han anunciado planes para levantar gigafactorías en Europa y así dejar de depender de las compañías asiáticas, y de paso reducir costes para abaratar coches.

El Grupo PSA, por ejemplo, ahora Stellantis, anunció el año pasado que levantaría dos plantas, una en Francia y otra en Alemania, con una capacidad total de producción de 48 GWh al año. Lo mismo ha hecho Nissan al anunciar una inversión de más de 1.100 millones de euros para crear la primera gigafactoría británica en Sunderland, que abastecerá la demanda de sus coches eléctricos producidos también en la ciudad. Más recientemente, el Grupo Volkswagen desveló sus ambiciosos planes para construir seis gigafactorías para el año 2030, cada una con una capacidad de producción de 40 GWh anuales, o lo que es lo mismo, 240 GWh en total. De momento se confirmó que las primeras estarían en Suecia, gracias a su alianza con Northvolt, y en Salzgitter, Alemania. 

No obstante, parece que la capacidad productora del consorcio alemán será mayor, porque Northvolt ha anunciado recientemente que ha levantado 2.750 millones de dólares procedentes de inversores privados, entre ellos Goldman Sachs y el mismo Grupo Volkswagen, que le permitirán incrementar la capacidad de su planta en 20 GWh hasta las 60 GWh, con lo que la capacidad de Volkswagen en 2030 será de 260 GWh anuales.

Al mismo tiempo, firmas asiáticas de producción de baterías, como LG Chem o SK Innovation, ya operan gigafactorías en Europa, en este caso en Polonia y Hungría, respectivamente. Ambas cuentan con acuerdos con firmas como BMW o la misma Volkswagen para la provisión de baterías. Las dos, asimismo, han protagonizado disputas legales en Estados Unidos en materia de competencia y operarán gigafactorías en el país en el futuro. Con todo, China sigue siendo el gran productor de baterías, concentrando el 70% de la producción mundial.

Claves para un mundo alimentado por energías renovables

Las gigafactorías no solo jugarán un papel vital en el sector del automóvil, sino que serán un pilar de la nueva economía. Desde hace años, firmas como Nissan estudian el uso de las baterías de sus vehículos como almacenes de energía, capaces de alimentar la instalación eléctrica de una casa. De hecho, en pruebas piloto, 148 baterías del Nissan Leaf fueron capaces de alimentar el Johann Cruyff Arena de Amsterdam, el campo de fútbol del Ajax.

En un futuro en el que las renovables jugarán un papel esencial para reducir el impacto medioambiental de la generación de energía, las baterías, estén en uso en un vehículo o sean recicladas, serán igualmente importantes para poder almacenar toda la energía generada por, por ejemplo, un parque eólico, y poder utilizarla días e incluso meses después. 

A un nivel más pequeño, un coche particular podría almacenar la energía generada por placas solares en el techo de una casa para poder usarla tanto para desplazarse, como para abastecer las necesidades de sus habitantes conectando el coche a la red eléctrica de la casa. Las gigafactorías serán esenciales para alimentar la demanda constante de nuevas baterías, así como para el reciclaje de las que ya han cumplido su misión bajo el habitáculo de un coche.