Punto y final. A partir del 1 de septiembre, 52 años después de que se inaugurara el primer peaje de España el 3 de julio de 1969, el tramo que unía Barcelona con Mataró, se pondrá fin a la concesión de autopistas en Cataluña. Atrás quedarán esas 20 pesetas y muchas historias alrededor de las vías de pago que a partir de ahora deberán buscar una fórmula de financiación pública.

Acaban las concesiones de las autopistas AP7, AP2, C32 norte y C33 que afectan a Aragón y Cataluña, lo que supone que se podrá ir (por fin) de Valencia a Barcelona gratis. La AP7, por ejemplo, dispone de un recorrido de 1109 kilómetros que van desde San Roque (Cadiz), siendo gratuito ya el tramo desde Altea-San Juan de Alicante, hasta La Jonquera (Girona, en la frontera con Francia).

La totalidad de los tramos gratuitos seran en la AP-7 entre Tarragona y la Jonquera; la AP-2 de Zaragoza a El Vendrell; el tramo entre El Papiol y Montmeló; la C-32 (de Barcelona a Lloret de Mar) y la C-33 (de Barcelona a Montmeló).

Con esta apertura y hasta que no se retiren las casetas de peaje, desde la Generalitat se recomienda a los conductores que pasen a la misma velocidad que los usuarios del pago teletac. Los vehículos deberán circular a baja velocidad, a unos 30 kilómetros por hora, a poder ser, para evitar posibles incidentes.

La nueva movilidad

Ayuntamientos y usuarios celebran la liberalización de las autopistas tras años de reivindicaciones. Mientras tanto, la Generalitat tiene previsto aprobar una obra de emergencia para el desmantelamiento de los peajes en las autopistas C-33 y el tramo norte de la C-32, en el que se incluirá la conservación de ambas vías, mientras se resuelven los flecos judiciales que penden sobre esta cuestión.

La previsión es que las estructuras de los peajes troncales de estas dos vías -dos en la C-32 norte y uno en la C-33- estén completamente desmantelados antes de fin de año y que los peajes secundarios en las diferentes entradas y salidas de la C-32 norte se eliminen durante el primer semestre de 2022.