José de Anchieta será declarado santo por el Papa Francisco en Roma el 2 de abril, lo cual significa, en particular, una gran satisfacción y un honor para La Laguna, ciudad donde nació y vivió hasta los 14 años de edad, para luego viajar a Coimbra.

La Laguna guarda muchos recuerdos de Anchieta, entre los que sobresale una reliquia suya, custodiada en la Catedral de La Laguna. Fue traída por Marcos Abel Afonso González, de la Hermandad de Caballeros del Padre Anchieta, y entregada a dicho templo por Bonfilio Marrero Salas.

El documento que acompaña a la reliquia, con fecha 21 de abril de 1988, dice textualmente: "Luis, Cardenal Lorscheider, arzobispo de Fortaleza (Brasil), doy fe de que hemos reconocido las sagradas partículas de los huesos del beato José de Anchieta, extraídas de sus lugares auténticos, colocadas en una teca metálica, de forma redonda, protegidas con un cristal y atadas con un cordón de seda de color rojo y selladas con nuestro sello, y que las hemos entregado con la facultad de tenerlas consigo, darlas a otros, y exponerlas a la pública veneración de los fieles en cualquier iglesia, oratorio o capilla pública, a tenor del Derecho Canónico".

Otro recuerdo que conserva La Laguna es la pila de toba roja del país donde, según la tradición, fue bautizado el beato el 7 de abril de 1534 en la parroquia de Nuestra Señora de Los Remedios, pasando luego dicha pila a Santo Domingo donde está actualmente depositada.

Su partida de bautismo, que figura en el libro I de la iglesia de Los Remedios, se custodia en el Archivo Histórico Diocesano de Tenerife y dice: "José, hijo de Juan de Anchieta y de su mujer, fue bautizado el 7 de abril por Juan Gutiérrez, vicario y sus padrinos fueron Domenigo Riso y don Alonso".

Grabados de Anchieta hay uno en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, en cuya parte inferior y escrito a mano se dice que fue beatificado por el papa Juan Pablo II. Se sabe que data de 1737 y que fue hecho por el artista Villalobos, por encargo de la familia de Anchieta.

Con anterioridad a dicho grabado, hay otro en el libro titulado "Compendio", de Baltasar de Anchieta Cabrera San Martín, del que parte la corriente iconográfica canaria de Anchieta, según destaca el periodista e ilustre investigador del beato lagunero Eliseo Izquierdo.

Hay un cuadro de gran formato con la figura de Anchieta del pintor Domingo Quintana, hijo del mejor artista del barroco canario, Cristóbal Hernández de Quintana. La obra se debe a un encargo del regidor Anchieta y Alarcón. Actualmente la obra pictórica es propiedad del Cabildo de Tenerife y se encuentra expuesta en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife (Casa Lercaro).

Otro cuadro que destacó Eliseo Izquierdo es el de la iglesia de San Diego del Monte, posiblemente del ya citado Domingo de Quintana.

En la parte escultórica destaca la imagen que hizo en 1980 José Siverio Pérez y que está expuesta al culto en la Catedral. La obra está realizada en madera de cedro policromada a tamaño natural y es la que saca en procesión y venera la Hermandad de Caballeros del Padre Anchieta.

También sobresale la escultura de la iglesia de San Juan, que se venera desde 1998, realizada en cedro sin policromar por el escultor palmero Julio Fernández Pérez. En el Obispado y en dos colecciones particulares se conservan ejemplares de la escultura que modeló Enrique Cejas Zaldivar en 1981. Otras dos obras igual que la citada se encuentran en Sâo Paulo.

Está demostrado que en la casa de la plaza del Adelantado vivió Anchieta, pero no así el que naciera en la misma, pues vino al mundo, según los últimos estudios, en la vivienda que existió en la calle Viana, donde hoy está la huerta del convento de Santa Clara.

La hipótesis de que Anchieta vivió en la actual casa de la plaza del Adelantado, cuya fachada la restauró Diego Benítez de Anchieta el 25 de junio de 1607, se demuestra u queda ratificada en el testamento del citado personaje, al afirmar que si canonizaran o beatificaran a su tío José de Anchieta, deseaba que a los padres del convento de Santo Domingo les tocara el aposento del beato y que en la misma habitación edificaran un oratorio para decir misa y bajo su advocación.

Esto es parte del legado de José de Anchieta que hay en La Laguna, por lo cual, como ha dicho el alcalde, Fernando Clavijo, se merece que la casa en la que vivió sea dedicada a un museo para honrar al nuevo santo.

De esta forma, en dicha edificación se podrá honrar al poeta, prosista, lingüista, misionero y fundador de Sâo Paulo, que dedicó su vida a la formación humana y cristiana de los indígenas de Brasil.

Realizó milagros y sanaciones, no temiendo a nada, como cuando le salió una víbora y la retuvo y la pisó con su pie.