La Palma
Palabra de una indiana
La actriz grancanaria desembarca en el Festival de la Palabra de Garafía con ‘La Indiana’

Saida Santana (Gran Canaria, 1975). | | / VICENTE SANZ DE LEÓN
D. N.
Saida Santana (Gran Canaria, 1975) dará vida a su bisabuela el viernes en el Festival de la Palabra de Garafía. La actriz la resucitará en la Casa de la Cultura a través del monólogo ‘La Indiana’.
Acaba de salir de una sesión de rodaje de La Encrucijada, la serie que Antena 3 ultima como uno de sus principales reclamos para incorporar a la nueva programación, pero ya tiene la cabeza puesta en La Indiana, el monólogo que el próximo viernes, a las 20:30 horas, interpretará en el Festival de la Palabra de la Villa de Garafía. «Va a su ritmito, pero me gusta hacer estos bolos en lugares bonitos», confiesa Saida Santana (Gran Canaria, 1975) sobre un proyecto que la llevará a la Casa de la Cultura garafiana para reencontrarse con su bisabuela.
Santana, doctora de Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos, es como Juan Palomo, es decir, yo me lo guiso, yo me lo como. Escribe, promociona e interpreta La Indiana. Sólo le queda acomodar a cada espectador en su silla correspondiente, pero todo se andará. La pasión con la que habla de este proyecto se alimenta por dos vías: la que genera una creadora que al final logra levantar una idea y, otra mucho más personal, que tiene que ver con el rol que juega su bisabuela en La Indiana. Ella es el motor de la representación y, a su vez, la inspiración que dio pie a un viaje emocional anudado a las raíces del pueblo canario.
Ahora que a diario se habla y escribe de los flujos migratorios entre África y Canarias, Saida retrocede en el tiempo para dar vida a un episodio de carne y hueso protagonizado por unos antepasados en Cuba. «Se fue en 1905 y regresó en 1917», acota cronológicamente para resaltar la figura principal de La Indiana. «Que la mujer tenga todo el protagonismo en el teatro no es lo habitual, mucho menos que se le entregue a una mujer campesina y, aún menos, a una mujer campesina y encima canaria», enumera antes de poner a los lectores en situación.
«Es un proyecto chiquitito en el que rindo un homenaje a la figura de mi bisabuela... Me gusta llevar este monólogo a lugares bonitos como el Festival de La Palabra de Garafía»
«Me he hecho este regalito»
«Contar la historia de mi bisabuela es un regalito que me he hecho», avanza en el arranque de una conversación en la que deja claro que «lo normal era hablar del indiano; del hombre que partía de Canarias a Cuba y regresaba con una perrillas para sacar adelante a su familia en las Islas... Menos habitual es ponerte en la piel de una mujer en un momento clave de su vida. Se queda viuda con 42 años, es madre de cinco hijos y empieza a hacerse preguntas sobre cómo va a sacar adelante el trabajo que le espera». El resultado de esa fotografía es un retorno a Gran Canaria para empezar casi de cero y en solitario, sin la necesidad de volver a casarse. «Mi bisabuela llegó a ser lo que fue porque se ganó el respeto de los hombres por su trabajo», rescata en una fase del diálogo en la que recuerda que «vendía semillas de rábanos para que cuando la producción se acabara el terreno estuviera ya preparado para la siguiente cosecha».
Romper la cuarta parte para interactuar con el público es la clave para entender esta aparición fantasmal. «Dar forma a una conversación en la que el público sólo va a oír mi parte no es una tarea sencilla porque te exige generar una carga dramática importante», destaca sobre la colaboración del dramaturgo Fernando Calzadilla. Tan decisivo como construir esa tensión entre la actriz y los espectadores fue planificar una labor de documentación que recayó sobre la figura de Juan Santana Alemán, su padre y, por consiguiente, nieto de Antoñita La Indiana. Ella [Antonia Alemán Navarro] busca a un nuevo familiar al que contar lo duro que resultaba entonces que una campesina reivindicara su independencia y libertad en un mundo de hombres. «Me permití la licencia de elegir al miembro más joven de la familia para que recibiera esta lección de vida –habla de la pequeña Candela–, su palabra será el legado de libertad que ella deje a las generaciones posteriores», sostiene sobre una trama que en la Isla Bonita se va a entender muy bien porque «el vínculo que existe entre La Palma y Cuba es bastante sólido».
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