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El fuego de Puntagorda arrasó casi 10.000 ejemplares de especies protegidas

Parcelas de repoblación de plantas en peligro fueron afectadas gravemente por las llamas, que comenzaron a mediados de julio y tardaron varios días en ser controladas

Un agricultor afectado por el incendio de Puntagorda revisa el estado de su finca. Andrés Gutiérrez

El incendio que se inició en el municipio de Puntagorda a mediados del pasado mes de julio, que quemó casi 3.000 hectáreas y dejó además de una treintena de infraestructuras públicas, bodegas y viviendas destruidas, también arrasó con casi 10.000 ejemplares de especies vegetales protegidas.

El fuego se inició con un frente muy amplio en zona urbana que fue avanzando rápidamente hasta afectar a Puntagorda, Tijarafe y el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente. En este tiempo, y mientras han seguido realizando labores de refresco en la zona, se ha podido ir evaluando los daños que el fuego originó en la vegetación, especialmente en aquellas plantas que se encuentran amenazadas.

Una de las especies más afectadas ha sido la bencomia de cumbre (Bencomia exstipulata) con una estimación en torno a los 1.600 ejemplares quemados, de los 9.322 que el Parque tenía inventariados antes de la llegada del fuego. Se trata de un endemismo canario raro y escaso que en La Palma se protege desde hace años gracias al Plan de Conservación de la Flora del Hábitat de las Cumbres. Todos los ejemplares que se han perdido en este incendio eran sembrados o repoblados.

A su llegada a La Caldera, el fuego quemó la parcela de reproductores de esta especie ubicada en el Llano de las Ánimas, creada en 2003 y la de Garome instalada en 2001. También se quemó más de la mitad de las dos parcelas de Jieque de 2001-2002. A esto se le suma la pérdida de plantas aisladas adultas diseminadas por el área, procedentes de una siembra realizada desde medios aéreos el año 2006.

Junto a la bencomia, el incendio de La Palma afectó también a otras especies amenazadas como el tajinaste azul genciano (Echium gentianoides), considerado «prioritario» también en los procesos de siembra y repoblación, y una de las imágenes más conocidas de la isla cuando están en floración. Según los datos recopilados, se han quemado unas 840 plantas de las 8.109 que había censadas.

A esto se le añaden 950 ejemplares de tajinastes rosados (Echium perezii), de más 30 centímetros de diámetro, también procedentes de siembras o repoblaciones. En censos previos había 13.005 plantas de estas características. Y unos 320 ejemplares del retamón palmero (Genista benehoavensis) de los que 200 habían crecido de manera natural mientras que el resto mediante siembras y repoblaciones. Según el último inventario, había 16.097 plantas y de ellas unos 10.000 eran ya adultos.

Sin olvidar la pérdida de seis parcelas experimentales al oeste del Roque Palmero, que fueron arrasadas por el fuego y que desde el Parque Nacional comenzarán nuevamente a restaurar a primeros de septiembre.

En cuanto a especies no catalogadas, se han quemado por el área afectada unos 1.100 ejemplares, la mayoría adultos, de Spartocytisus supranubius; unos 4.800 ejemplares de Chamaecytisus proliferus, de todos los tamaños, y unos 253 ejemplares adultos de Teline stenopetala.

Hay que destacar la importancia del Plan de Conservación de la Flora del Hábitat de las Cumbres que se está llevando a cabo y que ha permitido que especies como las anteriormente mencionadas hayan seguido creciendo en la Isla.

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