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Vino de tea, sabor histórico

Investigaciones apuntan a la singularidad de la composición de estos vinos elaborados tradicionalmente en barricas de la madera del pino canario

Vino de tea, sabor histórico El Día

La segunda semana de noviembre, coincidiendo con la celebración de San Martín, en La Palma se «jura la pipa», siguiendo tradiciones históricas y descubriendo los nuevos caldos que han madurado durante los últimos meses en barricas.

Variedades de todo tipo hacen que los vinos palmeros sean reconocidos más allá de sus fronteras, con especial mención para la malvasía, pero también con reconocimiento para algunas menos conocidas por el gran público, pero que atraen al paladar sabores históricos de la madera. Uno de ellos es el vino de tea, elaborados con uvas Negramoll y Albillo que envejecen en barricas de esta madera del pino canario, lo que le confiere un intenso aroma y sabor típico de resina. Son vinos de suave capa rojo cereza con tonalidades tejas, de aromas frutales y herbáceos integrados en un fondo reinoso, que por sus características recuerdan los vinos griegos Retzinas.

Dentro de la Denominación de Origen de Vinos de La Palma, en la subzona Norte se autoriza la denominación ‘Vino de Tea’ en el etiquetado de aquellos vinos blancos, rosados o tintos, que adquieren sus cualidades por envejecimiento en envases de madera del corazón del pino canario, ya que la barrica de roble o castaño ha sido aquí sustituida tradicionalmente por otra de esta madera.

Los vinos de tea los más tradicionales en la comarca Noroeste, que incluye los municipios de Garafía, Puntagorda y Tijarafe. Se trata de una ladera muy pendiente, cortada por numerosos y profundos barrancos y en la que la mayor parte del viñedo se encuentra en cotas altas, situadas entre los 800 y los 1.500 metros de altitud.

Son vinos que suelen madurar antes y aportan a la mezcla la cantidad de azúcar necesaria.

Vino singular

Una verdadera joya histórica sobre la que han surgido nuevas investigaciones, como la dada a conocer recientemente por un grupo de investigadores del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) del CSIC sobe la composición volátil de los vinos de tea palmeros que podría allanar el camino para su tipificación. Los resultados de este trabajo, además de confirmar que los caldos de barricas de tea presentan perfiles volátiles con características únicas, también apuntan a que la concentración de α-terpineol podría ser el parámetro clave para determinar lo que productores tradicionales consideran «auténtico» vino de tea.

Los investigadores Pablo Alonso González y Eva Parga Dans, del IPNA-CSIC, y Jordi Ballester, del Centre des Siences du Goût et de l’Alimentation de Dijon, diseñaron un estudio en el que se analizaron vinos de tea de La Palma junto con una muestra de control y un vino griego retsina. Mediante cromatografía de gases y espectrometría de masas se determinaron las concentraciones de varias familias de compuestos volátiles varietales y fermentativos y los resultados mostraron, independientemente de la variedad de uva, la presencia significativa de la familia de los terpenos, especialmente el terpinen-4-ol y el α-terpineol probablemente derivado del contacto con la madera resinosa de las barricas.

También se observó que las muestras de los productores artesanales tradicionales presentaban concentraciones de α-terpineol significativamente mayores que las muestras de las bodegas comerciales y había una clara correlación entre el tiempo de envejecimiento del vino en barricas de tea y un fuerte aumento del α-terpineol. Además, el análisis de los componentes principales mostró que tanto el vino de tea tradicional como comercial se diferenciaban claramente de la retsina griega.

Aunque los investigadores señalan la necesidad de ampliar y mejorar este estudio piloto, los resultados provisionales apuntalan la hipótesis de que la concentración de α-terpineol puede considerarse un marcador de la tipicidad del vino de tea. Esta circunstancia facilitaría a su vez la labor de tipificación de Denominación de Origen Vinos de La Palma de este caldo singular, único en el mundo y en vías de desaparición.

En peligro

Otro estudio realizado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos La Palma y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología también permitió realizar un censo de las barricas que aún siguen madurando estos vinos en la Isla. Son un total de 173 localizadas en los municipios de Garafía, Tijarafe y Puntagorda las localizadas tras ocho meses de intenso trabajo recorriendo la zona.

En un principio, los investigadores trabajaban con la hipótesis de que cada familia de la comarca noroeste de La Palma podría poseer, al menos, una pipa de tea lo que supondría un total de más de mil barricas.

Se da también la circunstancia de que durante el desarrollo del trabajo los investigadores identificaron a medio centenar de propietarios renuentes a participar en el estudio por diferentes motivos, lo que apuntala la hipótesis de una cifra de pipas mucho mayor que la presentada en las conclusiones.

En cuanto a su distribución, la mayor parte de las barricas inventariadas se encuentra en los municipios de Tijarafe, Garafía y Puntagorda, aunque también se han estudiado otras en El Paso, Los Llanos de Aridane, Puntallana y Mazo. Los investigadores estiman que buena parte de estas pipas son centenarias, aunque su edad exacta se desconoce y ha sido calculada a partir de los recuerdos de los entrevistados. Así, el rango de edad de estas barricas oscila entre los más de 200 años de las más antiguas y los 60-90 años de las más recientes, construidas en el periodo comprendido entre 1930 y 1960. Otro dato destacable es que ninguna pipa es igual a otra, presentando una notable heterogeneidad en cuanto a dimensiones y capacidad, lo que subraya el trabajo artesanal y no estandarizado asociado a la tonelería.

De las 173 barricas inventariadas, solo 26 seguían en uso en el momento del estudio, lo que revela el abandono que está sufriendo la elaboración del vino de tea artesanal. Como motivos de este escenario se apunta, por una parte, a la decadencia de la elaboración del vino familiar y, por otra, a que su consumo doméstico y cotidiano ha desaparecido. Por fortuna, cuatro de las bodegas profesionales de la comarca noroeste de La Palma, bajo las marcas Vitega, El Níspero, Taedium y Viñarda continúan apostando por el vino de tea entre sus elaboraciones y con el sello de la Denominación de Origen Vinos de La Palma.

Únicas

Mención aparte merecen los datos etnográficos recopilados durante la realización del inventario y que abren el camino a la exploración de las historias ligadas a la producción de este vino singular. Cada una de las barricas de tea existentes es, en términos patrimoniales, única e irrepetible. Actualmente es imposible fabricar nuevas barricas de corazón de pino canario por un doble motivo: por la protección de dicha conífera y por la desaparición de la profesión de la tonelería.

El trabajo de investigación evidencia el potencial cultural, social y económico de un fenómeno único en el mundo que, de potenciarse y ponerse en valor, podría ser un exponente único de La Palma a nivel gastronómico y vitícola, junto a las famosas malvasías del sur de la Isla.

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