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Una quincena de vecinos regresa por unas horas a sus casas en Puerto Naos

El proceso de desescalada permite el acceso a las viviendas para desarrollar tareas de limpieza | Se realizó un análisis de la presencia de gases en los edificios elegidos

Vecinos ayer en su domicilio, acompañados de un técnico. E. D.

El proceso de desescalada para el regreso de vecinos a las zonas de exclusión en los barrios costeros de La Bombilla y Puerto de Naos, en la costa del Valle de Aridane, ha comenzado con la entrada de una quincena de estos residentes a sus domicilios para poder efectuar trabajos de limpieza tras más de un año sin poder regresar a sus casas. Vigilados y controlados por los equipos de emergencia, en todo momento se realizó un seguimiento pormenorizado de la presencia de gases en los edificios elegidos para estos primeros accesos, situados en la calle Cruz Roja de Puerto Naos.

Así lo explicaba el jefe del Servicio de Bomberos La Palma, Germán Pérez, quien recalcó que el proceso de los accesos comienza con la lectura de los gases en las zonas comunes del edificio, para posteriormente ir entrando vivienda por vivienda para «si está todo en condiciones permitir la entrada de los propietarios». En caso de registrar valores negativos, por encima de los 701 ppm, se procede a la ventilación de esos espacios. Además, cada acceso se limita a dos horas, tiempo en el que cada vecino «puede hacer lo que quiera» en su casa.

En ese mismo sentido se pronunció Rafael García, técnico del Servicio de Seguridad y Emergencia del Cabildo de La Palma, afirmando que se trata de una labor que se ha estado planificando en los últimos meses, tomando datos en todos los edificios «para ver las posibilidades que había». Por eso, añadió el técnico, a partir de esta semana «haremos estos acompañamientos a los vecinos, organizado por zonas, con opciones de que todos los vecinos de acceder a sus viviendas», recordando también que esa presencia se realiza tan sólo durante dos horas, teniendo que abandonar después la zona de exclusión.

Uno de los residentes que regresó a su casa en esta jornada fue José Rodríguez Leal. Es la primera vez que lo hace desde que erupcionó el Tajogaite. Allí, se ha encontrado una casa «un poco desordenada», comentó, añadiendo que «era de esperar». El color negro de la ceniza emanada del Tajogaite es la constante. «En las terrazas hay mucha arena y bastante polvo en las habitaciones como consecuencia del viento», se lamentó. Ya tenía una idea preconcebida de lo que se iba a encontrar tras el tiempo transcurrido, recalcando que «a partir de ahora, puesto que hay dos días en semana para hacer limpieza, vamos a venir para mantenerlo en condiciones». En su mente se prepara para el invierno y evitar que las lluvias «ocasionen más daño que el que hubo hasta ahora», destacó.

A nivel emocional, después de un año de no poder estar en su casa, «tengo sensaciones que no sabría explicar», indicó José Rodríguez, quien recalcó que «tenía ganas de venir, pero al mismo tiempo con incertidumbre de lo que me podría encontrar».

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